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“Tenemos que tener más que superado si nuestros abuelos eran de derechas o de izquierdas”

Eslava Galán retrata la España en la que todo era "pecado de lujuria"

Sonsoles Valenzuela

Sucede que, en el imaginario colectivo, vaga y vive a veces el mito de que el artista, el buen artista, nace con el talento a la palabra, al pincel, a la voz, al cuerpo o a la guitarra, y desde ahí pare sus proezas en forma de libros, cuadros, piezas de baile o canciones. Pero la realidad es que, además de vibrarle el talento “en la sangre” y de que ocasionalmente le nazca una espontánea y reveladora inspiración, la calidad y la cantidad de la obra de un artista se desarrollan y definen en la acción, en el fruto que da el trabajo diario. Al escritor Juan Eslava Galán (Jaén, 1948), sus ocho horas dedicadas al ejercicio de la escritura le vibran para, en sus peores días, escribir tres hojas diarias; en los mejores, un capítulo; al año, una media de dos libros. Así es como Eslava Galán, doctor en Letras, empezó a escribir con trece años y a 68 de hoy le acompañan una cifra de 86 obras publicadas entre ensayos y novelas de ficción histórica, que lo han llevado a ser reconocido como uno de los escritores más destacados del panorama literario español.

Entre sus trabajos destacan Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie, que narra los sucesos más relevantes del conflicto fraticida español a medio camino entre la crónica periodística y la novela histórica, Historia de España contada para escépticos o Los años del miedo, entre muchos otros. Es autor también de novelas como En busca del unicornio (Premio Planeta 1987), Misterioso asesinato en casa de Cervantes, Señorita, La leyenda del Lagarto de la Malena y El mercenario de Granada, entre muchas y premiadas otras. Eldiario.es Andalucía conversamos con el escritor para conocer los literarios e históricos detalles de su última novela, El amor en el Jardín de las fieras, publicada por la editorial Espasa. Una historia que mezcla ficción y recreación histórica para acercarnos a los contextos de España, Berlín y Rusia de principios de la Segunda Guerra Mundial, al amor y a la amistad en tiempos de guerra, y a uno de los hechos menos conocidos de la historia de nuestro país: la búsqueda de la raza aria en España.

Año 1940, Heinrich Himmler, el oficial alemán de alto rango conocido por ser uno de los principales líderes del Partido Nazi, jefe de las temidas SS y uno de los máximos responsables del Holocausto, visita España. Tras su paso por el País Vasco, Madrid, Toledo y Cataluña, en su agenda quedó una parada pendiente: la visita a las excavaciones de Castiltierra, una necrópolis visigoda de Segovia en la que se asentaron desencedientes alemanes en el siglo XIII.

La novela comienza con la visita de Himmler a España, pero con un acontecimiento que pudo ser y no fue, la visita a la necrópolis de Castiltierra. ¿Por qué inicia la trama en este escenario?

Himmler estaba obsesionado con saber cómo se había extendido la raza aria por el mundo. Sabía que en España habían vivido colonos alemanes y quería ver cómo se comportaba la raza en un contexto distinto al alemán, para ver qué cambios había. En su visita a España en 1940 estaba planificado su paso por la necrópolis visigoda en Segovia. Ramón Serrano Suñer, el entonces ministro de Gobernación en España, en su afán de causar la mejor impresión al jefe de las SS, ordenó que los obreros desplegados en el yacimiento fueran “preferentemente rubios, altos y de buena presencia”, algo nada fácil de cumplir dada la predominancia de morenos en la comarca. De esta carta, documento histórico, nace la idea de la novela. La visita se suspendió porque llovía torrencialmente, pero yo retomo esta anécdota y la continúo en el libro para mostrar uno de los hechos menos conocidos de nuestra historia: la búsqueda de la raza aria en España.

La anécdota continúa así: La lluvia suspende la visita pero una de las colaboradoras del elenco alemán, Meike von Appen, antroplóloga de la organización que vela en Berlín por la pureza y futuro de la raza aria, descubre que uno de los obreros españoles, Herminio Cáiser, llamativamente rubio y esbelto, responde a las características físicas del ario puro. A Cáiser le ofrecen un trato, marcharse a Berlín para visitar centros juveniles de las SS y servir de ejemplo de perfección aria (en la práctica, para trabajar de semental en la procreación de niños étnicamente perfectos) y a cambio le ofrecen un indulto a sus padres, represarialados políticos en España tras la Guerra Civil.

¿Qué quiere contar en esta novela?

