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En Abierto es un espacio para voces universitarias, políticas, asociativas, ciudadanas, cooperativas... Un espacio para el debate, para la argumentación y para la reflexión. Porque en tiempos de cambios es necesario estar atento y escuchar. Y lo queremos hacer con el “micrófono” en abierto.

Sueños en juego

El colectivo Granada Actúa está haciendo una campaña contra las casas de apuestas y la ludopatía en Granada

@GranadaActua

Granada —

“Si ese penalti hubiera entrado ahora mismo tendría 300 euros”. No es el título de una nueva comedia de Hollywood, ni forma parte de ninguna de las irónicas letras que nos legase Javier Krahe. Se trata de una frase cada día más presente en los alrededores de cualquier salón de juego de un barrio andaluz. Lo más insólito es que quienes se esconden tras estas ilusorias palabras son jóvenes. Incluso, en algunos casos, no alcanzan la mayoría de edad.

El negocio del juego y sus problemáticas no suponen ninguna novedad. Sin embargo, en los últimos tiempos, algo no pasa desapercibido a ojos de quien camina entre las deprimidas calles de los distritos más humildes. Los antiguos salones de juego han mudado la piel despojándose del halo decrépito y casposo que los caracterizaba hasta transformarse en pomposos locales. Revistiendo su exterior de enormes vinilos con las fotografías de los futbolistas de moda, han modernizado su apariencia. Dentro, se apelotonan decenas de plasmas en los que presenciar los principales eventos deportivos. Asimismo, donde antes se ubicaban ultramarinos y pequeños comercios de barrio, hoy se erigen fastuosas fachadas de azulejo y neón que albergan la ausencia de expectativas de la clase trabajadora. Las casas de apuestas, como si de una mariposa se tratase, han aguardado pacientemente en la crisálida hasta que las condiciones ambientales se han tornado favorables a su particular metamorfosis. Un proceso facilitado desde el Palacio de San Telmo y culminado con la aprobación del Reglamento de Apuestas Deportivas en septiembre del pasado año. Con ello, la Junta de Andalucía ha autorizado a los salones de juego a permitir las apuestas deportivas físicas. El resultado es desalentador. La media de edad registrada en cualquier local de juego es menor que la de una sala de cine el día del espectador.

No es casualidad que la mayor parte de estos salones de juego se concentren en los barrios obreros de las grandes ciudades. Tampoco que los anuncios de las casas de apuestas deportivas siempre estén dirigidos al público más joven. Si uno observa los datos publicados en los informes oficiales de la Dirección General del Juego aprecia que el jugador promedio es una persona de entre 18 y 43 años con un bajo nivel de ingresos. El juego no perdona, igual que ese guepardo que espera agazapado cualquier despiste de su presa para atacar, y es siempre certero ante quienes viven luchando contra la precariedad y la ausencia de futuro.  Las casas de apuestas saben dónde deben ubicarse para aumentar sus beneficios. Las instituciones, responsables de la entrega de licencias, se mantienen plegadas a los intereses de estos mercaderes de la desesperanza, que alcanzan con sus tentáculos cada esquina de los barrios trabajadores de Andalucía.

Otra muestra de cómo avanza este fenómeno con el beneplácito de las instituciones públicas se aprecia observando otras Comunidades Autónomas. Y es que otras siete ya cuentan también con una ley que autoriza la colocación de máquinas para apuestas deportivas en bares y locales de restauración (Aragón, Castilla la Mancha, Euskadi, Galicia, La Rioja, Madrid y Navarra). Pero no siempre hace falta mirar más allá de Despeñaperros. Antes de verano, la Junta de Andalucía procederá a la adjudicación del proyecto para el casino en Granada. Un casino que muy probablemente irá a parar al barrio de La Chana o junto al Centro Comercial Nevada. La justificación será la misma que ya dio el Consejo de Gobierno cuando se modificó la ley del juego el pasado mes de septiembre: contribuirá a la creación de empleo y generará riqueza.

Es irónico y representativo que alentar al juego y fomentar la ludopatía sea el método para responder al desempleo en una Andalucía situada a la cola de Europa en materia laboral. Irónico porque nuestros barrios no necesitan crear empleos a costa de destruir otros. Porque no necesitamos empleos que se lleven por delante familias, aspiraciones y sueños, que es al fin y al cabo todo con lo que arrasa la adicción al juego. Representativo porque es buena muestra de la incompetencia de un Gobierno del PSOE que hace tiempo dejó de mostrarse capacitado para poner en valor Andalucía, que hace ya tiempo mostró que esta tierra le importaba bien poquito a la vez que Susana Díaz buscaba billete en un AVE dirección Ferraz.

Y lo peor de la mala política es que mientras nuestros barrios son expuestos a la ferocidad y la barbarie del azar, los Ayuntamientos callan, agachan la cabeza y obedecen órdenes que llegan de Madrid. Porque mientras que el proyecto para el casino en nuestra ciudad está cada día más cerca, el tiempo corre inexorablemente para un equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Granada del que aún se desconoce reacción. ¿Nadie va a preguntar a La Chana o a Armilla si este es el empleo que quieren y necesitan? ¿Si es el barrio que quieren?

Construyamos los barrios en los que nos gustaría vivir. Barrios con luz, presente y futuro. Con ofertas de ocio y culturales reales, productivas y capaces de responder a las necesidades de la juventud. Una juventud a la que día a día se condena a la precariedad y el ostracismo, y a la que le toca despertar y tomar partido. Con nuestros barrios y nuestros sueños no se juega, y ahora somos los jóvenes quienes tenemos un penalti que convertir en gol.

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