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El fallo de los ERE se cuela en la toma de posesión del nuevo Gobierno de Moreno y marca el rumbo de la legislatura

Juan Manuel Moreno preside la foto de familia del nuevo Consejo de Gobierno en Andalucía

Daniel Cela

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En septiembre de 2013, durante la toma de posesión de los consejeros del primer Gobierno andaluz de Susana Díaz, saltó una noticia bomba que congeló el rostro de todos los presentes en la solemne ceremonia del Salón de los Espejos del Palacio de San Telmo, sede la Junta de Andalucía: la jueza Mercedes Alaya, que instruía la macrocausa del fraude de los ERE, acababa de “preimputar” a Manuel Chaves y José Antonio Griñán por delitos de prevaricación y malversación de caudales públicos. Unos días antes, los dos ex presidentes habían acompañado a Susana Díaz en su toma de posesión en el Parlamento.

Nueve años después de aquello, el caso ERE vuelve a colarse en una toma de posesión, esta vez del segundo Gobierno del popular Juan Manuel Moreno. El mismo lugar, los mismos protagonistas, el mismo ruido distorsionante de fondo: el mayor caso de corrupción conocido en Andalucía, responsable de expulsar al PSOE andaluz del Gobierno tras 37 años en el poder.

La noticia de este martes es, aparentemente, el capítulo final de un proceso que ha durado 11 años: el Tribunal Supremo ha ratificado la condena a los ex presidentes: Griñán tendrá que ingresar en prisión -seis años de cárcel por malversación y prevaricación- y Chaves será inhabilitado para cargo público nueve años, aunque hace tiempo ya que abandonó la política activa. El resto de consejeros, viceconsejeros y directores generales de anteriores gobiernos socialistas -hasta 16 condenados- también cumplirá su pena íntegra, en algunos casos con cárcel y en otros con inhabilitación e indemnizaciones.

La intromisión del caso ERE ha eclipsado el protagonismo del nuevo Gobierno andaluz, pero con un matiz evidente: en 2013 dejó en shock a todo el gabinete socialista, indignado con la jueza Alaya por su enésima coincidencia entre el proceso judicial y la actualidad política; en este caso, el fallo llevaba semanas escrito pero los magistrados del Supremo lo han reservado hasta que pasasen las elecciones andaluzas del 19 de junio, para evitar cualquier tipo de interferencia.

Moreno le ha dado un protagonismo igual o superior al de sus recién nombrados consejeros, subrayando que era un día “agridulce”, “triste” y “alegre” a la vez. Internamente no ocultan que el varapalo político y emocional al PSOE andaluz y la mayoría absoluta de la que disfruta el PP en Andalucía allanan una legislatura que tendrá una primera parada crítica en el ciclo electoral de 2023 (municipales, autonómicas y generales). “Si el Gobierno de Pedro Sánchez valora el indulto a dos ex presidentes del PSOE condenados por corrupción, se suicidan políticamente”, advierte una fuente próxima al presidente andaluz.

El PP andaluz, azote de los ERE

El PP andaluz se personó en la causa de los ERE desde el primer momento y hostigó a los socialistas con dureza, logrando ganarles las elecciones autonómicas por primera vez en 2012. Javier Arenas logró 50 diputados [a cinco de la mayoría absoluta], pero una coalición PSOE-IU permitió prolongar el gobierno de Griñán, que al poco dimitiría acosado por el caso ERE para dar el relevo a Díaz.

Los 13 consejeros del nuevo Gobierno andaluz de Moreno han jurado el cargo este martes en otro acto solemne en el Salón de los Espejos, en un ambiente de celebración que ha sido interrumpido por la reflexión “agridulce” que ha hecho el presidente sobre la sentencia del Supremo. “Hoy se nos ha colado un invitado no esperado”, ha dicho, cambiando drásticamente el registro de euforia y emoción de su discurso de presentación de los consejeros. Moreno ha admitido que le “apena que la justicia tarde tanto tiempo en dictaminar y en cerrar un capítulo”. “Yo también empatizo con esas personas afectadas, independientemente de que quien lo hace mal lo pague. No es razonable que esas personas vivan un martirio de más de una década, habrá que abrir una reflexión sobre los tiempos de la justicia y sus recursos materiales”, ha dicho, para luego subrayar que aún confía en “recuperar el dinero” defraudado.

Moreno ha aprovechado para presentar su Gobierno como un punto de inflexión en Andalucía, “una nueva etapa en la que ya no es noticia por corrupción e irregularidades. ”Eso es un tiempo pasado que no va a volver. Eso jamás sucederá en esta comunidad“, ha zanjado. El líder popular ha aclarado que el mazado a su principal rival político no es motivo ”para reírse o alegrarse“, pero internamente en San Telmo hacen una lectura triunfante del estado catatónico al que regresa el PSOE andaluz tras esta sentencia.

