¡Voto a bríos!

No me atrevería yo a decirles a quién deben votar el 22 de marzo, que allá cada cual con sus cosas y más en estos prolíficos tiempos en los que nacen más partidos que hijos a Ruiz Mateos. Este humilde servidor, educado a la antigua (a base de hostias de las dos clases), seguirá la conseja del fundador de los jesuitas: evitaré hacer mudanza con tanta tribulación y votaré a los de siempre, manque pierdan. Pero como hay gente para todo y además muy voluble, que están cambiando de opinión cada 20 años, me atrevería a pedirles que no me bailen la yenka (izquierda, izquierda, derecha, derecha) y sean un poco tiquismiquis con lo que votan.

Si es usted de la cáscara amarga, puede optar de nuevo por el PSOE, que es bastante previsible, aunque a veces no sepa lo que hace su mano derecha. También puede volver a votar a Izquierda ex Unida, que aunque también tiene sus días tontos (acuérdense de los mamporreros de Monago en Extremadura) sabe de qué va la cosa o por lo menos ponen cara de saberlo.

Si usted es de derechas también tiene nuevas opciones igual de presentables. Por ejemplo, Ciudadanos, que a pesar de su pecado original (nacieron en Cataluña) no tienen mala pinta, sobre todo Albert Rivera, que a decir de las señoras está como para llevárselo un rato a casa. La única pega que le pondría yo es esa manía de enseñarme a pescar.

Tienen ustedes a la UPYD de Rosa Díez, que es más de derechas que el grifo del agua fría. No en vano fue consejera del Gobierno vasco bajo el mandato del peneuvista Ardanza. Es lo que tiene la ambición, que un día la patria vasca se te queda pequeña y tienes que cambiarte a una patria con tres habitaciones y dos cuartos de baño.

Tente, iracundo podemita

Y si no saben muy bien donde están, o les da lo mismo mientras voten donde más les duele (acertado lema de HB en los años 80), también pueden optar por Podemos, o como se llame en este momento, que según lo transversal que tengan el día lo mismo nacionalizan la banca que suprimen el subsidio agrario de los andaluces. A su flamígero líder, Pablo Iglesias, no me lo llevaría yo para casa, por lo menos hasta que deje de estar eternamente enojado. O como diría el Guerrero del Antifaz, ¡tente iracundo podemita!

Pero desde mi humilde opinión a quien no deberían votar los andaluces es al partido que nos llama vagos, indolentes, aprovechados, analfabetos, incautos y torpes. La dos últimos insultos son obra del portacoz parlamentario Rafael Hernando y del rijoso presidente extremeño, José Antonio Monago, que entre viaje y viaje a Tenerife y entre corrida y corrida (y en Canarias no hay toros) nos ha dedicado una peli en la que nos llama mentecatos mientras se limpia el pinganillo con las cortinas que le pagamos entre todos los españoles.

Lo peor del asunto es que el presunto candidato a la presidencia de la Junta por el PP, un tal Moreno Bonilla, no se haya ido a Canarias para agarrar por salva sea la parte a Monago y exigirle que retire el vídeo en cuestión. Y que a continuación no se haya presentado ante el bocazas Hernando para agarrarle por salva sea la parte, esta vez la lengua, y lavársela con jabón. Y ya puesto, que no haya cogido las dos salvas sean las partes para insertarlas la una en la otra hasta que pase lo que tenga que pasar.

Pero como tanta estupidez no es normal, estoy empezando a pensar que todo esto no es más que una artera jugada de Susana Díaz, que ha conseguido introducir un par de topos en las filas del pequeño Bono (Bonilla) para conseguirle el puesto de jefe de la oposición de su comunidad de vecinos. Para evitar que el presidente de extremo duro se me enfade y me embista (que armas tiene para ello) voy a tomarme la cosa con cierto sentido del humor, como aconseja el propio Monago, y en vez de votar a bríos, voy a acordarme de los topos y de su progenitora, la topota madre. No sé si será suficiente sentido de humor.