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Sobre este blog

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) cuenta con 24 institutos o centros de investigación -propios o mixtos con otras instituciones- tres centros nacionales adscritos al organismo (IEO, INIA e IGME) y un centro de divulgación, el Museo Casa de la Ciencia de Sevilla. En este espacio divulgativo, las opiniones de los/as autores/as son de exclusiva responsabilidad suya.

No todo es cambio climático: efectos de la urbanización en la biodiversidad

NASA

Juan Diego Ibáñez Álamo

Estación Biológica de Doñana (EBD/CSIC) —

Uno de los retos más importantes a los que nos enfrentamos los seres humanos es sin lugar a dudas el cambio climático. Las evidencias son abrumadoras e irrefutables en diferentes campos científicos y, afortunada aunque lentamente, los políticos han ido tomando conciencia del mismo e intentando implementar soluciones. El reciente acuerdo de París es un claro ejemplo de ello. Sin embargo, y a pesar de la determinante importancia del cambio climático no debemos dejar que éste nos deslumbre tanto como para no prestar atención a otros procesos también muy relevantes que están cambiando nuestro mundo a escala planetaria.

La urbanización, entendida como el proceso por el cual las zonas naturales o rurales pasan a convertirse en áreas urbanas, es uno de esos procesos. La comunidad científica es bien consciente de la importancia de este proceso global, si bien es cierto que la Sociedad en su conjunto y las autoridades políticas le prestan todavía poca atención.

Los seres humanos cada vez somos más urbanitas, concentrándonos más y más en áreas urbanas. Actualmente más de la mitad de la población humana mundial vive en ciudades según datos de Naciones Unidas. Pero esto tiene otra consecuencia clave, la constante expansión de estas áreas, que incrementarán su superficie a nivel global en un 200% para 2030. Este cambio en la superficie terrestre es fácil de percibir en las archiconocidas imágenes de la Tierra iluminada de noche o a través del uso de nuevas herramientas, como el Timelapse de Google, que sintetiza los cambios sufridos en los últimos 30 años en diversas zonas del planeta a través de fotos de satélites.

Reducción en la biodiversidad

Pero este proceso de expansión de las zonas urbanas también tiene importantes consecuencias a nivel ambiental, no sólo demográfico, ya que modifica drásticamente la estructura del hábitat y diversos procesos de los ecosistemas. Entre ellos, destaca la reducción de la biodiversidad asociada a estos hábitats de nueva creación. Existen numerosas evidencias científicas que demuestran que la urbanización provoca la reducción en la biodiversidad de distintos organismos, desde insectos a aves.

Esta reducción no es un proceso aislado sino global y afecta no sólo a la riqueza de especies (número de especies) en estas zonas sino a otros componentes de la biodiversidad alterando por ejemplo los linajes evolutivos que pueden albergar las ciudades y las funciones ecológicas que pueden desempeñar los organismos que sobreviven en ellas. Las plantas siguen un patrón un poco diferente a los animales, ya que su riqueza de especies suele aumentar en zonas urbanas debido a la existencia de numerosas especies decorativas en los jardines públicos y privados. Sin embargo, las especies de plantas nativas, originarias de la región, siguen un patrón similar al de los animales.

Las ciudades son ecosistemas creados con el principal objetivo de satisfacer las necesidades de una única especie, la humana, y por ende, sólo aquellos organismos que puedan sobrevivir en estos ambientes permanecerán una vez se haya producido este cambio en los usos del suelo. De hecho, esta uniformidad del hábitat urbano (con cierto matiz según la localidad exacta) está produciendo otro importante proceso biológico a nivel global conocido como homogenización biótica. Así pues estamos promoviendo la creación de una comunidad biológica muy similar en todos los rincones del planeta asociada a estas zonas urbanas destruyendo a su vez las particularidades y riquezas biológicas locales típicas de cada zona biogeográfica.

Más allá de la alteración de los procesos biológicos naturales, la urbanización también está cambiando nuestro vínculo con la naturaleza a través de un proceso sociológico conocido como la extinción de la experiencia. La mayor concentración de los humanos en las ciudades y el acelerado ritmo de vida actual en las mismas está haciendo que nuestro contacto con la naturaleza esté siendo sesgado principalmente hacia la naturaleza existente en las áreas urbanas. Y por tanto, nuestra percepción de la importancia que la biodiversidad tiene con respecto a nuestra vida diaria.

“La participación ciudadana es vital”

¿Por qué entonces si la urbanización parece un problema tan acuciante no es más tenida en cuenta? Uno de los principales problemas lo tiene la comunidad científica que estudia estos procesos (entre los que me incluyo). No solemos darle mucha importancia a la divulgación científica, aun cuando debiera ser parte vital de nuestro desempeño habitual. Debemos intentar fomentar más el conocimiento de los problemas (y potenciales soluciones) asociados a la urbanización, no sólo a los políticos sino a la Sociedad en general. Los primeros parecen empezar a tomar nota del asunto. Así las Naciones Unidas, en su reciente informe World Cities Report 2016, han reconocido a la pérdida de biodiversidad como uno de los principales retos asociados al proceso de urbanización del planeta.

Sin embargo, debemos ser conscientes de que la participación ciudadana es vital para minimizar los efectos negativos de la expansión de las ciudades en la biodiversidad y en nuestra Sociedad. Pequeños gestos como la colocación de comederos de aves, la realización de talleres educativos o procesos participativos comunitarios de mejora del entorno, el uso de plantas autóctonas en los parques y jardines de las ciudades son sólo una pequeña muestra de la larga lista de aportaciones que podemos hacer a nivel individual. De hecho, en algunas regiones como Australia, estas actividades ciudadanas junto a una eficaz gestión política ha favorecido que sus ciudades jueguen un papel muy importante como refugio de especies amenazadas que están desapareciendo de sus hábitats naturales debido a otros procesos como el cambio climático. No todo está perdido, aún podemos cambiar.

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El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) cuenta con 24 institutos o centros de investigación -propios o mixtos con otras instituciones- tres centros nacionales adscritos al organismo (IEO, INIA e IGME) y un centro de divulgación, el Museo Casa de la Ciencia de Sevilla. En este espacio divulgativo, las opiniones de los/as autores/as son de exclusiva responsabilidad suya.

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