Fuentes próximas al presidente explican que los socialistas de Juan Espadas “tienen muy difícil” ejercer el papel de oposición usando la corrupción como vehículo, porque encontrarán siempre el muro de “los 23 años de corrupción institucional”, en referencia a los años de gobiernos de Chaves y Griñán. Casi simultáneamente, el secretario general del PSOE-A comparecía en la sede de su partido para valorar el fallo, lamentar que “no hubiera unanimidad en el voto de los jueces” -dos de cinco no comparten la sentencia- y reiterar su defensa de la “honorabilidad” de los ex presidentes. “El PP querrá seguir hablando de esta cuestión por los siglos de los siglos. También nosotros hablaremos de sus tres condenas por financiación ilegal. Nosotros lo que queremos es que esto termine de una vez”, ha dicho Espadas.

El fallo de los ERE agrieta aún más el estado anímico del socialismo andaluz. Hace mes salieron destrozados de las elecciones, por debajo del millón de votantes y 30 diputados. Espadas, que apenas lleva un año al frente de la federación más numerosa del PSOE, se ha propuesto que su grupo parlamentario interiorice desde el minuto uno el rol de oposición al Gobierno con mayoría absoluta de Moreno. Lo ha hecho admitiendo “errores” del pasado. Así lo hizo en el último comité director del partido, máximo órgano de decisión entre congresos, donde planteó ante sus compañeros la necesidad de abordar reformas de calado y asumir “un problema estructural”.

En el seno del partido el ánimo está bajísimo. La nueva dirección regional debe conciliar la defensa emocional de sus compañeros y amigos -Chaves y Griñán llevan en el PSOE desde el tardofranquismo y lo han sido todo en esta formación- con el discurso político al uso: acatan la sentencia, piden tiempo para estudiarla, se quejan de la lentitud de la justicia. En el equipo de Moreno creen que este fallo “se lleva por delante a toda una generación de socialistas andaluces” que crecieron políticamente bajo los gobiernos de los dos ex presidentes condenados. Espadas, que fue consejero con ambos, ha defendido sus nombres y su legado, “sin el cuál Andalucía no habría progresado hasta lo que es hoy”.

Primer objetivo: Presupuestos para 2023

Al margen del paréntesis del capítulo de los ERE, la toma de posesión del Gobierno andaluz fue más protocolaria y común que la del presidente. Moreno presentó a su equipo como un conjunto sólido de gente “con las camisas remangadas” para trabajar desde el minuto uno. En la primera reunión del Consejo de Gobierno, minutos después, se aprobó el techo de gasto no financiero para 2023, una decisión técnica pero necesaria para empezar a esbozar los Presupuestos Autonómicos del año que viene, primer objetivo del presidente y la razón por la que adelantó los comicios (actualmente las cuentas están prorrogadas).

El Ejecutivo andaluz tiene 13 consejerías y nueve de ellas están ocupadas por dirigentes de peso del PP. Días atrás, Moreno había anunciado un Gobierno “de gestión”, muy técnico, con la cabeza puesta en las turbulencias económicas que se avecinan en otoño agudizadas por la guerra en Ucrania y la escalada inflacionista. Pero finalmente el gabinete es muy político, muy orgánico, porque “la política es comunicación”, y el presidente ha apostado por compañeros de partido con rodaje para librar debates con la oposición en el Parlamento y vender sus iniciativas en los medios de comunicación.

Moreno llamó el domingo a los consejeros salientes -del PP y de Ciudadanos- para comunicarles que ya no contaría con ellos. “Algunos se lo tomaron mejor y otros lo entendieron peor”, dicen en su equipo. Hasta el lunes por la mañana, minutos antes de anunciar sus nombres, no telefoneó a los nuevos consejeros para evitar filtraciones. Tuvo dos o tres “bajas” de profesionales independientes que se echaron atrás porque el régimen de incompatibilidades de la Junta de Andalucía les hacía perder dinero, o bien por problemas de salud.

En su primer Consejo de Gobierno, el presidente ha pedido a sus consejeros que actúen como un equipo y no como islas independientes, que interioricen su estilo de hacer política, que sean “cercanos” y usen “un lenguaje inclusivo”. “Los consejeros son embajadores del estilo de entender la política del presidente”, dicen en su equipo.

El orden de prelación del nuevo Gobierno se hizo público el sábado a última hora, después de que Moreno corrigiese algunas cosas, como la denominación de la Consejería de Igualdad, a la que se le ha quitado el apellido “de Oportunidades” tras la oleada de críticas recibidas. Antonio Sanz, consejero de Presidencia, será el hombre fuerte del Ejecutivo. Les sigue la cartera de Hacienda y Economía; Educación; Empleo; Sanidad; Agricultura; Universidad; Turismo y Cultura; Fomento; Igualdad; Medio Ambiente; Industria y Justicia.

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