La bata de cola de Sánchez

La verdad es que viendo a Pedro Sánchez desempeñarse en las cumbres europeas y ahora en Japón, en el G-20 (se acuerdan de cuando no teníamos ni silla, qué tiempos aquellos para la resiliencia mediática), no parece que tenga intención de dejar de ser presidente ni que siquiera se sienta en funciones. No tiene pinta de irse. Aquellos que decían que en realidad a Sánchez le bastaba con un día de mandato y aparecer en Wikipedia, en aquellos otros tiempos de la moción de censura, deben estar dolidos y confusos.

Mi vecino era el chófer de Lola Flores, te recuerdo con cariño, Tello. El otro día vi a tu hijo Javier por la Cava Baja de Madrid, estaba bien pero mándalo pa Sevilla, de verdad, que lo vi triste. Er Tello me dijo un día que Lola Flores no sabía cantar pero meneaba la bata de cola como nadie. De acuerdo con lo segundo, en desacuerdo con lo primero, porque Lola inventó el rap andalú. Ahí queda eso para los musicólogos .

Pedro Sánchez a lo mejor tampoco sabe cantar pero menea la bata de cola como nadie. Qué diferencia con los tiempos de Mariano que en las cumbres que le tocaron no se sabía si venía de parte del novio o de la novia. Me lo imaginaba dando de comer a los peces, aburrido de lo demás, sin el Marca. Por cierto, qué ayuda para la lucha feminista mundial el papelón de las primeras damas, no sé si estaba el señor de Merkel, comodamo, echando de comer a los pececitos. Además, Mariano no hablaba lenguas y se acompañaba de truchimán, como su predecesor Josemari, que nos dejó un imborrable momento de español tejano. Presidentes vulnerables al trajín.

Que parece que no solo menea la cola. Que al final, tanto si es presidente como si se presenta a nuevas elecciones, Pedro Sánchez está en la jugada victoriosa de que un socialdemócrata presida el ejecutivo europeo, la Comisión. Lo del spitzenkandidat está bien pero es bueno parecerse a las democracias europeas y tiene que gobernar quién más apoyos reciba. Al final, parece que todos los grupos políticos europeos lo han entendido. Mejor para Europa. Hoy, ese principio quien mejor lo interpreta es la socialdemocracia, es decir, que será Frans Timmermans, holandés, que ya sacó buenos resultados en su país, presidente de la Comisión. Gracias, entre otras cosas, al buen resultado de Sánchez.

Esto tiene sus consecuencias para Pedro Sánchez. Se veía venir. Cuando Josep Borrell dijo que se venía de ministro y renunciaba a ser eurodiputado, lo que quería decir es que ya habían terminado las negociaciones y que era mucho pedir que, además de la presidencia de la Comisión, te dieran un alto representante de la política exterior de la UE, a la que aspiraba. Veremos en el ramo económico o bancario. Todo queda claro.

Ni Borrell será mister PESC, ni Luis Garicano será comisario. Eso pasaba porque hubiera en España gobierno de coalición PSOE-Ciudadanos pero, claro, el giro a la derecha intensa, desparramada por sus extremos, y las líneas rojas alejan a Garicano de su sueño y lo radicalizan en la oposición con Albert Rivera. Como otros de sus correligionarios, que no es que, de pronto, se hayan vuelto puros en la ideología; si así fuera, habrían saltado hace tiempo con Andalucía con el pacto con la extrema derecha: es que no podrán ser ministros con Sánchez y eso frustra.

En fin, que Sánchez menea la cola bien, le gusta y las tablas y tablaos europeos y mundiales le agradan. Normal. Entonces, tiene que seguir siendo presidente; entonces, es temerario arriesgar la oportunidad en otras elecciones; entonces, quizá, podamos ser optimistas y a Pedro Sánchez y a Pablo Iglesias, que no todo es ser vicepresidente, por miedo escénico, se les acabarán reblandeciendo las molleras y, si no, al melillero. Otro día lo explico. Lo del melillero. Es fascinante, sabiduría de la Axarquía.