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Vinila Von Bismark, el espíritu del vinilo se reencarna en mujer

Vinila Von Bismark, el espíritu del vinilo se reencarna en mujer

Miriam Lorenzo

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Como las mujeres pioneras que, desde finales de los setenta, feminizaron los nombres de sus oficios y profesiones, Irene López (Peligros, Granada, 1986) ha roto moldes en la música al feminizar el término “vinilo” y convertirlo en su nombre artístico: Vinila. Irene es la mujer trabajadora, la que crea. Vinila es “la que se encarga de hacer el trabajo sucio”, la que se sube a los escenarios, la mujer descarada. Ambas se necesitan. Y ambas se complementan. Su apellido, Von Bismark, es la parte burlesca, la vis cómica. “Me gusta decir que viene de mi familia aristócrata alemana” que, por supuesto, no tiene. A Vinila le gusta jugar con los límites de la provocación, la seducción y el deseo. “No me importa el peligro, por muy de Peligros que sea”.

Hablamos con Vinila Von Bismark por teléfono. Está en Granada, en una de las escasas ocasiones en que su trabajo le permite disfrutar de su casa. “Liadilla”, nos dice cuando le preguntamos qué hace, “organizando los próximos conciertos, componiendo, con el taller de tatuajes...”, porque también regenta un taller en la ciudad de la Alhambra... Se declara una artista multidisciplinar porque solo de la música “es difícil vivir”.

Esta mujer de carácter rebelde y a la que apenas le quedan centímetros de piel sin tatuar, mamó desde pequeña la música. Su abuela escuchaba copla y sus padres, que regentaban un gimnasio en Granada, le enseñaron a escuchar todo tipo de música: desde remezclas de pop o rap -su madre era profesora de hip hop y aerobic- hasta música negra, los boleros de Los Panchos o el rock de Elvis Presley. “Mis tíos eran djs así que he heredado muchísimos vinilos de los ochenta”. Y en ese caldo de cultivo creció una mujer hecha a sí misma que siempre ha coqueteado con la música y el espectáculo.

Comenzó como dj en la noche granadina con 14 años, más tarde fundó el colectivo de performance punk “Freak Factory”, pasado ya el año dos mil formó parte del grupo de rock Krakovia, con el que editó algún disco, y en 2011 protagonizó el cabaret “The hole” durante cinco años. Hoy ha decidido volar en solitario y ha estrenado disco: Motel llamado mentira, un trabajo que “deja ver lo que realmente es Irene, una mezcla árabe y flamenca”, su Granada natal, “con sonidos más tropicales, México”.

“Queremos igualdad en la música y eso hoy no existe”

Vinila se encuentra de gira por España. Acaba de pasar por Málaga, Valladolid y Madrid y sus próximas paradas serán el 7 de julio en el Festival 4 Caños de Rute, Córdoba y el 11 de agosto en el Festival Brota (Rota, Cádiz). De estos meses de conciertos, la artista recuerda con emoción el festival “+ Q Musas”, o lo que es lo mismo, Más que musas, un evento de música en directo celebrado en Cartagena (Murcia) el pasado marzo y en el que solo hubo mujeres sobre el escenario. “Queremos reivindicar la presencia de mujeres en los festivales”, reclama. “Hoy miraba el cartel de un festival y yo era la única mujer, realmente no se le da el mismo valor a la mujer que al hombre”.

Lo cierto es que algunos estudios de asociaciones y plataformas de venta de entradas reflejan que solo un 10% de los conciertos programados en festivales de música en España están protagonizados por mujeres. Una honda brecha de desigualdad que ha hecho que un grupo de mujeres artistas, entre las que se encuentra Vinila Von Bismark, fundasen AMCE, la Asociación de Mujeres Creadoras de Música en España, que nació a finales de 2017 para “unificar, dignificar, visibilizar y aumentar el número de creadoras de música” que hay en nuestro país. Una asociación que promueve la igualdad y que quiere llamar la atención sobre la brecha de género en la creación musical. “Las mujeres no queremos estar por encima de los hombres”, asegura Vinila, integrante de la Junta directiva de AMCE. “Queremos igualdad y eso hoy no existe”, insiste esta artista granadina, “seguramente se me han cerrado puertas por el hecho de ser mujer”.

“Soy feminista”

“Está claro que la mujer se tiene que posicionar pero no creo en los extremos”, apunta Vinila mientras recuerda un episodio “doloroso” durante su gira con el espectáculo burlesque “The Hole”. “Hice unas fotos provocativas para un cartel. Estaba con las piernas abiertas y un grupo de feministas de Barcelona se dedicó a ir por las calles tapándolo. No creo que las mujeres tengamos que perseguirnos. Quiero igualdad”. “Soy feminista, claro”, se declara convencida. “Sí lo soy por los valores que representa el movimiento. Pero no soy feminazi”.

Nos despedimos analizando el estado actual de la música, “donde la moda musical no es hacer música, es otra cosa”, donde proliferan letras que cosifican a la mujer, letras machistas “que nos reducen a cuerpos de uso sexual”, en alusión al reggaeton. “Hoy la música ha perdido su esencia”, asegura mientras recuerda el poderío de las mujeres que escuchaba en los discos de su abuela, amante de la copla clásica. “Hablamos de divas de verdad, que persisten en el tiempo”, como Lola Flores.

Y es que, pese a su imagen rebelde y su espíritu provocativo, Vinila Von Bismark cuenta en su discografía con una curiosa versión de todo un clásico, “Pena, penita, pena”. Una copla que la ha acompañado durante sus 31 años de vida y que, asegura, la acompañará mientras viva. Los vinilos siempre serán eso, discos de resina, reeditados periódicamente para nostálgicos y coleccionistas. Vinila, solo habrá una.

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