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Humor, fiesta y reflexión marcan el arranque del Festival de Cine Europeo de Sevilla

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Amalia Bulnes

Parecía todo tener sentido, estar muy bien guionizado y encajar como piezas de un reloj: 'Two friends', comedia francesa sobre “lo patético que resultan dos treintañeros ocupándose sólo de que los quiera una chica” -en palabras de Louis Garrel, su director-; actores jóvenes como Rubén Ochandiano recordando a Los Goonies y una gala de tono desenfadado, ciertamente ligera -en el buen sentido de la palabra- y huyendo y criticando la impostura que puede llegar a alcanzar el cine de autor o, lo que es más, poniendo el foco en el cliché del crítico afectado, que haberlos haylos pero que, a juzgar por las carcajadas del auditorio, o nadie se reconoce en ellos, o fueron risas nerviosas de pura identificación con la caricatura. “¡¡¡Odio el cine doblado, el cine doblado es una aberración!!!”, así dio comienzo anoche el actor Carlos Areces a la gala de apertura del Festival de Cine Europeo de Sevilla. El grito de guerra contenía tanta verdad como parodia y, ya desde el comienzo, levantó los aplausos del público y marcó las bases, no sólo de la noche, sino de la línea de programación y el ambiente a caballo entre lo festivo y lo reflexivo que pretende -y lo logra- ser este festival.

Areces (Los amantes pasajeros, Mi gran noche...), por tanto, fue anoche un conductor perfecto para abrir los ocho días de cine que se despliegan desde hoy en Sevilla: subió al escenario a tres generaciones de actores locales que tienen voz en la escena nacional, como son el gran Antonio Dechent, la solvente y espléndida en su madurez Cuca Escribano y la belleza insolente de Ingrid García-Jonsson, que entra por derecho propio en el SEFF como miembro del jurado del Festival; tiró de humor negro -negrísimo-: “Si fuera actor extranjero, me hubiera gustado que me doblara Constantino Romero... Pero hace tiempo que no me coge el teléfono”-; y supo sacar lo mejor y traerse a su terreno al director de la película inaugural, Louis Garrel, y su actor principal, Vincent Macaigne, que después de varios chascarrillos, se atrevió a afirmar sobre el escenario del Teatro Lope de Vega: “Como ven , no somos sólo dos tontos en la película que van a ver ustedes a continuación, sino en la vida real”... En un alarde de conexión con el humor autocrítico y faltón de Areces, que desengrasó con acierto la pesadumbre que al público general le puede producir el cine independiente europeo.

Nada más lejos. Horas antes, Louis Garrel -el primero en abrir una ecléctica Sección Oficial donde se trufan jóvenes autores con cineastas tan reconocidos como su propio padre, Phillipe Garrel- explicaba que, para su ópera prima, Two Friends Two Friends-que aún se puede ver repartida en varios pases-, ha tirado de tono ligero,  a modo de comedia, sin tintes de crítica social, de la que puede abusar en cierta medida el cine europeo. “Me pueden acusar de ligero, de liviano. Sí, puedo parecer vanidoso y diletante, pero realmente he hecho una película muy francesa”.

Para Garrel, su primera película detrás de la cámara -aunque también la protagoniza junto con Macaigne y la actriz iraní Golsfihtef Farahani- podría considerarse como un “manifiesto de la inmadurez”. “Todos vamos a tener siempre 15 años en nuestras cabezas. Yo al menos creo que me preocupan consideraciones que son adolescentes. Siempre pienso que mañana seré yo mismo....”. Disfrutemos por tanto de hoy, parecía decirnos Garrel; parecía decirnos Carlos Areces y, si me apuran, parece que nos dice este Festival.

Timothy Spall

Entre tanta ligereza, tan sólo rompió el guión el actor británico Timothy Spall, más grave, tomándose muy en serio la concesión del Premio Ciudad de Sevilla que le concedió anoche el Festival de Cine Europeo y le entregó el alcalde de la ciudad, Juan Espadas. Spall tiró de las bonanzas del azar y recordó que “el año pasado estaba en Los Ángeles promocionando Mr. Turner cuando recibí un e-mail que me comunicaba que me habían premiado en Sevilla por este personaje. Yo no sabía ni que la película se proyectaba aquí, y me dio una tremenda pena estar tan lejos, en una ciudad tan aburrida con una promoción tan pesada, y no poder venir a recogerlo. Y hoy, un año después, estoy al fin con ustedes y recogiendo un premio. Me siento doblemente premiado, no puedo estarles más agradecidos”, pronunció en un tono tan correctamente británico como sincero.

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