Faltará lluvia para lavar nuestra conciencia

Las autonomías, incluidas las gobernadas por el PP, han saltado contra la acusación del Ministro de Hacienda en funciones, Cristobal Montoro, atribuyéndoles el incumplimiento del límite del déficit público. “No se lo admito” -declaró la consejera popular de Castilla León-. Más legitimados están los gobiernos regionales, provinciales y municipales, con independencia de su partido, a exigir ahora que han empezado las deportaciones de la UE a Turquía, que el Gobierno proteste en Europa y aplique el acogimiento de los 17.700 refugiados a que se comprometió. Y ya.

Anotemos el lunes 4 de abril de 2016 en nuestras conciencias porque, como bien denunció la eurodiputada de UPYD Maite Pagazaurtundúa a la SER “pasará a la historia de la infamia de la Unión Europea”. El día en que empezamos a deportar a quienes llegaron a nuestro continente jugándose el pellejo en el Egeo, suplicando ayuda tras sufrir la persecución, la guerra, el terror, violaciones, tortura. Hombres, mujeres, ancianos, niños y adolescentes; empezando por los paquistaníes -en vez de por los sirios o iraquíes- con la excusa de que huyen “sólo” de la pobreza, como si no lo hicieran también de atentados como el del 27 de marzo en Lahore, con 72 muertos y 300 heridos, o como si Malala Yousafzai, premio Nobel de la Paz 2014 y atacada por querer estudiar, no fuera paquistaní.

La sociedad civil no puede permitir un minuto más que triunfe esta estrategia dilatoria de la que el domingo dio nueva prueba el presidente Mariano Rajoy en la entrevista concedida a Jordi Évole al decir que él ha hecho lo que ha podido por los refugiados pero ya sabemos que las decisiones de la Unión Europea son más lentas de lo deseable.

Bien que se ha puesto las pilas la UE para echar sin garantías legales a quienes seguramente reunían las condiciones para ser declarados refugiados tras el telón negro de Turquía donde no sabremos de ellos. Porque no habrá control internacional; ni tampoco prensa libre que pueda denunciar atropellos. Turquía es el país 149 de los 180 del ranking de libertad de prensa 2015 de Reporteros Sin Fronteras, con 2 periodistas asesinados, 9 encarcelados, y cierres o intervención de medios como, el 4 de marzo, el principal periódico, Zaman que había denunciado que el 70% de los medios controlados por el Gobierno.

Mantener cerrada la frontera entre Grecia y la ex república yugoslava de Macedonia (FYROM), tener a los 45.000 refugiados en Grecia en centros de arresto, empezar a deportar son pasos que pisotean la legalidad y los derechos humanos y abonan la conflictividad. Agotándoseles el dinero, hacinados, echados a pelear sus intereses, santos serán si cuando vengan a buscarlos para deportarnos no se revuelven y acaban haciéndose daño ellos mismos o a terceros. No justifico ninguna violencia, apunto con el dedo para que se evite a tiempo.

En el tremendo documental del canal ARTE, Daesh, palabras de desertores, se atestigua que víctimas que escapan al ISIS presentan en sus cuerpos mordiscos, no de sus secuestradores sino de otros secuestrados. De las porquerizas en que los confinan, los hacen salir a un corral una vez al día y el que se queda último es ejecutado. Así que todos luchan por salir los primeros y llegan a darse terribles bocados.

En escalofriante espejo, podemos llegar de este lado del Mediterráneo a provocar el efecto paralelo: que por no ser los primeros en salir, por quedarse un mes, semana, día más en nuestro suelo unas familias se enfrente a otras, unas nacionalidades a otras.

Son los políticos quienes tienen la responsabilidad y pueden parar este horror. Pero la coyuntura electoral en España los tiene más atentos a otros asuntos. La respuesta humanitaria a los refugiados debe ser transversal, en lo relativo a ideologías y confesiones religiosas. Y no se logrará si los ciudadanos no lo convertimos en cuestión prioritaria y que cueste votos, como pasó con el 'No a la guerra'.

Si orillamos nuestra responsabilidad, si miramos para otro lado y en las fiestas primaverales nos olvidamos o damos por inevitables los daños colaterales, las vidas truncadas de nuestros hermanos y hermanas, bien nos mereceremos que esta lluvia que cae no cese, como símbolo de tanto llanto que se está derramando. No habrá agua bastante para limpiar nuestras conciencias si no paramos las deportaciones y abrimos las fronteras. Seremos, en los libros de texto de nuestros nietos, como esos alemanes que colaboraron con los nazis, criminales por omisión. Cobardes.