Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Más de 2.000 temblores por “un fenómeno natural” mantienen en vilo a una comarca jienense

Gráfico con la localización de los terremotos.

Concha Araújo

Jaén —

Hace un año la tierra comenzó a temblar en la comarca jienense de La Loma. Los vecinos de municipios como Sabiote y, sobre todo, Torreperogil, notaban sacudidas constantes. Lo que los expertos catalogaron como “terremotos en enjambre”. Un año y 2.190 movimientos sísmicos más tarde -los computados entre el 20 de octubre de 2012 y el 21 de octubre de 2013- un equipo de la Universidad de Jaén ha concluido que “la interpretación es puramente tectónica”. José Antonio Peláez dirige el equipo Riesgo Sísmico y Tectónica Activa que integra a investigadores de las universidades de Jaén y Granada.

El informe que han enviado al Instituto Geográfico Nacional -que elabora un estudio sobre el origen de esta situación- asegura que los terremotos detectados son “un fenómeno natural”. Sus conclusiones son determinantes para el documento final, porque este equipo se ha ocupado del trabajo de campo. También queda constancia de ellas en la información actualizada de los movimientos sísmicos en esta comarca en la web del grupo de investigadores, que viene actualizándose periódicamente desde que comenzaron las series sísmicas.

La cuenca del Guadalquivir, en la que se ubica la comarca de La Loma, forma parte de las cordilleras Béticas, una formación geológica “que aflora del choque de las placas europea y africana; cuando se produce un nivel de esfuerzo, chocan a gran profundidad” y el resultado son los seísmos. “La cuenca del Guadalquivir no es tan activa como Granada, Málaga o Almería”, explica Peláez, lo que no significa que esos temblores no sean naturales. “Los terremotos los producen las fallas que no conocíamos hasta este momento porque la sismicidad era escasa”, concluye el experto que advierte que en la comarca se había extendido una creencia en que el factor humano desencadenaba los movimientos, pero su trabajo en la zona descarta otras opciones como el fracking -fractura por inyección de agua, la inyección de gas –como lo que está ocurriendo en el Levante- o el llenado del embalse de Giribaile –hidrosismicidad-, situado a 16 kilómetros del escenario sísmico.

Hasta hace un año se desconocía la existencia de las fallas que provocan los movimientos. Ahora mismo, el equipo de la Universidad de Jaén tiene una idea de la dirección de las fallas pero no pueden predecir si habrá nuevos movimientos. Por eso quieren continuar con la investigación y, de paso, valorar porqué, dada la baja intensidad de los terremotos, la población los ha notado. El más aparatoso se registró el pasado 5 de febrero y alcanzó los 3,9 grados en la escala Ritcher. Ese día se contabilizaron hasta 150 de intensidad inferior.

Aquella serie de temblores fue más que suficiente para disparar la alarma social. Desde ese momento, la población ha reclamado respuestas. El Instituto Geográfico Nacional (IGN) recibió el encargo de elaborar un informe sobre el origen de los seísmos, que incluye el trabajo de los investigadores jiennenses. Desde entonces, no ha habido una respuesta oficial. La alcaldesa de Torreperogil, Josefa Caballero, cree que “ha habido tiempo suficiente para la conclusión del estudio”. Esta semana ha convocado una movilización que han respaldado más de un millar de vecinos de la población, en la que viven poco más de 7.500 personas. “Los vecinos siguen preocupados porque desde octubre del año pasado, con algunos altibajos, esto no ha parado”, sostiene Caballero, quien está dispuesta a convocar una concentración en Madrid si no hay un respuesta inmediata. Hasta ahora la respuesta que han obtenido del IGN es que la investigación “se está ultimando”. No obstante, el trabajo de campo realizado desde la Universidad de Jaén está acabado y entregado.

José Antonio Peláez admite que en estas situaciones, los vecinos “lo que quieren saber es si el edificio en el que viven es seguro, si va a sufrir daños, si es seguro o se les va a caer encima”. Y ahí es donde prosigue su investigación. La Diputación de Jaén lleva a pleno el próximo 4 de noviembre el acuerdo por el que aportará 25.000 euros para que prosiga el trabajo de campo. El presidente del organismo provincial, Francisco Reyes, ha destacado el interés de la institución por “analizar los terremotos que se están produciendo en la zona, ver sus posibles motivos y qué medidas se pueden adoptar por parte de los ciudadanos y las instituciones en torno a los mismos”.

Prevenir situaciones de riesgo

José Antonio Peláez recuerda que la sismología no predice el futuro, pero si puede prevenir situaciones de riesgo. Los investigadores tienen “indicios de que el terreno en Torreperogil y Sabiote está produciendo amplificaciones de los movimientos sísmicos”, ya que los movimientos por debajo de los 2 grados o los 2 grados y medio no debería notarlos la población. De ahí su interés en averiguar “las condiciones que hacen que pequeños terremotos se sientan tan ampliamente”.

Su trabajo servirá para elaborar una “microzonificación” y averiguar “si hay suelos que amplifican, o no, los movimientos o si afectan a casas de una determinada altura más que a otras”. En definitiva ayudará a planear la urbanización de los municipios conociendo los riesgos que existen o a rehabilitar las zonas afectadas de forma adecuada. Peláez señala que en España “existe una normativa sísmico-resistente que damos por sentado que se cumple”, pero hay construcciones anteriores a esa normativa que podrían rehabilitarse en función del riesgo al que se enfrenten. Se trata de un trabajo de campo que ayudará a decidir “lo que tienen que hacer en cada zona, si es una zona segura, si se puede rehabilitar o hay que prohibir la construcción”.

Etiquetas
stats