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El primer piso expropiado es propiedad de la banca española en la sombra

Banca

Fernando Vicente

Bajo el enigmático nombre del dueño del piso cuyo uso acaba de ser expropiado por la Junta de Andalucía en Huelva, para evitar un desahucio, se esconde en realidad un típico ejemplo de lo que en el ya de por sí oscuro mundo financiero denominan “banca en la sombra”. Una práctica que algunos sostienen que en España no existe, pero que, como demuestra esta expropiación, 'haberla, hayla'.

Así, el piso cuenta con una hipoteca emitida por un banco. Éste, para sacarle aún un mayor beneficio que el interés que se comprometió a pagar el comprador del piso, se la vende a un fondo de inversión creado por él mismo, que la agrupa con otras muchas y las pone a la venta en el mercado financiero: AyT Fondo Hipotecario Mixto III. Éste es en realidad un montón de hipotecas de diversa calidad (unas más solventes que otras) aportadas por Caja Granada y el grupo La Caixa, para poder así venderlas a terceros como una inversión.

No es otra cosa, por tanto, que un vehículo financiero exactamente igual a los ya famosos activos tóxicos que generaron la debacle financiera del verano de 2007, hace ahora cinco años: hipotecas basura agrupadas junto a otras más solventes en un fondo que se vende a los inversores con promesa de alta rentabilidad.

A este tipo de productos financieros se les llama banca en la sombra, o banca paralela, porque sirven, pues, a la banca tradicional para prestar y captar dinero en el mercado, pero sin estar sometida a los exahustivos controles de los bancos, que han de cumplir exigencias de capital mínimo, solvencia, liquidez, etcétera.

Tan gigantesca y peligrosa como en 2007

Tras el fiasco de 2007, la actividad de la banca en la sombra decayó. Ante el susto, los líderes mundiales, reunidos en la cumbre del G-20 en Seul del año 2008, decidieron crear un instrumento de vigilancia y control de la banca en la sombra. Bautizado como Consejo de Estabilidad Financiera (CEF), tiene el objetivo de poner coto a sus prácticas para evitar que vuelva a poner en peligro al sistema financiero global.

Lo primero que hizo fue un estudio del tamaño de esta banca finaciera. En él afirmó: La banca en la sombra “creció de 23 billones en 2002 a 50 en 2007. Cayó un poco hasta los 47 billones en 2008, pero se recuperó hasta los 51 billones en 2010”. El tercer informe sobre la situación de la banca en la sombra se emitirá en noviembre, pero el segundo, publicado hace ya 13 meses, decía que la banca en la sombra seguía sumando esos 51 billones “que equivalen a la mitad de todo el sistema bancario” mundial.

En otras palabras, la banca en la sombra es hoy, al menos, tan gigantesta como lo era en 2007, antes de la crisis financiera global. Crisis generada por las hipotecas basura de la banca en la sombra estadounidense a través de fondos similares al propietario del piso de Huelva.

Y al menos igual de peligrosa. Porque a pesar de lo urgente que era cambiar las reglas de juego de la banca y “poner coto”, según decía el G-20 en 2008, a la banca en la sombra, cinco años después apenas si hay unas recomendaciones publicadas por el CEF el 29 de agosto pasado, que la Unión Europea recogió en las suyas propias cinco días después. Por ahora, el poderoso lobby financiero internacional ha conseguido que sigan siendo sólo eso, recomendaciones.

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