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El peaje entre Portugal y Andalucía cumple dos años con menos tráfico y menos turismo

Autovía del Infante

Fermín Cabanillas

Huelva-Portugal —

El 9 de diciembre de 2011 se activaron los primeros arcos destinados a cobrar a los vehículos que utilizan la autovía A-22 (sur de Portugal). Tras una jornada, la anterior, de periodo de pruebas, se ponía en marcha el pago por circular en la Autovía del Infante, y comenzaba un largo periodo de protestas para sus usuarios y de pérdidas para los negocios de todos los estilos a ambos lados de la frontera.

Pocos entienden, ni en Portugal ni en España, cual es la utilidad del peaje, ya que lo que el Gobierno recauda por la circulación en la carretera se pierde por el descenso de clientes en tiendas y restaurantes, ergo se trata de un agujero que pierde más de lo que recoge en el global de la economía portuguesa. Las cifras hechas públicas por la Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas del Algarve (AHETA) y Comisiones Obreras de Andalucía se fijan en uno de los grandes movimientos de la economía de la zona: el turismo.

Según ambos estudios, la puesta en marcha del peaje ha supuesto una pérdida del 24,5 % de los turistas españoles que visitaban la zona, un descenso que se eleva al 50 en referencia a los portugueses que han dejado de visitar Andalucía. Unas cifras que en tres semanas esperan tener un respiro, cuando empiecen las rebajas de Portugal. Las tiendas colgarán los carteles de “saldos” a partir del 26 de diciembre, y ese adelanto respecto a España hace que a muchos compradores les compense cruzar la frontera para ultimar sus compras navideñas y de Reyes Magos.

Sin embargo, tampoco el dato aportado por la Comisión de Coordinación y Desarrollo Regional (CCDR) del Algarve, es halagüeño: alerta de que el tránsito de vehículos entre España y Portugal ha caído un 70 por ciento desde la puesta en marcha de la autopista de peaje. Es un dato que incide, sobre todo, en los días de fiesta, que en Portugal son los “días de los españoles”, y que en jornadas como las del Día de Andalucía o la Constitución ha sido una misión imposible encontrar una mesa libre en los restaurantes algarvíos. Ahora ya no es así.

Los datos señalan que antes de la puesta en marcha del peaje, utilizaban a diario la citada autovía más de 16.000 vehículos, mientras que la cifra se ha reducido ahora a unos 5.000, según ha comunicado la asociación. Concretamente, en el primer trimestre de este año la intensidad media diaria en la autopista se quedó en 5.079 vehículos, un descenso del 10,4% en relación al mismo trimestre de 2012, que fue de 5.588.

Pero lo peor es que el estudio señala cómo ha afectado al comercio de la zona el peaje, incluso a los espacios comerciales de localidades como Vila Real, Castro Marín o la onubense Ayamonte. Esto es especialmente preocupante, ya que para llegar a esos municipios no es necesario pagar peaje, pero los carteles que se encuentran nada más entrar en la autopista son confusos, y ninguno está escrito en español.

De poco ha servido la inversión realizada por los empresarios algarvíos en la campaña “Se llega gratis”, que intenta convencer a los turistas de que las dos salidas gratuitas para acceder a varios pueblos del Algarve son suficientes para salvar el peaje.

Luis Gomes, alcalde de Vila Real de Santo Antonio, es claro: “A nadie ha beneficiado esta medida”. Su pueblo es, precisamente, uno de los más importantes del comercio del sur portugués. Cada día cientos de toallas y artículos varios salían de sus tiendas y cruzaban la frontera; una realidad que ha cambiado. “Se intenta seguir atrayendo a los turistas, que nuestros hermanos españoles no dejen nunca de visitarnos, pero es muy difícil”.

Incluso, Vila Real, Castro Marín y Ayamonte forman desde el pasado enero la “Eurociudad del Guadiana”, la primera andaluza-lusa, que intenta fomentar el comercio, la cultura y el turismo de forma conjunta. Pero pelear contra el peaje es una misión aparentemente imposible.

En cifras, la caída del comercio en los dos sentidos asciende al 43 por ciento, según los cálculos realizados por distintas asociaciones de comerciantes en las dos orillas del Guadiana. Lo atestigua Joaquim Feliciano. Es uno de los chefs más importantes de Portugal, al nivel de fama en su país de Arguiñano o Arzak en España. Su restaurante en Altura, a donde se llega gratis, se ha resentido. “Hemos perdido el 50 por ciento de negocio y en días como hoy -puente en España- no habría una mesa libre en ningún sitio”. Pero Feliciano recuerda que hay otros factores importantes, y entre ellos está el IVA, que en Portugal asciende a un 23 por ciento para la restauración.

Unidos en las dos orillas

Cómo arreglarlo no parece fácil. Ante la poca atención que presta el Gobierno portugués a los comerciantes, parece que queda sólo el recurso del pataleo. Por eso, hace tres años, cuando se comenzó a hablar de que se iba a poner en marcha el peaje, se creó la Asociación de Usuarios de la Autopista del Infante, que agrupa a entidades del Algarve y la provincia de Huelva.

Sus protestas son dobles, ya que no sólo reclaman que se elimine el peaje, sino que piden que se adecente la N-125, carretera que es la única alternativa a la autopista de pago. Para ello, la “Comissao de Utentes da Via do Infante” – en portugués- organiza movilizaciones de forma habitual, consistentes en la mayoría de los casos en marchas lentas que recorren el tramo de casi 50 kilómetros desde la frontera a la ciudad de Faro, capital de la región.

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