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La división interna de los partidos, clave para la alcaldía de Granada

Acto de la toma de posesión de Francisco Cuenca (PSOE) como alcalde de Granada

Álvaro López

El resultado de las elecciones municipales en Granada del 26 de mayo promete ser imprevisible hasta que comience el recuento oficial de papeletas. Tal y como está configurado actualmente el espectro de partidos que optan a la alcaldía granadina, el futuro se presenta complejo para gobernar en la ciudad de la Alhambra. Los pactos, que serán necesarios en un Ayuntamiento que puede contar con más fuerzas políticas que nunca, tampoco serán sencillos de alcanzar después de las rupturas y desencuentros vividos en el seno de los propios partidos en los últimos meses.

Porque a excepción del PSOE, que actualmente ostenta la alcaldía con Francisco Cuenca al mando, todas las demás formaciones que optan al bastón de mando han tenido serios problemas internos que en algunos casos han dado pie a la aparición de nuevos partidos. De modo que los clásicos bloques de derecha e izquierda están más atomizados que nunca en Granada.

Sebastián Pérez ante su última oportunidad

Analizando uno por uno los partidos que optan a la alcaldía de Granada, el PSOE es el que sale mejor parado en cuanto a división interna. Salvo por el adiós de los actuales concejales Jemi Sánchez y Baldomero Oliver, el núcleo duro de los socialistas se mantiene de cara a los comicios locales. Algo que no parecía posible cuando en las elecciones municipales de 2015 el PSOE granadino tenía que conformarse con ocho concejales que confirmaban que seguía perdiendo votantes desde 2007.

Pero el estallido de la 'Operación Nazarí' y la detención del entonces alcalde del PP, José Torres Hurtado, provocó un giro de guión que colocó a los socialistas en la alcaldía de manera inesperada gracias al apoyo de Ciudadanos. Aquella operación judicial por la corrupción urbanística de Granada, que aún sigue en marcha, se llevó por delante 13 años de Gobierno ininterrumpido de los populares y provocó que uno de los concejales con más peso, Sebastián Pérez, maniobrase para que el partido que también dirigía acabara eliminando del mismo a todos los afines a Torres Hurtado, quien había sido su gran rival por el sillón de alcalde dentro del PP.

Precisamente ahora, de cara a las elecciones del 26 de mayo, Sebastián Pérez se encuentra ante la que es, probablemente, su última oportunidad para llegar a ser alcalde de Granada. El líder de los populares, cuya presidencia en Granada está siendo investigada en los juzgados por irregularidades en el proceso de elección, es consciente de que si no obtiene un buen resultado, el procedimiento judicial que pone en duda su presidencia pondría en serias dificultades su continuidad como máximo dirigente del PP a nivel provincial.

Hoy por hoy, y a la luz de los resultados de las elecciones generales del 26 de abril, Sebastián Pérez lo tendría complicado para ser alcalde de Granada. Porque si se repitieran los resultados de entonces, los populares empatarían a siete concejales con el PSOE y se verían obligados a pactar con las fuerzas políticas que lograran sumar del bloque de derechas. Y entre ellas podría estar una candidatura surgida de la división interna que el PP ha vivido estos últimos años: Centrados en Granada.

Juan García Montero y la rebelión de los enemigos

Centrados en Granada es la respuesta municipal a la ruptura provincial del Partido Popular. Juan García Montero es el cabeza de lista de este partido que pretende arañar votos descontentos del PP y de la derecha del espectro político. No en vano, García Montero ha protagonizado la mayor ruptura de las que se han producido en el seno de una formación granadina en los últimos tiempos. Él fue quien le disputó la presidencia del PP a Sebastián Pérez y él ha sido quien le ha denunciado por aquel proceso de elecciones primarias.

Si bien Juan García Montero ha sonado como posible candidato de Vox a la alcaldía, finalmente su nombre quedó descartado por estar imputado junto al resto de concejales del PP que formaron parte del Gobierno municipal del que se investiga la corrupción urbanística. Cerrada esa opción, García Montero decidió darse de baja como militante del Partido Popular y probar suerte con Centrados en Granada.

Pero las rupturas internas, que jugarán un papel capital tras las elecciones, no han sido un hecho exclusivo del PP. Se han extendido a más partidos y la última ha afectado de lleno a Vox. Mientras la dirección nacional de Santiago Abascal y Javier Ortega Smith purgaba a nivel local a quienes pretendían ser más independientes en sus planteamientos, los purgados decidían a su vez crear otro partido para las municipales. Así ha surgido Granada Liberal Española del expresidente de Vox Granada, Julio Vao, que concurrirá a los comicios locales como número uno de la formación y con la pretensión, como la de Juan García Montero, de restarle votos al bloque de derechas.

