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Los vecinos de Valdelarco consiguen evitar el cierre del único banco del pueblo

Todos los vecinos de Valdelarco tienen cuenta en la única entidad financiera del pueblo.

Fermín Cabanillas

Valdelarco, un pequeño municipio de la sierra de Huelva, se ha convertido en un símbolo de la lucha social contra una decisión que iba a complicar bastante el día a día de sus vecinos. Porque, acostumbrados a realizar sus gestiones cara a cara con los operarios del único banco del pueblo, a finales del pasado diciembre Caja Rural del Sur fue explicando a los clientes que se acercaban por la oficina que cuando llegase febrero el pueblo se quedaría sin ella. Con las entidades bancarias más cercanas en los municipios de Galaroza y Jabugo, manejar la cartilla directamente con su banquero de siempre parecía que se había acabado para estos vecinos, que además tienen una media de edad alta, y un dominio de las nuevas tecnologías que, en algunos casos, les impedía seguir realizando sus gestiones con métodos más modernos, como operar por internet.

Puede que para ello se hayan inspirado en la propia historia del pueblo, que habla de que ese arco que tiene en el nombre era un viejo monumento al emperador Trajano, que se perdió con los años, pero con ese mismo espíritu han luchado por su único banco durante el último mes. En su caso era una lucha muy desigual, ya que se trata de que sólo 300 personas peleasen contra un banco, pero han ganado la batalla. Viviendo a 125 kilómetros de la capital de la provincia, la totalidad de sus vecinos tienen depositado su dinero en cuentas de la Caja Rural del Sur, precisamente porque se instaló en el pueblo hace años en busca del aprovechamiento económico de la actividad agrícola y ganadera que practican.

El mazazo para estos vecinos llegó a finales de diciembre. En el pueblo se corrió la voz de que el banco iba a cerrar. Sin previo aviso oficial, sólo las comunicaciones verbales desde la oficina les confirmaron sus temores, así que se pusieron manos a la obra, ya que la fecha límite para mantener abierta su oficina era el 31 de enero. Pero la fuerza de los vecinos unidos ha hecho que no pasase lo peor.

El alcalde, Rafael López, lideró el movimiento, que ha acabado con victoria para la gente de a pie. Y es que, como recuerda el edil, “la gran mayoría de los casi 300 vecinos de Valdelarco tienen su cuenta en Caja Rural del Sur porque es la única oficina abierta como tal, y tampoco todos los días sino, desde febrero de 2011, sólo los martes, miércoles y jueves varias horas durante la mañana”. Con anterioridad, abría a diario y en horario de oficina, pero ahora los vecinos ya se habían acostumbrado a su actual status. “Los vecinos no piden que se recupere el estado original, pero jamás que se pierda el sistema actual de tener la oficina abierta, aunque sea pocas horas, y tampoco todos los días de la semana”, apunta.

Planteaba dejar sólo el cajero, con los problemas que ello conllevaría a buena parte de la población, de mucha edad, y que tramita con frecuencia documentación ganadera y agraria por su labor en el campo, tan vinculada con esta caja de ahorros. Para los vecinos, de hecho, es primordial mantener el contacto con su operario, y se manejan, en una gran mayoría, con libreta de ahorro, al método tradicional. Incluso, el Ayuntamiento de Valdelarco defendía que en este caso debe prevalecer la labor social y no económica. “Tampoco consta oficialmente que la entidad bancaria tenga pérdidas económicas por su labor en la oficina de Valdelarco”, recuerda el alcalde.

Ha sido un mes intenso, con varias movilizaciones, y entre otras se entregaron al banco más de 300 firmas para evitar el cierre, recogidas en el punto ubicado en el consistorio y comercios más conocidos en el pueblo, junto a unas 170 de forma telemática por el perfil en la red social Facebook. Incluso, esta semana casi una tercera parte de la población, sobre 80 personas, se manifestaron a las puertas de la oficina en protesta por el cierre. Y es que el pueblo no quería “que le quiten la única oficina que tienen y denunciaban que dejar sólo un cajero no es la solución acertada, ya que muchas de las personas mayores ni tienen tarjeta de crédito ni saben manejarla”.

Sin embargo, a pesar del éxito de las movilizaciones, el alcalde lamenta que ha intentando, sin éxito, ponerse en contacto con representantes de la entidad bancaria y sólo hasta el pasado miércoles no pudo hablar con un cargo a nivel provincial que le transmitió tranquilidad.

Con todo, si los clientes se movieron, en algunos casos, a través de Facebook, este fue el método también elegido por el banco para revertir su amenaza de cierre. El director de la oficina, Gonzalo Tristancho Ortega, publicaba este sábado el siguiente mensaje en la misma red social: “Informo para tranquilidad de todos los vecinos que ha considerado hoy cancelar el cierre previsto y analizar alternativas que no provoquen desatenciones al pueblo”. Una forma, desde luego, poco habitual de hacer oficial una información que afecte a muchos vecinos, sobre todo porque muchos de los clientes no son usuarios activos de internet, pero ha resultado efectiva para llevar la tranquilidad al pueblo.

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