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La inquietud vuelve a la cocina de La Cónsula

Los alumnos de La Cónsula, durante las protestas de octubre por el retraso en el inicio del curso / N.C.

Néstor Cenizo

Málaga —

La Escuela de Hostelería La Cónsula es un prestigioso centro de formación por el que en su día pasaron cocineros con estrella (Michelin) como Dani García o José Carlos García. Pese a su solera y al cariño verbal que periódicamente recibe de las instituciones, en abril del año pasado estuvo a punto de echar el cierre por falta de liquidez y el comienzo de este curso se retrasó dos meses por lo que entonces se explicó como un problema “burocrático” que afectaba a las subvenciones y luego, a la oferta formativa. El anuncio del consejero de Educación, Luciano Alonso, de que La Cónsula deberá devolver más de 500.000 euros recibidos en 2008 a cuenta de los fondos de formación volvió a poner a la Escuela en el foco que abandonó cuando se reanudaron las clases. Sus trabajadores, cerca de una veintena, emitieron el miércoles un comunicado en el que acusan a la Junta de Andalucía de iniciar una “caza de brujas por tanta corrupción política”.

La Consejería de Educación reclama 575.330,18 euros a La Cónsula, un consorcio-escuela participado por la propia Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga. Ese dinero corresponde a subvenciones recibidas en 2008, según desveló el Consejero en su intervención del martes ante el Parlamento. Durante el año 2008 la escuela de hostelería recibió dos millones de euros en subvenciones, de los que no habría justificado más de medio millón. Según Montserrat Reyes, Viceconsejera de Educación, se trata de un procedimiento “absolutamente ordinario” dirigido por la Intervención General: hay una parte de dinero público “no justificada conforme a los criterios de legalidad”, pero “ninguna trama de corruptela detrás”. “Esta es la única manera de decirle a los ciudadanos que hay un control del dinero público”, dijo Reyes.

Las declaraciones de la Viceconsejera pretendían apagar el fuego que había prendido en Málaga. Por la mañana, los trabajadores habían emitido un comunicado en el que acusaron al ejecutivo autonómico de elegirles como chivo expiatorio ante las sospechas de fraude en los cursos de formación. Los alumnos, 42 en el centro de Málaga y 14 en Benalmádena, también están inquietos. La continuidad de la escuela lleva en el alero más de un año. En este periodo, se ha cerrado varias veces el restaurante ante la imposibilidad de abonar el género, y se ha demorado dos meses el inicio del curso. “Se está repitiendo lo que ocurrió el año pasado, y nadie nos sienta y nos dice nada, ni tiene en cuenta que podemos ser las principales víctimas”, explica Javier Mahedero, decepcionado por el hecho de que hace dos semanas, la delegada de Empleo de la Junta de Andalucía en Málaga, Patricia Alba, acudiera al centro a transmitir tranquilidad; “y ahora encontramos con este varapalo”. Para acceder a los cursos de la Escuela, que duran dos años, es necesario estar inscrito en el paro. El curso de formación da acceso a dos periodos de prácticas durante el primer y el segundo curso.

“Suponemos que, en una caza de brujas propiciada por tanta corrupción política, lo más fácil es echar mano de lo primero que se pille para justificar que desde la Administración se están tomando medidas contra los desmanes generalizados que vienen apareciendo en prensa en los últimos meses”, dice el comunicado de los trabajadores. El texto detalla los controles superados por la subvención concedida en 2008.

Los presupuestos y las cuentas fueron aprobados en su día y, según los trabajadores, cada factura emitida va acompañada de un documento contable firmado por el director gerente, el presidente del Consorcio (delegado de Empleo), el Interventor General (secretario general de la Delegación de Empleo) y un habilitado. El comunicado destaca que el informe de la Cámara de Cuentas sobre la contabilidad de 2008 no detectó irregularidad alguna. Todos esos controles no sirvieron para poner de manifiesto la irregularidad que ahora se imputa.

En el escrito de los trabajadores también se denuncia el impago de sus salarios durante los últimos tres meses, mantenido en silencio hasta ahora porque, siempre según esa versión, así se lo sugirieron desde la Delegación de Empleo, en aras de la “buena imagen” y de una solución inminente al problema. Este periódico intentó contactar, sin éxito, con el actual director de La Cónsula, Miguel Ferrer. En 2008 estaba al mando de la escuela Francisco Oliva, exconsejero de Trabajo desde 1990 a 1994.

Elías Bendodo, presidente de la Diputación de Málaga (PP) acusó a la Junta de Andalucía de “jugar al despiste” y dar “el golpe de gracia” a La Cónsula, mientras que el alcalde, Francisco de la Torre (también del PP) ofrecía ayuda económica a la escuela. La Viceconsejera se refirió con cierta sorna a esa posibilidad: “Por fin, esto ha hecho que el Ayuntamiento de Málaga no solamente diga lo importante que es La Cónsula con palabras, sino que podamos tener algo de inversión en una institución tan importante”. Reyes también pidió “apoyo y tranquilidad”, pero la inquietud ha vuelto a la escuela.

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