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¿Qué se juega Andalucía en la PAC?

Olivar en seto

Concha Araújo

Jaén —

Nada más y nada menos que 1.650 millones de euros anuales que llegan, en forma de subvenciones, a casi 300.000 agricultores. Eso es lo que recibe Andalucía en ayudas de la Unión Europea para el secgtor agroganadero. Una suma que equivale a la cuarta parte de lo que anualmente corresponde a España, dado que de Andalucía sale la cuarta parte de la producción agraria nacional.

Lo que decidan los ministros europeos del ramo es fundamental para un futuro que, para empezar, se promete complejo. La Unión Europea propone un modelo que significa ‘café para todos’: a cada hectárea de terreno de cultivo le corresponde una suma. Eso significa que recibirá el mismo apoyo quién dedique su vida al campo que cualquier “agricultor de sofá”, como califica la Unión de Pequeños Agricultores a quienes disponen de terrenos que podrían disfrutar de una subvención aunque no los cultiven. Por eso reiteran que “no vale ningún modelo que termine sacando dinero de la agricultura productiva hacia hectáreas que sólo tengan un objetivo: especular con las ayudas sin producir nada”, en palabras del secretario general de UPA en Andalucía, Agustín Rodríguez.

Otro factor que reclaman es la diferenciación entre territorios. Un olivarero que produce aceite en olivar tradicional de secano invierte alrededor de 2,40 euros para obtener un kilo de óleo, mientras que el coste de producción en una explotación intensiva es de 1,60 euros por kilo.

El Parlamento Europeo ha aprobado enmiendas a la Política Agraria Común para que cada país tenga margen de aplicación de su sobre nacional, atendiendo a las peticiones del sector en España. Esto significa capacidad de maniobra para que los 43.991 millones de euros asignados por la comisión para los próximos siete años. Ese es el mandato parlamentario que deberán tener en cuenta el Consejo de Ministros y la Comisión de Agricultura.

El cultivo del olivar

Sin embargo, cuando se cierre la negociación comunitaria empezará otra guerra: la de los cultivos. Cada comunidad tiene sus peculiaridades. En Andalucía, se llama olivar. La mitad de la asignación europea va destinada a las explotaciones olivareras: 825 millones cada año de los 1.650 que llegan a la comunidad autónoma.

Desde que la UE estableció el marco comunitario en materia agrícola aún vigente (la PAC para 2007-2013) ya se sabe que la tendencia es reducir los derechos históricos y consolidar la tarifa plana por hectárea. También que los 18 millones de hectáreas de cultivo en España, 3,5 millones en Andalucía, son números en evolución.

La superficie con potencial derecho a subvención es de 38 millones de hectáreas en todo el país, una cifra que recortaría notablemente la inversión general, dado que actualmente reciben ayuda 18 millones de hectáreas. El ministerio ya ha dicho que el reconocimiento no irá más allá de los 22 millones de hectáreas. Pero eso ya supone repartir unas ayudas que apenas han crecido 1,2 por ciento entre una superficie que sube casi un 25 por ciento.

En Andalucía, actualmente perciben ayudas 3,5 millones de hectáreas dedicadas a la agricultura y la ganadería. El consejero del ramo, Luis Planas, ha señalado que se estima que tendrían derecho a subvención, en el nuevo marco de la PAC, 4,6 millones de hectáreas. Es decir, que la superficie crecería casi un tercio con relación a la actual marco de reparto.

Esas disfunciones se podrían corregir, según el consejero andaluz de agricultura otorgando “la máxima flexibilidad” a los Estados miembros para distribuir su sobre nacional.

Las organizaciones agrarias han dado un paso más. Piden que los reglamentos que desarrollen la PAC no se queden en el apoyo económico a la producción, las garantías de calidad o la apuesta por la sostenibilidad, para afrontar un aspecto más: la regulación de un mercado en el que el precio no lo establece el productor sino el distribuidor, a causa de una perversión del sistema que ha llevado a una concentración de la demanda, mientras que la oferta está tan fragmentada que apenas tiene margen para negociar precios al alza.

Los mecanismos de control, según el sector, facilitarán los productores obtengan más recursos a través de sus rentas, lo que les garantizaría el futuro de las explotaciones agrarias. Según los datos que manejan, actualmente sus ingresos proceden entre un 60 y 70 por ciento de la venta del producto. El resto lo completan con unas ayudas que han ido reduciéndose progresivamente en los últimos 30 años. De hecho, la nueva PAC rebaja en un 2.6 por ciento el presupuesto de Agricultura de la Unión Europea para el periodo 2014-2020. Las ayudas bajan en 10.627 millones de euros a pesar de que países como España consiguen un ligero aumento en la partida de subvenciones, según los datos publicados por el Ministerio de Agricultura.

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