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El empleo sólo ha crecido a temporal y a tiempo parcial desde la reforma laboral

Cuadro de empleo en Andalucía.

Olga Granado

Independientemente de que las cifras del paro que periódicamente arrojan las estadísticas oficiales, y que son matizables por cuestiones como el efecto desánimo que hace que muchos desempleados ya no cuenten porque están hartos de demandar sin respuesta o por los que han emigrado, hay otra realidad y es la poca calidad de ese empleo que se está creando tímidamente. Basta con ver el caso de Andalucía, la comunidad autónoma más poblada y la que porcentualmente presenta los mayores índices de desempleo (más del 35%): poco más de la mitad de los contratos en Andalucía son indefinidos y a jornada completa. Las cifras de la EPA muestran en el segundo trimestre de 2014 como la población asalariada con este régimen es de 1.209.200 personas, un 56,6% de la población activa. En Andalucía más del 20% de la población asalariada cuenta ya con jornada parcial (20,8%), porcentaje que supera en más de tres puntos porcentuales al de la media nacional y en más de cinco puntos el existente a finales de 2011 (15,5%).

En los últimos 12 meses, sólo el 3,3% de los contratos que se registraron en Andalucía eran indefinidos, porcentaje que mantiene el suelo marcado en 2013 y continúa suponiendo menos de la mitad del porcentaje que arroja la media nacional, situado ahora en el 7,7%. El 96,7% restante de los contratos en Andalucía son temporales. Es más, si los comparamos con el número de asalariados con contrato temporal existente arroja un índice de rotación que supera los cinco contratos temporales al año por asalariado.

Son datos que ha recogido un informe del sindicato CCOO-A en que se alerta del “fuerte deterioro en la calidad del cada vez más escaso empleo”. El sindicato considera que este proceso ha sido impulsado con las últimas reformas laborales, y con especial virulencia con la de 2012 bajo el Gobierno de Mariano Rajoy, “que están consiguiendo que lo normal, un puesto de trabajo con contrato indefinido y jornada completa, se aproxime cada vez más a la excepción”.

El daño que ha experimentado el empleo de calidad -si consideramos como tal el indefinido y a jornada completa- ha sido mayor que para el resto. De hecho, las últimas oleadas de la EPA que han arrojado leves descensos de paro lo dejan claro. Basta con comprobar el último año -es decir hasta la EPA de junio de 2014- que muestra que la población asalariada ha aumentado en 18.200 personas en Andalucía. Pero el incremento procede exclusivamente de empleos temporales y a jornada parcial, que aumentan en 47.600 y 20.100 personas respectivamente. Los que cuentan con jornada completa y contrato indefinido han disminuido en 49.500 personas.

“La pérdida de ocupación se inicia al principio de la crisis afectando principalmente a quienes contaban con contrato temporal dentro del sector privado, y se recrudece tras la aplicación de las sucesivas reformas laborales, las cuales propician la destrucción del empleo indefinido y del sector público de los últimos años”, apuntan los autores de este estudio. Esto tiene como consecuencia que se está produciendo un intenso proceso de sustitución de empleo de calidad por otro temporal y a jornada parcial, “lo que implica una creciente precarización y devaluación del puesto de trabajo, con el consiguiente deterioro de la calidad de vida de los trabajadores y una generalización del componente más volátil y con menor valor añadido de nuestro tejido productivo”. Desde CCOO-A explican que este rasgo implica que nos alejamos del modelo de los países más desarrollados “y volvemos a basar la posible recuperación sobre las actividades más expuestas a los vaivenes de los mercados”.

De hecho, los leves repuntes que ahora se aprecian son todavía de poca importancia -de mantenerse la tendencia de los últimos 12 meses haría falta una década para volver a conseguir los niveles de ocupación previos a la crisis- y se sustentan principalmente en actividades muy vulnerables frente a las oscilaciones coyunturales, como la hostelería o el comercio, que son las ramas que mayores aumentos anuales de la afiliación muestran en junio. Otra actividad que presenta aumentos significativos del empleo es la educación, aunque en este caso se debe en gran medida a la recuperación de parte del empleo que las políticas de ajuste del PP destruyeron en un primer momento. “Las ramas que protagonizan los leves repuntes del empleo tienen una capacidad muy limitada para seguir generándolo en el futuro más inmediato y no incluyen a las principales actividades que deberían figurar en el modelo económico deseable a largo plazo”, subraya el estudio.

Cinco cifras escalofriantes

  1. El llamado paro de larga duración aún está creciendo a ritmos anuales del 9,3% y afecta ya a 620.300 personas en Andalucía. Suponen el 46,3% del la población en paro, cuando a finales de 2011 este colectivo no alcanzaba las 400.000 personas y equivalía a menos del 30% de la población en paro.
  2. El descenso en las prestaciones por desempleo esta generado una importante disminución del gasto destinado a este concepto hasta niveles que ya caen por debajo de los 400 millones de euros mensuales en Andalucía, pero origina también una creciente desprotección del colectivo en paro. Las tasas de cobertura siguen cayendo hasta niveles que, dependiendo de si utilizamos la neta o bruta que estima el SPEE, rondan el 50% o el 60%.
  3. El número de beneficiarios por prestaciones de desempleo está cayendo a mayor ritmo que el de población en paro, originando una creciente desprotección en este colectivo. En los últimos meses el número de parados contabilizados por las oficinas de empleo desciende a tasas interanuales que no suelen llegar al 5%, mientras que el número de beneficiarios por desempleo lo hace a ritmos que rondan 10%.
  4. Si utilizamos las cifras de la EPA, menos de la tercera parte de las personas en paro dicen cobrar una prestación por desempleo, porcentaje que no ha cesado de caer desde 2010, que a principios de 2012 superaba el 35% y que a principios de 2014 cae ya por debajo del 32% en Andalucía y en España.
  5. Hasta 2012 el número de personas residentes en Andalucía que salían de España era menor al de las que entraban, propiciando el aumento de población que se ha venido acumulando a lo largo de las últimas décadas. Sin embargo, los primeros datos de 2013 ya apuntan un cambio de tendencia y que Andalucía vuelve a ser una comunidad de emigrantes (las población que sale al extranjero supera en 11.397 personas a la que entra, siendo el saldo negativo tanto para los andaluces de nacionalidad española como para los extranjeros).
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