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Malabares con valores: el circo como herramienta de intervención comunitaria

Encuentro Internacional ‘Mil Formas de Mirar y Hacer

Javier Ramajo

Ocuparon en 1977 una nave que siguen autogestionando. Tiraron la fábrica y terminaron con unas chimeneas que contaminaban el barrio. Empezaron a practicar técnicas de circo algún tiempo después, creando su propio material. Allí no había tiendas ni escuelas ni nada. Así nació el Ateneu Popular 9 Barris, uno de los epicentros del circo catalán que llena de vida y de circo 14 barrios de Barcelona, los de índice de pobreza más alto, con una población de unas 200.000 personas. Era la época del caballo y también de la especulación salvaje. Y desde entonces, creciendo, vienen ofreciendo una alternativa divertida y educativa a jóvenes y no tan jóvenes en riesgo de exclusión o con especial vulnerabilidad. Son los malabres al servicio de los valores.

Su “lucha”, como dice Joan López (59 años, aunque “cuando tiré la fábrica tenía 18”), tiene sus frutos. “Antes de que se le llamara a todo esto 'circo social', para nosotros era una forma de trabajar”, explica este artista de circo y formador de formadores, que ha pasado por el Cirque du Monde (la “rama social” del Cirque du Soleil, “no la del business”) y que estos días en Sevilla cuenta su experiencia en el VI Encuentro Internacional 'Mil Formas de Mirar y Hacer', organizado por la Universidad Pablo de Olavide, dedicado esta edición a las artes, la Universidad y la dinamización sociocultural en barrios.

Malabares, acrobacias, equlibrios acrobáticos, trapecios, equilibrios en monociclo o en el cable. En l'Ateneu tocan la mayoría de las técnicas. “Hay muchas maneras y matices a la hora de trabajar”, explica López. “Los chavales venían al principio con nosotros, sin obligación ni nada, y aprendían a andar en zancos y todo eso”.

Hábitos, disciplina, esfuerzo

“Aplicamos el circo para infundir una serie de valores. Trabajar en equipo, sociabilizar todo. Los chavales aprenden hábitos, disciplina, esfuerzo y relacionarse con otro tipo de jóvenes, y ven que pueden sacar más capacidades. Con el circo siempre estamos investigando. Se va creando y vas trabajando para gestionar conflictos y actitudes ante la vida. Se crean muy buenas sinergias”, añade.

¿Cómo empezó todo? “Chavales de las afueras que esnifaban cola o de familias desestructuradas, con gitanos distribuidos por diferentes barrios de Barcelona, o con chavales del barrio. Faltaba de equipamiento de todo tipo. Ahora, lo que hacen, lo ponen al servicio de todos los demás”. Incluso, una vez al año hacen una pequeña representación construida entre todos, que va rotando por los barrios de alrededor, “para que muchos vecinos que les critican pues los vean en otra actitud. Y ellos ven que la gente agradece lo que hacen. Son cosas que se van introduciendo”. Favorecer la autoestima y la confianza en los otros son algunas de las claves del circo social.

Desde L'Ateneu trabajan con jóvenes de fracaso escolar (“en vez de matemáticas, pues un trimestre de circo, por ejemplo; luego trabajan la aplicación del circo a otras asignaturas, etc.”, explica López), con jóvenes sin medios, a los que mezclan con jóvenes de otros barrios de Barcelona. También trabajan desde hace poco con chavales procedentes de centros de acogida de inmigrantes, con jóvenes con diversidad funcional, física o mental, y menores infractores. Y cuentan con talleres para mayores de 65 años y una escuela de circo de niños más pequeños.

Otro aspecto que han ido mejorando es el de la formación de formadores de circo social. “Los de Cirque de Soleil dedicaban el 1% de sus beneficios a proyectos sociales. Fueron esquematizando cómo trabajar. Nosotros lo fuimos haciendo, menos estructurado pero bueno. Ahora estamos a nivel europeo en una federación de escuela de circo social, con más recursos para saber gestionar conflictos, aumentar la creatividad, etc”, comenta Joan López.

Proyecto Atalaya

Joan ha participado este jueves en el VI Encuentro Internacional 'Mil Formas de Mirar y Hacer', organizado por la Universidad Pablo de Olavide los días 27 y 28 de septiembre, dedicado esta edición a las artes, la Universidad y la dinamización sociocultural en barrios. Se trata de un espacio de reflexión e intercambios abiertos personas investigadoras y creadoras nacionales e internacionales, invitadas a compartir sus indagaciones y experiencias con la comunidad universitaria y la sociedad andaluza.

La celebración del encuentro forma parte del proyecto Atalaya 'Arte y Compromiso. Experiencias para el Cambio Social', un trabajo en red de las diez universidades públicas andaluzas que tiene el objetivo de fortalecer el compromiso de la institución con la sociedad en la que desarrolla su labor, a través de la interacción entre creatividad, innovación, arte, investigación sociológica y cultura en su más amplia acepción. Es por ello que sus acciones se centran en trazar nítidos itinerarios que favorezcan espacios para la indagación en las diversas formas en las que las disciplinas artísticas se acercan a las problemáticas sociales.

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