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“Las petroleras pusieron a Trump en la presidencia”

Lee Plenty Wolf, activista Sioux /Foto: A. Ordaz

Ana Ordaz

“El agua es vida”. Es el mensaje de Lee Plenty Wolf, líder y activista Lakota Sioux. Una sencilla frase que encierra la batalla trascendental de su tribu contra la construcción del oleoducto Dakota Access: un megaproyecto de 1.900 kilómetros que tiene previsto conectar los estados de Dakota del Norte e Iowa. El itinerario implica atravesar el río Misuri y el lago Oahe, que abastecen de agua potable a los 8.000 indígenas que habitan en la reserva de Standing Rock, una de las mayores de Estados Unidos (EEUU).

En 2016, meses de multitudinarias protestas en el campamento de Standing Rock –que se han convertido en un símbolo de la lucha ambientalista– llevaron al entonces presidente de EEUU, Barack Obama,a paralizar la construcción del oleoducto. Sin embargo, el 24 de enero de 2017, el nuevo mandatario, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva con la que reactivó el proyecto, cumpliendo así con su promesa electoral. Y, al hacerlo, revitalizó también la resistencia de los sioux.

El líder y reconocido activista Lee Plenty Wolf, invitado a la Universidad de Sevilla por los Departamentos de Geografía Humana, Geografía Física y Análisis Regional y Antropología Social, atiende a eldiario.es /andalucía tras ofrecer una charla ante más de doscientas personas.

Junto a los riesgos medioambientales, otro de los grandes problemas del oleoducto Dakota Access es que invade tierras sagradas. ¿Cuentan con algún tipo de protección?

Según la ley y un estudio de impacto ambiental, [los responsables del proyecto] deben preguntar a las tribus sobre estas cuestiones y también sobre la construcción del oleoducto, pero no lo hicieron. Las compañías no tienen autoridad para entrar en las reservas indias, así que lo que están haciendo es construir muy cerca, donde todavía sigue habiendo áreas sagradas.

Se supone que si las excavadoras encuentran un antiguo enterramiento deben parar toda la obra y llamar a arqueólogos que estudien los hallazgos para no alterarlos. Pero a las compañías esto les da igual, porque tienen sus excavadoras y simplemente se abren camino.

¿Quién apoya el movimiento contra la construcción del oleoducto?

Tribus originales, grupos ecologistas… Cuenta con un gran respaldo social. La resistencia en el campamento de Standing Rock fue enorme porque aunó a gente de todo el mundo, cada día llegaba más gente. También recibimos ayuda exterior de quienes no podían estar físicamente, nos enviaban comida y medicinas.

¿Cuál es el posicionamiento de la ONU al respecto?

Las Naciones Unidas enviaron a un observador a Standing Rock con el objetivo de proteger nuestra agua. Greenpeace también estuvo allí, así como representantes de diferentes organizaciones. Pero todo esto fue ignorado porque incluso algunos de los medios de comunicación que estaban en el campamento haciendo sus reportajes de investigación fueron arrestados. Nadie estaba a salvo.

¿Los activistas han sufrido represión policial?

Sí. Perros, gas pimienta, pelotas de goma, cañones de agua y de ruido, golpes… incluso fumigaron el campamento.

¿Las protestas de los activistas fueron pacíficas?

En todo momento. Las únicas armas de los activistas y los nativos eran el rezo y el canto. El ejército dijo que íbamos armados para poder reprimirnos con una acción más violenta pero sólo portábamos la chanupa, que es la que nos conecta con el rezo.

La situación que describe podría recordar a la película Avatar…Avatar…

Es lo mismo. Solo que en Avatar los malos mataron a muchos indígenas. Probablemente podrían haber tratado de eliminarnos si no fuera por los cientos de personas y los medios de comunicación que se unieron. Tuvieron que cambiar su estrategia, no pudieron encontrar una excusa para matarnos o hacernos daño.

¿Cuál es el papel del actual presidente de EEUU, Donald Trump, en todo esto?

En los últimos momentos de la presidencia de Obama, gracias a las peticiones que se movieron desde Standing Rock, se paralizó la construcción del Dakota Access. Pero en el momento en el que Donald Trump llegó al poder reactivó la construcción del oleoducto. También fue el responsable de que se entrara y se desalojara todo el campamento.

¿Cuál es la influencia de las compañías petroleras estadounidenses en la administración Trump?

Tienen una gran influencia. Son las que pusieron a Trump en la presidencia. Trump es un gran inversor en las petroleras porque, principalmente, es propietario de compañías que están extrayendo las reservas naturales.

¿Está familiarizado con el problema del agua en Doñana?

He leído un poco al respecto, pero tengo que averiguar más sobre ello. El problema del agua es un problema global y tiene que ver con dos factores principales: las sequías y la sobreexplotación de los ríos.

¿Es el agua el nuevo petróleo?

Sí, sin duda. Es un proceso que comenzó hace tiempo. Las grandes compañías como Nestlé saben que el petróleo es un recurso que se está agotando y se aprovechan de esta situación. ¿Cómo? Embotellando el agua y vendiéndola, impidiéndonos que podamos tomarla de forma natural, que es un derecho humano.

«Sólo cuando el último árbol esté muerto, el último río envenenado, y el último pez pescado, el hombre se dará cuenta de que el dinero no se come», proverbio indígena.

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