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En Abierto es un espacio para voces universitarias, políticas, asociativas, ciudadanas, cooperativas... Un espacio para el debate, para la argumentación y para la reflexión. Porque en tiempos de cambios es necesario estar atento y escuchar. Y lo queremos hacer con el “micrófono” en abierto.

Sobre las ausencias en el Debate de Canal Sur

Sobre las ausencias en el Debate de Canal Sur

Esteban de Manuel

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El pasado viernes 16 de noviembre tuve la oportunidad de participar en el debate sobre políticas ambientales organizado por COAMBA en colaboración con Fundación CajaSol. Primer día de campaña y primer debate entre candidatas y candidatos de PSOE, PP, Adelante Andalucía, Ciudadanos y Equo Verdes- Iniciativa Andalucía. Antes de nada, es muy importante señalar dos cosas: la primera, es que este ha sido el primer debate organizado en Andalucía en una campaña electoral dedicado al tema de las políticas ambientales. La segunda, es que es muy significativo, y de agradecer, que haya sido el Colegio de Ambientólogos de Andalucía quién lo haya propiciado.

Tengo que decir que el formato elegido, el tema, las candidatas y candidatos, así como el público contribuyeron a que fuera un debate productivo y cordial en el que se pusieron sobre la mesa muchos puntos de coincidencia que permiten pensar en que es posible cooperar para alcanzar importantes objetivos medioambientales. Pero para ello es preciso profundizar y compartir el diagnóstico de partida.

Estamos lejos de compartir que la crisis ecológica a la que nos enfrentamos debería ser el principal tema de debate político, el punto de partida de todas las propuestas políticas, el tronco, y no una rama, de los proyectos políticos. Cuando las políticas ambientales se consideran una rama sólo se habla de ellas en debates monográficos como el de COAMBA, pero desaparecen en cuanto los candidatos y candidatas se dan cita en el debate de Canal Sur, al que asistimos el lunes, y no digamos cuando están en actos de campaña.

En el debate hice notar que en Equo Verdes- Iniciativa Andalucía, decimos lo mismo en todos los actos en los que participamos porque la ecología política sitúa al medio ambiente como tronco del que nacen las ramas de los programas económicos, sociales, educativos, científicos y culturales.

Síntoma de ceguera

Cuando las políticas medioambientales son consideradas como ramas de un proyecto político orientado al crecimiento económico, son las primeras que se cortan cuando entran en conflicto con las políticas de empleo a corto plazo, o con intereses económicos poderosos, lo cual no deja de ser síntoma de ceguera. Izquierda y derecha se ponen de acuerdo en que son las primeras sobre las que aplicar los recortes cuando vienen crisis económicas, profundizando así, las causas de las mismas. Nos hemos mal acostumbrado a considerar que todo gira en torno a la economía, que hay que sacrificar la sociedad a la economía y el medio ambiente a la sociedad. Pero todo tiene un límite y cuando se supera, la realidad es tozuda y la naturaleza se vuelve contra nosotros y nos castiga con olas de calor, sequías e inundaciones, el mar recupera lo que le hemos arrebatado y arrogantes hoteles se disuelven antes nuestros ojos como si fueran castillos de arena entregados a las olas.

Ninguna especie viva puede vivir fuera de los límites de su ecosistema y globalmente ya lo hemos superado en 1,5 veces y empezamos a pagar las consecuencias, lo sepamos o no lo sepamos. Así pues, en una sociedad que gusta llamarse del conocimiento, ¿cómo es posible que tanto los partidos políticos, como los medios de comunicación y los votantes, presten tan escasa relevancia a los problemas y las políticas medioambientales? Cuando la comunidad científica nos advierte de que nos enfrentamos a un colapso climático, que el acuerdo de Paris en insuficiente y que son necesarias medidas disruptivas de cambio de rumbo, cuando estamos asistiendo a una extinción masiva de especies, a una creciente escasez de recursos básicos, energéticos y de todo tipo, cuando la Organización Mundial de la Salud nos dice que el 95% de la población mundial respira aire nocivo para la salud y la FAO que aumenta el hambre en el mundo desde 2014 y que con el actual modelo alimentario España no puede garantizar su soberanía alimentaria, no podemos seguir viviendo, actuando y votando como si estos problemas no fueran con nosotros y nosotras o nos pudiéramos ocupar de ellos más adelante.

La humanidad se enfrenta al siglo de la Gran Prueba, nos dice el filósofo Jorge Riechmann, y los años que faltan de aquí a 2030 son decisivos. Lo que no hagamos antes de que se agudice la crisis energética y de recursos nos va a costar mucho más hacerlo después, con mayor sufrimiento social y en un escenario de recrudecimiento de las guerras por el agua, la tierra cultivable, el acceso a las reservas de combustibles fósiles y a los materiales raros de los que depende toda la sociedad de la información con sus TICs.

¿Cómo es posible que no traslademos este conocimiento al debate político con la urgencia y la gravedad que tiene? ¿Por qué es tan fácil que desviemos la atención hacia temas mucho menos relevantes y los pongamos en el centro de la agenda política?