Muleta para la alcaldía

Sin rupturas públicas, pero también con conflictos internos, Ciudadanos podría tener la llave de la alcaldía de Granada. El regreso de Luis Salvador como número 1 de la lista del partido naranja ha propiciado un escenario a tres bandas que resultará interesante de analizar tras las elecciones. Cuando todo apuntaba a que el trabajo de Manuel Olivares como portavoz de Ciudadanos le valdría para ser el candidato, Luis Salvador, tras perder la confianza de la cúpula del partido a nivel nacional y regresar a un segundo plano, decidió volver a ser cabeza de lista en estas elecciones como ya lo fue en 2015. En aquella ocasión acabó dejando su puesto tras lograr ser diputado en el Congreso.

Sin embargo, su nombre en estos comicios municipales se torna más importante que hace cuatro años. Por varios motivos. El primero es que Luis Salvador está abiertamente enemistado con el actual alcalde de Granada, Francisco Cuenca (PSOE), de la etapa en que ambos compartían partido y aspiraban a ser líderes de los socialistas granadinos. Un premio que se llevó Cuenca y que a Salvador le impulsó para iniciar la aventura de Ciudadanos creando buena parte de la estructura del partido en Andalucía.

Otro motivo que desvela su importancia es que al mismo tiempo que su relación con Cuenca no es la más fluida, según explican fuentes internas del PSOE y de Ciudadanos, sí que es buena con Sebastián Pérez. El candidato de los populares podría tener en Salvador a su aliado en caso de necesitar el apoyo para ser alcalde si su partido fuera el más votado. Salvo que la aritmética dijera lo contrario y PP y Ciudadanos necesitasen de la alianza de Vox, Centrados en Granada o Granada Liberal Española en el caso de que estos partidos llegaran a lograr concejales. Si esto fuese así, Onofre Miralles, candidato de Vox, no sería el mejor aliado de Pérez porque su enemistad es conocida en el ámbito político granadino. Lo mismo sucedería en el caso de necesitar a Juan García Montero y solo Granada Liberal Española parte en principio sin recelos contra ninguno de los candidatos.

Podemos-Izquierda Unida ante su espejo

Por último, el otro partido que parte con opciones de lograr un número importante de concejales es Podemos-Izquierda Unida. Su candidato a la alcaldía, el periodista Antonio Cambril, parte con la desventaja de no ser político y con la certeza de que la izquierda que encarna su formación también está dividida. Aunque no de un modo tan claro como los explicados anteriormente.

Podemos-Izquierda Unida acude a estas elecciones municipales con el convencimiento de que tendrá que enfrentarse con un partido surgido de su propio seno. Vamos Granada, que entró en el Ayuntamiento en 2015 de la mano de Podemos, ha acabado deshaciéndose durante este mandato hasta el punto de que ha decidido presentar una candidatura propia y al margen de Podemos. Fuentes del partido admiten que Vamos Granada podría restarles votos y no descartan que les quite algún concejal. La candidatura de Vamos Granada con Marta Gutiérrez y Mayte Olalla, que ya estuvo en el Ayuntamiento con UPyD, se ha movido bien en los medios y ese hecho podría restar opciones a Podemos-Izquierda Unida.

Ciudadanos como llave de todo

Trasladando los resultados electorales de las elecciones generales del 26 de abril a lo que sucedería a nivel local, un hecho parece claro: Ciudadanos tiene la llave. Si se repitieran los votos de finales de abril, PSOE y PP empatarían con siete concejales, Ciudadanos sería tercera fuerza con 5, Vox entraría por primera vez con cuatro y Podemos-Izquierda Unida se quedaría con tres. Esos números configuran un panorama muy complejo en el que el bloque de derechas ganaría claramente si Ciudadanos se sumara a dicho pacto. La izquierda se quedaría en 11 concejales por los 16 de la derecha cuando la mayoría absoluta es de 14 en un Ayuntamiento que tiene 27 sillas en total.

No obstante, en estas sumas no están contemplados los votos que podrían lograr Vamos Granada, Centrados en Granada ni Granada Liberal Española. La fuga de votantes hacia estas tres formaciones podría hacer especial daño a PP, Vox y Podemos-Izquierda Unida, dejando al PSOE a la expectativa porque la atomización de partidos le perjudicaría pese a conseguir más votos que en 2015 (entonces no llegaron a 30.000 y en las últimas generales superaron los 37.000). Solo Ciudadanos parece tener mejores perspectivas de cara a las elecciones locales de Granada del 26 de mayo. Pues de ellos parece que dependerá la alcaldía.

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