Por un lado, una historia de amor y varias de amistad, sentimientos que afloran exponencialmente en tiempos de guerra. Por otro, el esplendor de Berlín a principios de la Segunda Guerra Mundial, para mostrar cómo se vivía el conflicto en la retaguardia alemana. Porque conocemos mucho de cómo fue en los frentes, pero no la guerra de la gente común que está en la retaguardia. En esta y otras novelas subrayo esta humanización de la guerra porque la hacen personas, casi todas víctimas de las decisiones de los poderosos.

La combinación entre hechos históricos y ficción es habitual en sus novelas, ¿cuánto de ficción y cuánto de historia hay en El amor en el Jardín de las fieras? El amor en el Jardín de las fie

En una novela todo puede ser inventado. Pero en El amor en el Jardín de las fieras he sido muy puntilloso describiendo de forma veraz algunos contextos y personajes, con documentación histórica y retratando la mentalidad de la época. Por ejemplo, el contexto de Berlín de principios de la guerra es un retrato veraz de todo lo que ocurría y pasaba en ese momento, de la vida cotidiana, de los hechos, de las personas y de los lugares. Cuando van ganando la guerra es una vida muy interesante: teatros, óperas…

Un movimiento cultural importante, a pesar de todas las cortapisas que les ponían los nazis. Tengo mucha documentación, no por esta novela, sino porque siempre he tenido interés en lo que se vivió en esta ciudad durante la época nazi. Igualmente, hay extremos en la historia que pueden parecer ficción pero que son totalmente ciertos, como lo que hacían en Anhenerbe, el instituto racial alemán del que hago una mención particular porque es absolutamente demencial, propio de Himmler, que era un pirado. También está documentado el contexto histórico de España. En la obra veremos cómo funcionaba la diplomacia española. Para describirlo todo utilizo una historia que no es verdad, pero es plausible, cuya trama acaba en Rusia.

¿Y los personajes?

Hay personajes históricos, en los que me he basado a partir de personajes reales, incluso en como eran físicamente. Gente de la embajada española e italiana y periodistas españoles, que yo les pongo nombre y apellidos y que tuvieron que hacer, al igual que el resto de corresponsales extranjeros, “encaje de bolillos” para poder seguir en la capital alemana como periodistas porque estaban siempre vigilados por el Ministerio de Propaganda. Entre ellos, está el personaje de Ramón Garriga Alemany, que desarrolló su labor periodística como corresponsal en Berlín de 1941 a 1945. Otros son inventados, procurando en todos los casos darles la mentalidad de la época para que respondan al contexto. Por ejemplo, destacan dos mujeres, alemanas amigas de la infancia y de clase alta, que se verán en conflicto por el hecho de que una de ellas es judía.

Hablando de amor, ¿cómo nace el título de la novela?

El amor en el jardín de las fieras tiene varios sentidos. El amor es porque retrata una, varias historias de amor. El jardín de las fieras por su parte hace referencia a Tiergarden, un jardín que ocupa el centro de Berlín donde estaba antiguamente el zoologógico y que en un doble sentido representa a los nazis, las fieras que en ese momento estaban allí. Esas son las fieras. El jardín es el Berlín que describo, el espléndido de principios de la guerra. La imagen repetida que tenemos es la del final, cuando la ciudad está derruida por los bombardeos. Pero al principio era una ciudad cosmopolita y maravillosa, culturalmente diversa, elegante… El título es una metáfora de esa relación de amor prohibida (entre Herminio, un obrero español y Rachel, una joven judía) en un país regido por los nazis y a la vez una invitación a recorrer una ciudad fascinante, pese a la guerra.

Ese Berlín cosmopolita y elegante, ¿era también una explosión de evasión ante lo que estaba sucediendo?

Cuando hay un estado de guerra la gente siempre quiere evadirse a toda costa. Normalmente una persona joven piensa que va a morir de viejo. En cambio, cuando hay una guerra, una persona joven no sabe cuándo va a morir. Hay bombardeos, todos los hombres están en el ejército… Entonces, se exacerban los deseos de pasarlo bien, de disfrutar, de enamorarse, también los deseos sexuales. Todo entra en una especie de vorágine. Así sucedió en Berlín, que era una ciudad llena de atractivos al principio, cuando van ganando la guerra.

¿Estamos ante otra historia más sobre los nazis?

