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Dos kilómetros de vía para que el AVE entre en Granada y una pregunta: ¿soterrada?

Carmen Marchena

Las polémicas obras de llegada del AVE a Granada capital, que tiene sin conexión ferroviaria la ciudad desde hace más de un año, tienen un capítulo de barrio. En concreto, en los barrios de La Chana, Parque de la Rosaleda y Bobadilla. La cuestión allí es clave: ¿el tren por superficie o soterrado? No está aún decidido, pero no es un problema menor. Para las principales asociaciones de vecinos de esas zonas, el soterramiento de los 2 kms de entrada a la ciudad es la única ocasión que tienen de integrar esta infraestructura sin que se le dé la espalda a las personas que viven en ellos. Algunos vecinos, aunque no de forma organizada, están en contra del soterramiento, pero aparentemente más porque ese cambio de planes no retrase el tren que porque prefieran una u otra opción: “mejor en superficie y ahora, a que llegue nunca”.

Un paisaje en permanentes obras, una pasarela y un rodeo como únicas forma de conectarse con otros barrios de la ciudad son los principales problemas que quieren resolver en estos barrios aprovechando la llegada del AVE. Si todo sigue igual y las vías del tren hacen de barrera física, cerca de 37.000 vecinos perderían su “oportunidad” de conectarse e integrarse en la ciudad, denuncian los colectivos vecinales. En concreto, serían los barrios de la capital que se ven afectados por las obras son Bobadilla, La Chana y Cerrillo de Maracena (distrito Chana) con 25.798 habitantes, Parque de la Rosaleda (distrito Ronda) con 3.675 vecinos y el barrio de Los Pajaritos (distrito Beiro), que también sufre los inconvenientes de la construcción de la Estación de tren y la Estación Intermodal de Metro, con 7.417 vecinos.

La Marea Amarilla, que respalda las reivindicaciones, ha facilitado un estudio de coste del soterramiento realizado por la Ingeniera de Caminos A. Rodríguez, que estimaría en unos 115 millones de euros aproximadamente los kilómetros de tramo soterrado que comprendería Bobadilla-La Chana-Parque de la Rosaleda hasta llegar a la Estación de Tren de Granada. Lejos de los 40,8 millones de euros por los que ha salido la licitación de la integración del ferrocarril en Granada.

Fomento no valora la petición de los vecinos

No sólo los vecinos respaldan el soterramiento. El nuevo equipo de Gobierno municipal de Francisco Cuenca (PSOE) defiende la llegada del AVE soterrado a la ciudad, y pone la pelota sobre el tejado del Ministerio de Fomento: exige al Ministerio que ponga plazos y se comprometa a llevar a tomar las soluciones pertinentes, además de una pronta convocatoria de la mesa del ferrocarril con los diferentes colectivos afectados para una puesta en común de problemas, alternativas y posibles soluciones a favor de la ciudad y sus ciudadanos. El Ministerio de Fomento, por su parte, que no ha querido pronunciarse al respecto ni valorar la petición de los vecinos y el Consistorio. Tan sólo el PP de la ciudad ha comentado que la plataforma “AVE sí pero así no” tiene más de “política” que “de movimiento vecinal”, al contar con la presencia en algunas manifestaciones de miembros del Partido Socialista.

Al detalle, los 2 kilómetros de la entrada ferroviaria esconden algunos problemas que suman muchos años de espera:

La Chana, a la espera desde 2008

La Chana, a la espera desde 2008

Los problemas a los que se enfrentan los vecinos del barrio de La Chana se aprecian con un solo vistazo por la zona donde discurren las vías. Siempre han vivido al lado de las vías del tren, en concreto de unas vías en permanentes obras.

Los vecinos piden que se soterre el tramo que atraviesa el barrio y que hace de frontera entre las viviendas y la zona del distrito que ubica tres centros educativos (Colegio Público Eugenia de Montijo, Instituto Juan XXIII La Chana e IES Severo Ochoa), el edificio Apache y el gimnasio We. De esta manera, argumentan, se evitaría el paso por la prolongación de la calle Washington Irving, que desemboca en un paso subterráneo con un acerado estrecho. La única alternativa que tienen a este recorrido es dirigirse hasta la Avenida de las Alpujarras, limítrofe con el barrio Parque de la Rosaleda, pero que implica un rodeo muy grande.

Las distintas Administraciones prometieron bajo el Protocolo firmado en 2008, la creación de una zona de bulevares que conectasen La Chana con otros distritos, la integración de zonas verdes y un posible eje transversal entre barrios. Todo queda en el aire mientras el proyecto del soterramiento en el tramo de entrada a la ciudad no se resuelva.

Parque de La Rosaleda y “el muro del despilfarro”

Parque de La Rosaleda y “el muro del despilfarro”

Esta barrio, situado en el Distrito Ronda, es el más cercano a la estación de tren de Granada y vive semejante situación a la de los vecinos de La Chana pero con un añadido: la rapidez con la que se está llevando a cabo las obras en este tramo y el levantamiento de un zócalo que ya alcanza el metro y medio de altura al que llaman “El muro de la vergüenza y el despilfarro”. Los activistas de la Plataforma por el AVE soterrado Estadio de la Juventud aseguran que los obreros trabajan día y noche sin respetar las horas de sueño de los vecinos, queriendo dar así una sensación de inmediatez con la llegada del AVE y del tráfico ferroviario, algo técnicamente imposible al llevar paralizadas las obras del tramo Loja desde 2015.

Los vecinos del Parque de la Rosaleda se sienten aislados pues, al igual que los ‘chaneros’, sus únicas vías de conexión con La Chana o Pajaritos son la pasarela de hierro que cruza la vía, el Puente de Camino de Ronda o en última instancia dirigirse a la Avenida de las Alpujarras, única salida también para el barrio vecino.

La Pasarela y el zócalo

La Pasarela y el zócalo

La altura de esta pasarela a muchos vecinos le genera tal dificultad, que prefieren quedarse en el barrio o bordear la vía hasta salir por el puente de Ronda. Tiene dos vías de acceso, una rampa y otra escalera, pero comenta una vecina que “el simple hecho de ir a por las compras se convierte en una odisea” por el difícil tramo y el cansancio que les produce subir y bajar este viaducto de hierro.

Sumado al problema de la pasarela, se encuentra el zócalo y futura valla que están levantando a lo largo de la calle Jesse Owen, que desemboca en el Puente de Camino de Ronda. “Ya no es que estemos incomunicados, sino que también nos quitan las vistas”. Los vecinos se sienten marginados, aislados por unas infraestructuras que no velan por el desarrollo del barrio. “Si ya nos sentíamos aislados, el hecho de que no se realicen las obras del soterramiento por este tramo nos genera la impotencia de que ya no habrá marcha atrás, que nos quedaremos tras la frontera de las vías para los restos”, comentan algunos de los asistentes a la asamblea de la Plataforma por el AVE Soterrado Estadio de la Juventud.

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