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Las diputaciones socialistas andaluzas reivindican su papel ante la exigencia de Ciudadanos

Rivera condiciona un acuerdo con el PSOE, entre otras cosas, a la disolución de las diputaciones.

Lucrecia Hevia

Los presidentes de las diputaciones socialistas en Andalucía (seis de las ocho provincias andaluzas y de las 18 que el PSOE preside en toda España) no están de acuerdo con que la disolución de estas administraciones por parte de Ciudadanos esté en la mesa de negociación para un Gobierno en España. “Que esté dentro de las exigencias de un partido es legítimo y normal pero eliminar las diputaciones no va a solucionar los problemas de España”, afirma Fernando Rodríguez Villalobos, presidente de la Diputación de Sevilla.

No reciben la noticia con sorpresa, porque la postura de Ciudadanos en este sentido no es nueva. Sí que la pongan como condición para un posible pacto de Gobierno con Pedro Sánchez. “Es peregrino y arriesgado - considera Ignacio Caraballo, presidente en Huelva- ¿Ahorro? Si se anula toda la administración ahorramos, pero eso no es un argumento. El argumento debería ir a cuestionar y mejorar los servicios que presta y su utilidad, en este caso para los pueblos pequeños”. Para José Entrena, presidente de la Diputación de Granada, disolver las diputaciones sería “castigar al mundo rural”. De hecho, Villalobos cree que habría que demostrar con “papeles y datos” que su eliminación supone un ahorro. “¿Qué pasa con todas las personas que trabajan en estas administraciones?”, dice.

Villalobos asegura que “si no existieran las diputaciones, habría que inventarse otra forma de dar servicios a los pueblos más pequeños, de menos de 20.000 habitantes. Que se lo pregunten a los pueblos pequeños de Castilla La Mancha, de Castilla León, de la Alpujarra o de Almería”. Está convencido de que en el caso de Ciudadanos, el problema es que “no conocen bien para qué sirven las diputaciones. Al menos las que yo conozco, las andaluzas”. “A lo mejor es porque Ciudadanos no tiene ninguna presencia en las diputaciones, igual influye”, aventura.

Caraballo afirma que “no tienen sentido ver de forma aislada las diputaciones. Lo que habrá que hacer es un análisis global del Estado y ver dónde se puede mejorar, las necesidades”. Y reivindica el papel de las mismas: “Ofrecemos servicios y competencias que son imprescindibles para los ayuntamientos pequeños, tengan los habitantes que tengan y estén donde estén. Estamos ayudando a que no haya una provincia de dos velocidades”. Haciendo autocrítica explica que puede que “haya otros territorios donde las diputaciones puedan no estar realizando la labor para la que se han creado. Habría que recuperar el espíritu de las diputaciones”. En esa crítica coincide Entrena, quien cree que las críticas pueden llegar por la “mala praxis de algunas diputaciones”. Aún así también reivindica su papel como garante de que “los municipios pequeños puedan cumplir con las competencias que les otorga la ley”.

Todos creen que las diputaciones son mejorables pero que cumplen un papel. Y, como insiste Villalobos, si no, tendría que hacerlo otro. Lo que sí creen es que habrá “que debatir. Si al final del debate se llega a la conclusión de que hay que sustituir las diputaciones, pues se sustituyen. Pero en un debate sosegado. Habrá que verlo. Me da pena que se utilicen estas cosas como arma arrojadiza dentro de una mesa de negociación”.

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