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Granada arranca 2020 sin presupuesto local nuevo desde 2015

El concejal de Economía, Luis González (PP), tiene ante sí la tarea de lograr el primer presupuesto en un lustro

Álvaro López

El Ayuntamiento de Granada tiene un problema con sus cuentas. La realidad para la corporación local granadina se define así debido a que mantiene una deuda global que ronda los 300 millones de euros. Un descubierto elevado que se agrava aún más porque desde 2014 no se han aprobado presupuestos municipales. Y 2019 va a acabar igual que lo han hecho cuatro de los últimos cinco años: sin que se haya presentado ni siquiera un borrador.

Tres alcaldes diferentes han pasado por la ciudad sin lograr un presupuesto municipal actualizado. Tres alcaldes de tres formaciones políticas distintas cuya situación es el reflejo de los nuevos tiempos en política. Partido Popular en 2015, PSOE entre 2016 y 2018 y Ciudadanos (de bipartito con los populares) en este 2019 han tenido el mandato de gobierno en la ciudad de Granada sin haber alcanzado a presentar ni siquiera un proyecto para que el pleno pudiera pronunciarse. Sólo los socialistas presentaron un borrador a finales de 2018 que nació muerto, ante la imposibilidad de que lograse los apoyos suficientes.

No en vano, la atomización del Consistorio granadino ha impedido que, desde las elecciones municipales de 2015, haya una mayoría que permita aprobar unos presupuestos. Ante la ausencia de un documento que recoja los ingresos y gastos previstos para la ciudad en un año, los diferentes equipos de Gobierno han tenido que valerse de modificaciones presupuestarias para equilibrar algunas partidas que permitieran hacer frente a los pagos más urgentes. Además, en 2017 y en noviembre de este año, el Ayuntamiento ha aprobado dos planes de ajuste para evitar la quiebra y la intervención del Ministerio de Hacienda sobre sus cuentas.

Prorrogado

Lo que ha venido sucediendo en los últimos años es que Granada se ha gestionado con un presupuesto prorrogado, tal y como permite la legislación actual. El de 2015 es el último documento sobre la cuenta de gastos e ingresos de la ciudad que aún hoy se sigue tomando como referencia. Con dicho presupuesto, que ya tiene un lustro, los Gobiernos municipales han tenido que hacer diferentes encajes para intentar sacar sus políticas adelante. Esa situación condicionó mucho la tarea de Gobierno del alcalde socialista, Francisco Cuenca, que en sus tres años como edil no pudo llevar a cabo medidas integrales ante la ausencia de partidas económicas definidas por áreas.

Ahora, el concejal de Economía, Luis González (PP), tiene ante sí la tarea de tratar de presentar un borrador de presupuesto de cara al año 2020. En tiempo, y en el terreno más optimista, hasta finales de febrero no podría estar aprobado el proyecto definitivo, así que las cuentas de 2015 tendrán que seguir prorrogadas unos meses más. Esto supone que las arcas municipales se sigan viendo dañadas en un momento crucial para el futuro de la ciudad en cuanto a dos de sus infraestructuras clave: la recogida de basura y los autobuses urbanos. Los contratos con las dos entidades que gestionan ambos servicios expiran en 2020 y 2022 respectivamente y con las dos hay problemas económicos porque el Consistorio tiene una deuda que ronda los 50 millones de euros en total.

Retrasos a proveedores

Toda esta situación se traduce en un panorama a corto y medio plazo muy complejo. Así lo define el economista y experto en corporaciones locales, Fernando Alcázar. Recuerda que “los ingresos son estimativos pero los gastos son limitativos y de obligado cumplimiento” por lo que “si en cinco años tus necesidades de gasto han variado mucho y tienes que, por ejemplo, devolver un préstamo que antes no tenías te obliga a restar dinero de otras partidas para ese fin”. Si bien, “legalmente se puede seguir trabajando, pero con dificultades”, el economista defiende que un presupuesto prorrogado tanto tiempo es “muy complicado para la ciudad”.

Según los datos sobre la economía de Granada del observatorio AiREF a los que alude, “el principal problema lo veo en tesorería”. Porque hay “remanente negativo y se ha ido incrementando la morosidad y el periodo medio de pagos a proveedores”. De hecho, según las cifras recogidas, la media de tiempo que esperan para cobrar quienes trabajan para el Ayuntamiento ronda los seis meses. En se sentido, Alcázar estima que el problema “está en la parte comercial”.

El experto pone un ejemplo para entender cómo está el Ayuntamiento de Granada: “En 2014 presupuestaste 100.000 euros para pagar un contrato de lo que sea. Desde 2014 ese contrato se actualiza, se negocia de nuevo, los costes habrán subido... Ese contrato ahora son 150.000€, pero tu crédito es de 100.000€. Te gastarás los 100.000€, pero los otros 50.000€, a no ser que hagas modificación y se lo quites a otro crédito, se dejarán como deuda comercial. Engrosarán tu deuda con proveedores, tardarás más en pagarles. Por eso están teniendo problemas en datos de tesorería. Al final harás modificaciones, pero no puedes hacerlo sobre todos los gastos, los recursos son escasos y limitados, así que debes tener preferencias”.

En definitiva, las cuentas de la ciudad de Granada ahora mismo no salen. El bipartito de Ciudadanos y Partido Popular tiene que intentar cuadrarlas y convencer a alguno de los partidos políticos de la oposición en el Consistorio (PSOE, Vox o Podemos-IU) de que apoye el proyecto de presupuestos que esperan presentar para el primer trimestre de 2020. En esta ocasión, no faltan tantos ediles para la mayoría absoluta necesaria como en años anteriores porque naranjas y populares solo necesitan 3 de los 16 concejales de la oposición para sacar adelante sus números. El futuro financiero de la ciudad dependerá de ello, pero no será sencillo dadas las tiranteces que hay entre todos los actores que forman parte del asunto.

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