Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar

Elecciones, votos y bótox

Manifestación en Madrid con motivo del Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo / Gaelx

Miguel Lorente

¿Por qué preocupa la desigualdad social y no preocupa la desigualdad entre hombres y mujeres?... Todos los indicadores que reflejan el aumento de las desigualdades impactan con mayor intensidad sobre las mujeres, sin embargo, a penas se habla de ello ni de la doble injusticia que han de soportar, como ciudadanas y como mujeres.

La pregunta que surge es sencilla, ¿qué otra Igualdad se puede conseguir cuando ni siquiera hombres y mujeres pueden ser iguales?

El juego de las palabras puede ser perverso, de ahí que la capacidad mutagénica del lenguaje se haya convertido en un instrumento de la desigualdad. Y como tal, ahora toca utilizarlo en las elecciones que se sucederán a lo largo de este año.

La estrategia del lenguaje contra la Igualdad empezó a tomar forma hace unos años. Recuerdo que durante la Presidencia española de la Unión Europea (primer semestre de 2010), en las reuniones de Bruselas sobre política social, los representantes de los gobiernos más conservadores comenzaron a utilizar el argumento de que había que superar la idea obsoleta de desigualdad y empezar a hablar de discriminación, un concepto más moderno, técnico y concreto. Curiosamente, acto seguido continuaban diciendo que había que “dejar de hablar de la discriminación de las mujeres para pasar a hacerlo de toda clase de discriminación”.

En definitiva, lo que en realidad se planteaba era acabar de un plumazo con el reconocimiento de la desigualdad histórica y su significado, para detenerse sólo ante determinados resultados. El planteamiento era novedoso en la forma, pero similar al que siempre ha tratado de ocultar la desigualdad entre hombres y mujeres a partir de referencias culturales vinculadas a la identidad de unos y otras, para luego quedarse con algunas de sus manifestaciones consideradas “excesivas”.

 

El sistema es tan eficaz (de hecho la desigualdad de género ha aumentado en estos últimos años de la mano de estos planteamientos), que ahora, al igual que hizo con “desigualdad” y “discriminación”, vuelve a utilizar la mutación y su significado con otras palabras para conseguir mantener las posiciones de poder sobre el status considerado de valor (riqueza, clase, ideas, sexo, tradición…). Las palabras en cuestión son “paro” y “trabajo”, y la idea es ocultar el objetivo último de mantener en una posición subordinación, casi sumisión, a quien es considerado como perteneciente a los estamentos inferiores de la sociedad.

Ningún Gobierno podría conseguir esa “paz social” de la sumisión con el argumento del paro y de unos subsidios mínimos y paralizantes, la reacción crítica se produciría antes o después sobre la forma y sobre la decisión política en sí misma. La forma de resolver el dilema ha sido crear un trabajo tan precario que no evita la exclusión ni el riesgo de pobreza, y en cambio, sí permite crear una falsa percepción en quien lo desarrolla, y dar un buen argumento en quien lo aplica. Veamos:

-    Por un lado, en los trabajadores y trabajadoras que se encuentran en esa situación se genera la ilusión del trabajo como “liberación” y autonomía. Una falacia que se observa en los datos que muestran cómo a pesar de la reducción del paro la tasa de pobreza no se modifica, el porcentaje de población en “Riesgo de Pobreza y Exclusión” ha aumentado desde 2011 del 26’7 al 27’3%, y en el hecho de que España haya bajado hasta el puesto 21 en el Índice de Justicia Social de la UE. La constatación de lo terrible de la situación y reflejo de la sumisión es cuando los propios trabajadores te dicen “sí, pero por lo menos tengo trabajo”, que es la misma frase que repiten las mujeres sometidas por la violencia de género, “mi marido me pega, pero por lo menos le importo”.

-    Por otro lado, con estos datos que cambian lo absoluto del paro por el camuflaje de un trabajo precario, el Gobierno puede jugar con el lenguaje, la esperanza y el tiempo para situar en un futuro elástico e interpretable como el vuelo de las aves, la solución definitiva, que nunca llegará, pero siempre se esperará.

La información sobre los datos de nuestra economía y situación social es reveladora. En España, el 1% de la población posee el 27% de la riqueza, mientras que en la otra cara de la moneda encontramos que un 30% de la población se reparte sólo un 2’3% de la riqueza.

Y en cada índice o indicador que tomemos, la situación de las mujeres es peor que la de los hombres.

La solución no es sencilla, pero pasa por el cambio de referencias, o sea, por decidir qué sociedad queremos para luego adaptar la economía a su consecución, no al contrario como ahora, que en nombre de la economía se permiten unas cosas y no otras. Ningún proyecto social puede tener éxito con el límite impuesto y rígido de cuatro años que nos hemos dado, menos aún cuando la dinámica conlleva cambios y alternativas, y menos todavía cuando las transformaciones necesarias han de hacerse en profundidad.

La modernidad y la Igualdad no caben en estanterías de 4 x 4, necesitan el espacio diáfano del presente y del futuro, y hoy nadie habla de un proyecto político y social a largo plazo que de sentido y ordene las ideas sobre una estructuración basada en lo común más allá de las diferencias, un proyecto que busque la convivencia y el crecimiento armónico, no el individualismo egoísta que muestra al otro como un problema y al diferente como un agresor.

Y eso significa Igualdad.

Por eso el sistema se siente seguro con independencia de quien gane las elecciones; sabe que quien lo haga no podrá modificar nada, y si lo intenta no tendrá tiempo para conseguirlo. Pero tampoco puede entrar en un enfrentamiento abierto contra una parte de la sociedad, por ello utiliza el bótox de la política y la información para llenar el aire de propuestas sobre Igualdad que antes fueron negadas y después serán olvidadas en gran medida.

Acabar con la desigualdad entre hombres y mujeres es esencial porque sobre ella se sustentan todas las demás desigualdades, y porque con más mujeres en puestos de responsabilidad, ellas podrán hacer las cosas de siempre de forma diferente, y los hombres también podrán hacer otras cosas como nunca.

Llegan las elecciones, ¿de qué hablamos, sólo economía o lo hacemos también de Igualdad?

Sobre este blog

Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar

Etiquetas
stats