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Granada termina 2018 sin presupuestos municipales por cuarto año consecutivo

El concejal de Economía, Baldomero Oliver

Álvaro López

Granada, por cuarto año consecutivo, tendrá que prorrogar sus presupuestos municipales. 2018 va a acabar así, repitiendo una historia que se ha visto más de una vez en el Consistorio local. Porque desde 2014 nadie ha logrado presentar y aprobar unas cuentas en el pleno así que la ciudad tendrá que prorrogar por cuarta vez unos presupuestos.

Hace poco más de una semana el concejal de Economía, Baldomero Oliver, se esforzaba por presentar un borrador de presupuestos que sirviese para paliar las dudas acerca de su gestión en ese sentido. El edil, que ha repetido muchas veces que la oposición no colabora para tener unos presupuestos, aún no había presentado ningún proyecto ni borrador desde que accedió a la alcaldía de la mano de Francisco Cuenca (PSOE) en mayo de 2016.

Sin embargo, el borrador presentado por el equipo de Gobierno se ha encontrado con el rechazo unánime de toda la oposición en el último pleno del año. Ciudadanos, PP, Vamos Granada e Izquierda Unida han criticado enérgicamente los números presentados. Critican, entre otros aspectos, que el borrador de presupuestos haya llegado sin que haya un informe de intervención que avale las cifras que aparecen en él y basándose, explican, en unos ingresos irreales porque no se han aprobado aún las ordenanzas fiscales.

Con todo y dado el panorama, el Ayuntamiento de Granada va camino de agotar todo un mandato sin ningún presupuesto municipal nuevo. El último se aprobó en diciembre de 2014 y data del anterior equipo de Gobierno del Partido Popular. El de José Torres Hurtado, el exalcalde detenido e investigado de la 'Operación Nazarí' que logró aplicar su rodillo municipal aprobando aquellas últimas cuentas cuando aún tenía mayoría absoluta. Cuando llegaron los comicios de 2015 y se perdió toda mayoría suficiente, el PP ya no pudo aprobar ningún presupuesto y con el cambio de alcaldía hacia el PSOE, no ha habido proyecto más allá de cruces de declaraciones entre los grupos municipales.

La única buena noticia que se ha llevado el Consistorio en materia económica es que el año pasado logró aprobar el Plan de Ajuste. Pero su aprobación fue prácticamente obligatoria ya que el Ministerio de Hacienda amenazaba con intervenir las cuentas municipales por tener un plan de ajuste antiguo -de 2012- que no se adecuaba a las necesidades financieras marcadas desde la administración central. Fruto de la urgencia se logró el consenso entre todos los grupos políticos. Un consenso ficticio y efímero que denuncia el propio concejal de Economía, Baldomero Oliver.

Herencia recibida

Oliver explica a eldiario.es/andalucia que para aplicar dicho Plan de Ajuste las medidas que proponía el Ayuntamiento debían ser aprobadas una a una en pleno y sin embargo “me las tumbaron”. Lo que a su juicio supone que “de ser el Gobierno quien incumple los planes de ajuste, son los plenos los que los incumplen”. Además, Oliver detalla más problemas: “Hemos tenido que cumplir con algunas obligaciones que el equipo anterior no cumplió: como la paga extraordinaria que quedaba pendiente de 2012 o alguna que otra sentencia que hay que pagar y que no estaba en el presupuesto”.

Mientras tanto, al no haber un proyecto de presupuestos municipales, los números siguen sin cuadrar y las partidas económicas no pueden hacer otra cosa que equilibrarse puntualmente. Lo que sobra de un lado se destina a otro. No hay un plan organizado en el que el Consistorio tenga claro qué va a gastar y para qué y de ese modo la deuda, que según cifras de Hacienda el año pasado ya se acercaba a los 300 millones de euros, sigue creciendo en parte por los intereses de demora que la ciudad tiene con los bancos a los que solicita créditos para poder seguir pagando su actividad diaria. Según fuentes de la concejalía de Economía, solo en 2018, Granada debe ya 2 millones de euros más por dichos intereses.

En minoría

Todo lo anterior se explica con varias razones. La primera: el Gobierno socialista no tiene capacidad de maniobra porque gobierna en una clara minoría. Con sus ocho concejales apenas puede aprobar nada que pase por pleno y se encuentra con el bloqueo de la oposición de derechas que comparten Ciudadanos y PP. Aunque los populares, con Rocío Díaz a la cabeza, se han mostrado recientemente con ganas de dialogar para facilitar la aprobación de unos presupuestos.

Sin embargo, todo parece más una pose política que una realidad. Porque a los problemas de forma a la hora de presentar el borrador de los presupuestos municipales se suma que la oposición, a pocos meses de las elecciones, no quiere apuntarse el tanto de haber apoyado una subida del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) como medida estrella para lograr ingresos en la capital. Sobre todo cuando uno de los ejes del programa electoral del PP en las últimas elecciones fue la bajada generalizada de impuestos. Este es otro de los grandes debates que tiene actualmente el Ayuntamiento: de dónde sacar recursos económicos.

A todo se le suma que Granada es una ciudad en la que algunos de sus servicios más esenciales están externalizados. Fuentes de la oposición aseguran que las empresas de transporte público o limpieza que reciben partidas del Ayuntamiento no contribuyen a mejorar las cuentas municipales. Así, presentar un presupuesto y aprobarlo, sin el mínimo consenso suficiente, se antoja un objetivo complicado. Por lo que 2019 no parece que vaya a ser el año en que se llegue a aprobar. Todo apunta a que el próximo año Granada habrá agotado toda una legislatura sin ellos.

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