Concha Caballero Cubillo, la diputada que valía por cien

Salvo en las tomas de posesión de los presidentes de la Junta, el amplio e innominado salón de usos múltiples del Parlamento de Andalucía siempre ha registrado grandes pinchazos de asistencia. Excepto este martes. Se llenó con el homenaje que organizó el Fórum de Política Feminista de Sevilla a la mejor diputada que ha tenido nunca la Cámara autonómica: Concha Caballero Cubillo, CCC o C3.

El antiguo secretario del grupo parlamentario de IU, Horacio Lara, identificaba la documentación en su casillero, con las tres C de su nombre y apellidos, y también elevando al cubo la C. Y es que la primera mujer en ocupar la portavocía de un grupo parlamentario en Andalucía, el de Izquierda Unida, sin ninguna duda valía por dos, aunque hay gente que multiplica por cien.

Puede parecer que llenar ese salón con nombre tan ¡horroroso, horroroso!, que diría Almodóvar en boca de María Barranco, es fácil en época electoral. Sobre todo, si se trata de un acto organizado por el Fórum de Política Feminista, del que pocos sabían de su existencia, a una política de izquierda-izquierda, andalucista, internacionalista, feminista, comprometida, culta, guapa y de la que alguien escribió que tenía “las carnes prietas como un langostino de Sanlúcar”. ¡Ofú, ojú, osú-osú-osú!.

Caballero falleció el 21 de enero de 2015, con 58 años. Un cáncer se la llevó en cinco semanas. Cualquiera que la hubiera tratado, aunque fuera mínimamente, sabe que era una mujer que dejaba huella al menor roce, por superficial que fuera. Cuanto más roce, más huella; pero las personas que la recordaron este martes, lo que mostraron fueron las cicatrices que les dejó. Las exhibieron orgullosos, pero sin competir entre ellos, porque como dijo Antonio Luis Girón, su compañero durante 25 años, en ese salón con nombre absurdo, había al menos “cien personas que podían hablar” de CCC.

El exletrado del Tribunal Constitucional Joaquín Urías, que no intervino y a quien tanto debe la reforma del Estatuto de Autonomía de Andalucía, ha lanzado en alguna ocasión la pregunta al aire de qué es lo que diría Concha Caballero Cubillo sobre este asunto o sobre este otro. Y es que la Caballero tenía respuestas para todo; su sonrisa era un regalo (también un arma política de disuasión), pero su criterio, su lucidez, eran oro. En esta época de barbecho político, no habría sueldo para pagar a C3.

Kechu Aramburu, ex eurodiputada de IU y promotora del Fórum de Política Feminista, aseguró que Caballero luchó “más que por el cambio, por el recambio”; Manuel Vidal, su jefe y amigo en el Instituto de Coria del Río (Sevilla), al que Caballero volvió después de sus 14 años como diputada, destacó sus convicciones con “la justicia social y la igualdad”; su hermano Gabriel contó que el título del que estaba más orgullosa era el de ser “hija de Rosalina”, quien le enseñó que “la riqueza la trae la alegría”.

El actual Estatuto de Autonomía de Andalucía es el que es gracias también a Concha Caballero. Todo el capítulo social, el blindaje de derechos, aunque no se cumpla, lleva la firma de la portavoz de Izquierda Unida. Nunca el PSOE hubiera ido tan lejos sin la constancia y perseverancia de CCC, tanto en el Parlamento andaluz, con tan sólo seis diputados, como en la tramitación en el Congreso de los Diputados.

Rosa Aguilar, actual consejera de Justicia de la Junta, fue amiga de Caballero desde los 17 años. “Concha regresa hoy al Parlamento de Andalucía”, dijo la exalcaldesa de Córdoba por IU, quien destacó que Caballero “hizo valer cada segundo su condición feminista” y subrayó, sobre todo, el valor que para la diputada de Izquierda Unida tuvo la lealtad.

El poeta granadino Luis García Montero la conoció a mediados de los años 70, en los estertores de la dictadura franquista. Como muchos, también el actual director del Instituto Cervantes echa de menos “esa manera de entender la política” de Caballero porque podría “dar muchas luces” a los momentos que vivimos. Explicó el profesor García Montero: “Concha trabajó para que las instituciones y los ciudadanos formasen un mismo tejido. Ella decía mi Kechu, mi Diego, mi Rosa, mi Pepe Griñán, no era un mí posesivo, sino de intimidad y lealtad. Hay que cuidar las palabras y rescatar la política junto con la palabra bondad y fraternidad”.

[PD. Concha Caballero Cubillo, CCC o C3 podría haber sido la primera mujer en encabezar la candidatura de IU a la presidencia de la Junta, si los zorrocotrocos (seguro que García Montero encuentra una definición exacta a esta palabra inexistente para la RAE y común para los andaluces) no lo hubieran impedido. En el homenaje, hubo más presencia del PSOE, con su secretaria general y presidenta de la Junta a la cabeza (que va con una mano por el suelo y otra por el cielo), que de su partido. No le pongan su nombre a esa sala horrorosa, horrorosa, ella preferiría una placa junto al hermoso magnolio del Patio del Cardenal del Parlamento de Andalucía, del que todos los años recogía sus frutos, aunque al rato se quedaban chuchurríos].