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“Si el incendio hubiera sido durante la noche, hubiésemos muerto todos”

inmigrante lepe

Fermín Cabanillas

Huelva —

Sily Camarah (Sélibaby-Mauritania, 1977) es uno de los 130 inmigrantes que el pasado lunes lo perdieron todo en cuestión de minutos por un incendio que arrasó el campamento en el que viven en Lepe (Huelva). Y viven allí todavía, porque él se ha propuesto mantenerse en lo que ahora algunos llaman “Campamento Esperanza”, y ha levantado de nuevo una chabola, que este miércoles ya le ha dado cobijo de nuevo.

Se trata de uno de los afectados con nombres y apellidos por un suceso del que, desde el lunes, ha habido muchas versiones, pero que él ha vivido en primera persona. Por encima de las disputas políticas o las discusiones en despachos, Sily lanza una máxima: “Solo podemos dar gracias a Dios, porque si esto pasa durante la noche, hubiésemos muerto todos”.

Y es que, según relata en el propio campamento a eldiario.es/andalucia, “todo fue cuestión de tres minutos, el tiempo que transcurrió entre el ruido y el olor del fuego de la primera chabola y el campamento completamente en llamas”.

Lo bueno, explica, es que el fuego empezó en un lateral del campamento, y mientras las llamas se iban extendiendo de sur a norte, los inmigrantes corrían en esa misma dirección y escapaban de las llamas. Lo que queda en pie es una prueba palpable de lo que cuenta, ya que las chabolas más al sur están intactas, mientras que en dirección norte todo quedó arrasado, incluso varias hileras de naranjos que lo coronaban.

Nada se resistió a la mezcla de fuego, cartón y plásticos en un área equivalente a medio campo de fútbol. “Todo fue tan rápido que yo estaba justo en la casa (sic) de al lado, y no me dio tiempo a entrar en la mía a coger nada, solo a correr para salvar la vida”. Unos 20 minutos del primer aviso por uno de los inmigrantes al 112 (a las 15:11) llegaban los bomberos, que sólo pudieron sofocar el resto de las llamas y refrescar el terreno para evitar nuevos focos.

No obstante, nada parece poder con la voluntad de estas personas, y el campamento poco a poco se está poniendo en pie de nuevo. Algunos se han ido a una zona cercana, a unos 20 metros, y ahí están levantando las nuevas casas, pero otros han limpiado el terreno quemado y ya han empezado a construir las chabolas de nuevo.

Sily ya es un veterano. Lleva 20 años en España, los últimos tres en Almería, y todo lo anterior en Zaragoza. “Me dijeron que en España había trabajo, y en realidad sí lo había cuando llegué hace 20 años, pero ahora todo ha cambiado mucho”, explica, para recordar que buscaba un futuro distinto a los trabajos en labores agrícolas que realiza con su padre en suelo africano.

Como en muchos casos de sus vecinos, el incendio ha acabado con su principal tesoro: su documentación. Ahora “no sé que voy a hacer, porque posiblemente tenga que volver a mi país, y allí conseguiré algunos papeles, pero no sé qué pasará después, si podré volver y seguir aquí”.

De momento, su chabola ha vuelto a ponerse en pie, y ahora queda por delante, al menos, la esperanza de trabajar esporádicamente en labores como la recogida de la fresa, que entre enero y mayo tiene su apogeo en el municipio onubense.

Acuerdo para erradicar los asentamientos

De forma paralela, este miércoles, organizaciones que trabajan con inmigrantes en la provincia de Huelva se reunieron para ver qué solución a corto y largo plazo se consigue para estas personas, y alcanzaron un acuerdo con el Ayuntamiento de Lepe como anfitrión para que se erradiquen los asentamientos de inmigrantes de la provincia, con el horizonte puesto para ello como máximo en el año 2020, como propuso en el encuentro la ONG Fecons.

Así lo explica la teniente de alcalde de Bienestar Social del Ayuntamiento de Lepe, Mariana Otero, que concreta que al encuentro han acudido representantes de las organizaciones Fecons, Anusci, Cepaim, Huelva Acoge y Cáritas, así como del Ayuntamiento lepero, de la Consejería de Igualdad, salud y políticas sociales, y el horizonte trazado, aunque toma como base la situación en Lepe, donde casi 1.000 personas viven en chabolas, se quiere extender a cualquier municipio onubense donde existan asentamientos de inmigrantes.

Otero ha concretado que, como medida urgente, se ha buscado alojamiento a las 45 personas que aún quedan en el polideportivo de Lepe, acogidas tras el incendio del lunes, de modo que “uno a uno. de manera individual, se van a ubicar donde se pueda, incluso hablando con los empresarios para los que algunos trabajan para que les den un sitio donde vivir”.

No obstante, ha señalado que, en ocasiones, se choca con el modo de vida de estas personas, “que prefieren mandar el dinero que ganan a sus familias antes que pagar un alquiler”, pero ha confiado en que se puedan alcanzar los objetivos marcados hoy, tanto a corto como a largo plazo.

Mariana Otero ha concluido que en la reunión se ha vivido “un marco muy positivo, donde todo el mundo se ha mostrado muy sensibilizado, y confiamos en que se pueda llegar a una solución cuanto antes”.

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