Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

La mirada femenina sigue oculta en el mundo del cine

Vanesa Benítez dirigiendo Rota N'Roll

Alejandro Ávila

  • La Asociación Andaluza de Mujeres de los Medios Audiovisuales (AAMMA), organiza este viernes y sábado unas jornadas dirigidas a las profesionales en Women in Focus del SEFF 2017

Los números hablan. Y nos cuentan una historia de discriminación. No es una historia del pasado, sino de un presente en el que sólo 3 de cada 20 películas que se presentaron a los últimos Goya estaban dirigidas por mujeres (un 16%). O que menos de una de cada cinco películas (un 18,5%) que participan este año en las secciones principales del Festival de Cine de Sevilla tienen un ojo femenino tras la cámara.

La directora Peggy Johnson, en unas declaraciones recogidas por El País en el Festival de Venecia, aseguraba que “a las reuniones me llevo a mi productor y al responsable de financiación, hombres, para validarme. Es humillante, pero es así”. El mundo del cine, jerarquizado y masculinizado, es un espejo de una sociedad en la que el machismo sigue presente.

Según el informe anual de la Asociación de Mujeres Cineastas y Medios Audiovisuales (CIMA), sólo había un 26% de mujeres entre las 2.270 personas con puestos de responsabilidad entre las 154 películas que se presentaron a la 31ª edición de los Premios Goya. La autora del documento, la investigadora Sara Cuenca, habla de dos conceptos para entender el problema: la segregación laboral horizontal y la segregación vertical.

Segregación vertical y horizontal

Por un lado, las mujeres se siguen dedicando, en una inmensa mayoría, “a aspectos tradicionalmente asociados a dicho género. Se plasma en que las mujeres tienen una representatividad muy elevada en las áreas relativas a la belleza y los cuidados”. De esa manera, las jefas de vestuario, maquillaje y peluquería son el 75%, mientras que los hombres copan los puestos relacionados con “aspectos creativos, tecnológicos y de liderazgos”: son hombres el 84% de los directores, el 83% de los guionistas, el 97% de los directores de efectos especiales y el 98% de los directores de fotografía.

El otro concepto, el de segregación vertical, implica que las mujeres están “ancladas” a los grupos profesionales más “alejados de los procesos decisorios”. En la inmensa mayoría de los casos, son los hombres los que deciden qué, cómo y cuándo se va a hacer una película.

Nerea Barros: “Parece que mi criterio vale menos”

La actriz Nerea Barros, que protagoniza la película A estación violenta en el Festival de Cine de Sevilla, es conocida por su papel de actriz. Hace dos años ganó un Goya por su papel en La Isla Mínima de Alberto Rodríguez. El año que viene se estrena como productora en Morir para contar, un documental sobre los efectos de los conflictos bélicos en los corresponsales de guerra. Siente que en su faceta como productora “tengo que hacer un doble esfuerzo. Parece que no vale con mis palabras, que tengo que demostrar algo, como si mi trabajo o mi criterio valieran menos que los de mi coproductor. Eso me hace sentir rechazada, ya que parece que las mujeres tenemos que correr unos cien metros lisos más, a toda velocidad, para lograr el mismo objetivo”.

Barros cree que ese machismo presente en el mundo del cine es un reflejo de la sociedad. “Tengo amigas y colegas a las que les cuesta mucho sacar adelante un guion, producir una película o dirigirla. Para una mujer, el esfuerzo es mayor. Todos deberíamos tener las mismas posibilidades, pero hay como tres o cuatro muros, que a veces resultan imposibles de superar”, subraya.

Teresa Villaverde presenta su película, Colo, en la sección Nuevas Olas del Festival de Cine de Sevilla. La cineasta portuguesa afirma que empezó a “trabajar muy joven. Pensé que las dificultades para poder rodar eran por ser tan joven, pero no por ser mujer. Ahora entiendo que estaba equivocada. Empecé a producir películas para poder hacer lo que quiero, pero curiosamente sólo me presentan como directora. Es algo que no ocurre con los hombres, a los que se presenta como director y productor”. Es decir, como personas con un poder y control mayor sobre el producto cinematográfico.

Eva Vila, directora de Penélope, obra que compite por el Giraldillo de Oro en la sección oficial, mantiene que “venimos de una tradición de cine hecho por hombres, en la que no está normalizado que las mujeres puedan dirigir. Ahora mismo hay muchas óperas primas de mujeres, lo importante es que puedan lograr su segunda y tercera película. Es decir, que cada vez sea más fácil para ellas seguir haciendo cine”.

A todo eso, hay que añadir que las mujeres suelen dirigir películas de presupuestos menores que los hombres. Económicamente hablando, dirigen filmes de menor importancia. El infomre de CIMA recuerda, por ejemplo, que Telecinco Cinema, la productora del canal de televisión, no ha financiado ninguna película dirigida por mujeres en los últimos años.

Women in focus

Ana Rosa Diego es la presidenta de la Asociación Andaluza de Mujeres de los Medios Audiovisuales (AMMA), que organiza este viernes y este sábado unas jornadas dirigidas a las profesionales del sector denominada Women in Focus en el Festival de Cine de Sevilla. Diego subraya que desde la asociación consideran fundamental que la futura ley andaluza del cine conceda más puntos en las subvenciones a aquellas películas que incluyan “mujeres como jefas de departamento de los equipos técnicos, porque son las que tienen capacidad para formar equipos y que sean paritarios”.

El techo de cristal para las mujeres en la industria del cine está ahí. Rosa García, jefa de prensa del documental Los demás días, dirigido por Carlos Agulló y presentado este jueves en el festival, cree que esa limitación la sufren también las responsables del marketing y la comunicación de una película, como es su caso. “A la hora de liderar la comunicación de una película, somos una pieza clave. No solo manejamos una agenda, sino la comunicación de una película. Por lo que sea hay un techo, es como si fuéramos figuras invisibles”, sostiene.

Su compañera de profesión Sonia Uria subraya que las profesiones relacionadas con el mundo del cine “requieren mucho sacrificio, te capitaliza la vida con tus hijos y tu pareja. Culturalmente, parece que un hombre sí puede irse varios meses a otro país, porque le ha salido un proyecto, mientras que una mujer tiene que argumentar el doble. En nuestro caso, si eres madre y te vas a la promoción de una película varias semanas, parece que has matado a Manolete”.

Rosa García subraya que, en definitiva, lo importante es que “haya historias que nos representen, porque las mujeres somos un target que está fidelizando la taquilla. Se están demandando historias en las que nos veamos reflejadas y no seamos sólo parejas o madres del protagonista. Queremos vernos representadas en la pantalla, en diferentes rangos de edad”.

La actriz Nerea Barros corrobora que “los papeles más guays y complejos lo tienen los hombres, mientras que la mujer suele la madre, la hija o la amante del protagonista. Suelen ser personajes mucho más simples y con menos prismas. Tienes que ser tú la que le aporte esas aristas, pero tras una cortina, sin que se note… sin molestar”. Barros cree que su personaje en A estación violenta, su película estrenada en el festival, “no es la novia de nadie. Es un ente en sí mismo, que atraviesa una serie de conflictos rodeada de otros personajes, que son hombres. Eso ocurre, porque hemos trabajado dos años sobre el personaje de mujer que queríamos”.

Como reivindicó la actriz andaluza Cuca Escribano en la última ceremonia de los Goya: hacen falta más “más personajes femeninos”. Y también más técnicas, más directoras, más productoras y más jefas en el mundo del cine.

Etiquetas
stats