Una novela o una película que se base en tiempos de guerra siempre da mucho juego, por esa misma vorágine y exacerbación de deseos que comentaba antes. También porque en la modernidad el tema de los nazis sigue fasinando. Tiene su sentido. Por ejemplo, por la puesta en escena tan espectacular que tenían: las banderas, los uniformes… Estéticamente es realmente atractivo. Y que esto sea visto como una representación del mal, lo convierte en un llamativo contraste. Sigue fascinando también por el crespúsculo de los dioses, por como acabó todo. Si se se hubieran rendido cuando sabían que iban a perder la guerra hubiera sido una guerra más. Pero acaban en un búnquer bajo tierra. Todo esto lo convierte en un tema que además de histórico, es morboso, de ahí que no se acabe de contar.

En el caso de España, tiene sentido que sigamos hablando e investigando porque no conocemos las relaciones estrechísimas que hubo entre Alemania y España, sobre todo al principio. No solo porque Franco tuvo la tentación de entrar en guerra, sino porque estaban al otro lado de los Pirineos y aunque el nuestro fuese un país neutral, se vio involucrado en el conflicto. Y este es un aspecto que no está tan estudiado.

En cuanto a la pseudociencia que estaban desarrollando los alemanes, se invirtió mucho dinero. En España, hubo una Comisión de científicos, médicos y antropólogos que estuvieron en las poblaciones de Sierra Morena donde antiguamente hubo pobladores alemanes, midiendo los cráneos de la gente que tenía apellido alemán. Medián los cráneos, la nariz… Un estudio exhaustivo, pero por otra parte totalmente falso, primero por la propia falacia de esta pseudociencia. Después porque, y aquí apareció la picaresca española, como te daban un duro por dejarte medir la cabeza, uno iba y se medía la cabeza. A los dos o tres días, la misma persona volvía con una partida de bautismo falsificada, como si fuera el hermano mellizo del anterior, para dejarse medir la cabeza de nuevo y así ganar otro duro. Empezaron a salir mellizos por doquier, e incluso trillizos porque el mismo se personaba otra vez con el aspecto cambiado.

Hablando de Historia de España, ¿cuál es su visión sobre la Memoria Histórica?

Me parece completamente lógico que el que tiene al abuelo o al bisabuelo enterrado como si fuera un perro en una cuneta, le busquen y rescaten esos restos para que le puedan llevar a un cementerio, como dios manda. A partir de ahí, me parece que hay una serie de políticos descerebrados que intentan hacer política de las astillas de un árbol que ya cayó hace ya casi ochenta años, que es el de la Guerra Civil. Se tiran los muertos a la cabeza unos a otros como si los que vivimos fuéramos ahora responsables de lo que hicieron nuestros abuelos. Es absurdo. La Memoria Histórica me parece una pérdida de todo, con la salvedad de que se hagan las excavaciones y se saquen los cadáveres. Solo me centraría en esto. Por lo demás, los españoles creo que tenemos que tener más que superado si nuestros abuelos eran de derechas o de izquierdas.

¿Cuáles son sus preferencias literarias?

Novela leo poca porque lo que hago es que releo las que me han gustado. Eso nos pasa a todos cuando llegamos a cierta edad, que releemos lo que nos dejó huella y lo nuevo nos interesa menos. Ensayo sí leo muchísimo, lo que va saliendo que me parezca importante sobre Guerra Civil española, sobre el conflicto en Alemania, historia contemporánea… Ahora estoy leyendo Diez horas de Estat Catalá, de Enrique Angulo, que describió la revolución que hubo en Cataluña, paralela a la de Asturias, en 1934. Angulo era un periodista del periódico El Debate y aquí hizo una crónica de lo que pasó en aquellas diez horas de revolución.

¿Cómo es la rutina escritora de Juan Eslava Galán?

No me gusta el fútbol, no me gustan los toros, no estoy en las redes sociales… Llevo una vida muy encerrada, cuando no estoy de promoción suelo estar en mi casa. Y pienso que, si un albañil o un bancario trabajan ocho horas al día, uno en un andamio y otro en un escritorio, pues yo puedo trabajar ocho horas escribiendo. Escribo en cualquier parte y a diario, domingos y fiestas incluidos. Enciendo el ordenador, le echo un vistazo a la tarea en el punto donde la dejé y reanudo. Unas veces estoy más inspirado que otras, pero aunque un día quede fatal siempre pienso que en la siguiente revisión mejoraré el texto. Más o menos voy a media de dos novelas por año, lo cual es lógico porque no hago otra cosa que no sea leer o escribir.

¿Qué consejo le daría a una persona que se quiere dedicar profesionalmente a la escritura?

Disciplina: mucho leer, mucho escribir, mucho corregir.

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