La vía del crecimiento

Recupero aquí la cita de Paul Connet con la que abrí mi intervención en el debate: “Estamos viviendo en este planeta como si tuviésemos otro al que mudarnos”. Desde 1971 sabemos que no es posible transitar la vía del crecimiento ilimitado en un planeta finito. No tenemos planeta B. Sin embargo, seguimos pensando y actuando como si lo tuviéramos, también en Andalucía. La vía del crecimiento seguida en Andalucía los últimos 40 años ha incrementado la desigualdad, no ha resuelto el problema del paro ni de la pobreza, no nos ha permitido salir del vagón de cola de España (16 de 17) ni de Europa y ha multiplicado nuestra huella ecológica que es ya entre 3 y 4 veces superior a la superficie del territorio andaluz.

Hay que tener en cuenta que hemos sido educados en los valores y formas de pensar de la civilización industrial, que los tenemos profundamente arraigados en nuestro comportamiento cotidiano, y que impregnan también, los discursos de los medios de comunicación y los relatos de los partidos políticos, más allá de lo que digan sus programas. Dicha civilización está declinando y empieza a emerger la civilización ecológica, pero no sabemos hasta dónde llegaran los dolores del parto.

Es fundamental que los líderes políticos, los periodistas, los educadores asumamos nuestra responsabilidad histórica, como ya están haciendo quiénes están en punta de lanza desde la sociedad y la economía del bien común. Y tenemos que entender que no es tiempo de populismo sino de pedagogía social, de construir alternativas con la sociedad, partiendo de un diagnóstico compartido de nuestros problemas. Si no lo hacemos no podremos contener el auge en todo el mundo del fascismo, que sabe bien como canalizar el miedo construyendo un nosotros frente a un ellos, buscando chivos expiatorios y dando base emocional a la unidad preparándonos para la guerra por el espacio vital, por los recursos decrecientes.

Estamos reviviendo en España y en el mundo la antesala de la página más negra del siglo XX. La sociedad cae fácilmente presa de los discursos del odio que buscan siempre un chivo expiatorio: En Europa como en Estados Unidos o en Brasil, ese chivo expiatorio no es otro que el refugiado, el inmigrante, el diferente. No hay futuro pacífico posible en la vía del crecimiento… pero la buena noticia es que es posible alcanzar la prosperidad para todos por la vía verde del decrecimiento de nuestra huella ecológica, cooperativa y solidaria, hacia una nueva civilización en equilibrio con el planeta.

Las 8R del decrecimiento

Y tomamos las 8R del decrecimiento como guía comenzando con las dos principales: repensar y re-valorizar: el cambio en la forma de pensar y en nuestra escala de valores incardinados con el cambio en la forma de actuar para lograr la unidad de pensamiento y acción. Con pedagogía es posible construir esperanza, particularmente en Andalucía, dónde tanto los recursos de nuestra tierra fértil, junto con el sol y la cultura acrisolada por el paso de tantas civilizaciones nos han dejado un arte de vivir bien disfrutando de lo que tiene valor, pero no precio. Tenemos sol, tecnología y empresas para no necesitar quemar petróleo si repensamos como nos alimentamos, nos movemos y producimos y consumimos. Y podemos movernos y alimentarnos de forma más saludable, menos contaminante. Necesitamos poner en diálogo el conocimiento de nuestros mayores, sobre todo en el mundo rural, junto con el de nuestras universidades y centros de investigación para poner las bases de una nueva forma de satisfacer nuestras necesidades, dentro de los límites.

Es urgente actuar sobre los principales elementos que hoy son responsables de nuestra huella ecológica: un modelo energético dependiente en un 80% de energías fósiles, un modelo alimentario muy dependiente del consumo de energía fósil, sobre explotador de nuestros acuíferos y de insumos químicos no renovables y poco saludables, un modelo territorial y urbano que provoca un incremento incesante de la movilidad motorizada, fundamentalmente privada y un elevado consumo energético para hacer habitables los edificios. Y no podemos hacer frente a estos retos con las políticas económicas seguidas hasta ahora, que por otra parte son responsables de dicho desequilibrio.

Para Equo Verdes Iniciativa Andalucía, este es el punto de partida de nuestro programa político, que no considera la política medioambiental como un tema sectorial sino troncal y transversal a todas nuestras políticas económicas, sociales, educativas, de comunicación y culturales, de urbanismo y ordenación del territorio, de vivienda y empleo, de movilidad y transporte,… y propone la creación de una Consejería de Transición Ecológica responsable de la coordinación de todas las consejerías para desarrollar una estrategia integrada de cambio de rumbo en Andalucía. Un programa que está estructurado en cuatro bloques y 754 mediadas, con doce líneas de acción estratégicas que se retroalimentan.

Esteban de Manuel Jerez, cabeza de lista por Sevilla de Equo Verdes- Iniciativa Andalucía

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