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Andalucía cuenta con 5000 voluntarios ambientales “por tierra, mar y aire”

Los voluntarios ambientales suman ya 55.000 en los 18 años que lleva en marcha el programa

Alejandro Ávila

Voluntarios por tierra, mar y aire. 5.000 personas hoy en día se entregan en Andalucía a la causa del medio ambiente a través del programa de voluntariado ambiental de la Consejería de Medio Ambiente. En los dieciocho años de vida de este programa, más de 55.000 personas han decidido poner su tiempo libre al servicio de parques naturales, litorales, mares, ríos, marismas y costas de Andalucía.

Ricardo de Castro, jefe de servicio de educación ambiental y formación de la Consejería de Medio Ambiente y Organización del Territorio, destaca que los voluntariados son “espacios de colaboración ciudadana que permiten una alianza entre la administración y las entidades sociales”.

En este sentido, Raúl Navarro, coordinador de WWF Sevilla, destaca la importancia que tienen actividades como Andarríos, donde “no se trata tanto de hacer un análisis completo del ecosistema, sino de coger una serie de valores básicos e interpretarlos con los voluntarios”.

Según Navarro, “al ser in situ se entiende cómo funciona el ecosistema de un río, qué cosas suceden. Si hay contaminación, el responsable puede explicar qué es la eutrofización y cómo la falta de oxígeno afecta negativamente al río”.

Este programa ambiental, por ejemplo, no solo tiene una finalidad sensibilizadora de cara al ciudadano, sino que, como subraya Raúl, tras recogerse los datos y los informes de voluntarios y asociaciones, se ayuda a la administración pública a “prever muchos problemas en las distintas provincias”.

“Como uno de nuestro objetivos fundamentales es la preservación de la biodiversidad, el programa nos venía como anillo al dedo, ya que el ecosistema de los ríos es muy importante, porque viven muchas aves y reptiles, algunos de ellos en peligro de extinción”, afirma el joven biólogo.

170.000 horas de trabajo voluntario

En Andalucía, en total se llevan a cabo más de 500 acciones y proyectos como éste y sus participantes llegan a desarrollar más de 170.000 horas de trabajo voluntario.

Uno de los proyectos más peculiares es el denominado POSIMED, una red nacional de seguimiento de las praderas de Posidonia oceanica, fanerógama marina en peligro de extinción, en el Mediterráneo y en el que Andalucía tiene un papel destacado.

David León, responsable de la secretaría técnica del proyecto, destaca que se trata de “un voluntariado muy especial, ya que tienes que cumplir con una serie de requisitos: tener la titulación de buceo recreativo o profesional, un número de inmersiones, una experiencia, un seguro de buceo en vigor y asistir a la charla de metodología”.

En este voluntariado, que lleva celebrándose desde 2009 y que ha movilizado a más de 300 personas, técnicos y voluntarios llevan a cabo una inmersión en estos ‘bosques submarinos’ con un papel fundamental en la calidad ambiental de las costas, el mantenimiento de los recursos pesqueros y la luchas contra el cambio climático por su gran capacidad de secuestro de carbono. A pesar de su importancia, las praderas han sufrido una regresión que duplica el ritmo de la pérdida de las selvas amazónicas.

León destaca que “la mayoría de estaciones de muestreo se visitan de manera compartida. los técnicos realizan las labores más complejas y los voluntarios complementan el seguimiento de la pradera tomando otros datos que sirven para la gestión. Se lo recordamos siempre a los voluntarios para que se lo tomen en serio”.

Según David, el perfil del voluntario de POSIMED es bastante similar al del buceador medio: “Está bastante igualado entre hombres y mujeres, hay un rango de edad entre 30 y 40 años, aunque también hemos tenido una persona de 68 años y otra que acababa de cumplir la mayoría de edad. Hay funcionarios, biólogos, investigadores y personas sin ningún tipo de conocimiento de biología”.

Para este biólogo, es precisamente este último grupo el que más le interesa, “porque se llevan un concepto del medio marino completamente diferente del que tenían. Son gente que de pronto tiene mucha información y muy novedosa y lo reflejan después en las encuestas que les pasamos”.

Los campos de voluntariado para jóvenes en verano, el programa de anillamiento de flamenco, la red de voluntarios ambientales en espacios naturales protegidos y la del litoral andaluz, así como el trabajo en el Mar de Alborán completan la radiografía de esta actividad que une el trabajo voluntario por el entorno natural común con la satisfacción personal. Como afirma el propio David: “se llevan un gran sabor de boca y muchos terminan repitiendo”.

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