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La halterofilia andaluza, lista para el metal europeo

La almeriense Mouna Skandi, del Club Halterofilia Almería.

Lucas Haurie

Sobra afirmar que para ser un deportista profesional y permanecer en la élite se hace necesario asimilar la constancia, dedicación y el esfuerzo diarios, por no mencionar la superación y jamás desfallecer cuando llega la derrota. Es justo ésa la filosofía del haltera sevillano Josué Brachi, que encabeza la expedición española para el próximo Campeonato Europeo de halterofilia, que se celebra en Split del 2 al 8 de abril. No será el único deportista andaluz en Croacia, ya que en categoría femenina también buscará una medalla la almeriense Mouna Skandi, del Club Halterofilia Almería.

La levantadora de El Ejido competirá por la medalla el lunes, segundo día de competición de los Europeos. Su plan consiste en mejorar el noveno puesto logrado en Noruega en la anterior cita continental. Skandi sabe ya lo que es ganar una medalla en el ámbito nacional, en su prueba de hasta 58 kg., por lo que ahora busca dar el salto que le permita estar entre las mejores del continente y seguir la estela de Lidia Valentín, medalla en los Juegos de Río, quien ha propiciado un no menos que milagroso efecto llamada de atención en este deporte de adrenalina y vigor cotidianos.

Tanto Mouna Skandi como Josué Brachi cuentan con opciones de subirse al cajón en sus respectivas categorías, siendo más posible la del sevillano en la categoría de menos de 56 kg. A sus perspectivas de metal hay que añadírsele una coincidencia, el año de nacimiento: 1992 y sus derivadas en el deporte nacional. La celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona supuso la llegada a la modernidad también en la gestión del deporte que ahora conmemora los 25 años. No debe sorprender que los deportistas de esa generación conformen la remesa que ahora y en los próximos años den lustre a España en la competición internacional.

Josué Brachi llega a la cita continental en un estado óptimo, físico y mental, ha asegurado el deportista antes de su partida a Split. El objetivo es llevarse el oro que se le resistió en el Europeo del año pasado, celebrado en Noruega, donde conquistó la plata con los mismos puntos que el primer clasificado, Mirco Scarantino. El italiano de San Cataldo ganó por poco, por muy poco, por los 200 gramos menos que registró en la báscula con respecto al levantador hispalense; lo que puede pesar un chuletón de buey. El siciliano volverá a ser el principal rival de Brachi para adjudicarse el cetro europeo, además de los dos moldavos, Iuri Dudoglo y Oleg Sirghi, quienes no acudieron a la anterior cita continental. Ellos serán quienes abran la competición en la primera jornada del torneo, el domingo por la tarde.

El haltera sevillano afirmó antes de emprender el viaje a Croacia sentirse mejor preparado para competir que el pasado año, edición en la que adquirió la experiencia necesaria para participar en este tipo de torneos de alto nivel. No tuvo suerte sin embargo en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, donde fue apeado tras realizar tres nulos en sus ejercicios de arrancada. Lejos de desanimarse, Brachi ha seguido entrenando a diario con disciplina espartana en el gimnasio de su barrio, consciente de haber aprendido de sus errores. Tiene grabado a fuego el espíritu deportivo, hacerlo mejor día a día, y el horizonte está ya trazado: la próxima cita olímpica de 2020 en Tokio. En medio, el camino de los Mundiales, los Europeos y los campeonatos de España.

“Una batalla perdida es la sabiduría de la próxima victoria”. Este fue el mensaje que Josué Brachi escribió en las redes sociales tras el fiasco de su participación en Río, unas palabras que muestran el carácter competitivo de este deportista sevillano, criado en el extrarradio hispalense, otro motivo de orgullo para un Brachi que empezó en el mundo de la halterofilia para seguir los pasos de su padre, aunque el fútbol, el kárate o la natación lo habían tentado en su primera juventud.

Sin embargo, ya entrenaba el levantamiento de pesas a los 13 años, cuando comenzó a entrenarse en el Centro Deportivo San Pablo. Pronto comenzó a participar en torneos. Fue último en su primer Campeonato de Andalucía, pero no se rindió. La pasión por la halterofilia fue a más, en paralelo a la consecución de resultados: en la edición del año siguiente se quitó la espina y se proclamó campeón andaluz. Luego llegaron más éxitos en categorías juveniles, primero, y más tarde en modalidad absoluta, en las categorías regionales y nacionales. Ser campeón de Europa es su meta inmediata y, como se comprobó el pasado año, se encuentra a menos de un escalón.

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