Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Maeztu se ofrece a los políticos para abordar los problemas desde el terreno

Jesús Maeztu, durante la comisión que ha elevado al Pleno del Parlamento su nombramiento como Defensor del Pueblo Andaluz / Parlamento de Andalucía

Javier Ramajo

Jesús Maeztu no es un hombre cualquiera. Por mucho que diga que afronta el cargo de Defensor del Pueblo Andaluz con “cierto vértigo” o “tembleque”, incluso “pánico interior”, su trayectoria habla de habilidad y coraje. Cuando llegó al barrio más conflictivo de Sevilla, que incluye las famosas Tres Mil viviendas, dónde ni la Policía quería entrar, lo primero que hizo fue ir a ver al patriarca y pedirle que le proporcionara un chófer para moverse seguro en la zona y actuar sobre el terreno. Se ganó su confianza. Como ahora quiere ganarse y devolver la que han depositado en él, por unanimidad, los tres grupos parlamentarios.

Precisamente ésa ha sido el primer ofrecimiento (y su primera promesa) ante las personas que le han propuesto y elevado su nombramiento al Pleno del Parlamento: realizar un “trabajo de base”, con “especificidad” y directamente con “los problemas de los ciudadanos”, en el territorio afectado y con los damnificados. “Mandaten al Defensor; yo no quiero invadir competencias de ustedes”, ha enfatizado ante los portavoces, rogando a cambio que se conteste a sus requerimientos. Si a un ciudadano no se le atiende y al Defensor tampoco, “me pueden llegar a decir ‘y usted para qué esta aquí’”. Por eso, apuesta por “trabajar codo con codo con el Parlamento”. “Territorialidad, integridad y participación” son “las tres palabras mágicas” desde las que quiere dirigir la actuación de la Oficina.

Continuidad, honestidad y lucha por los derechos sociales, las características que ha esbozado ante su inminente vuelta a la institución (fue Defensor interino entre 1995 y 1996). Consciente de la “responsabilidad” del cargo (pero también del papel secundario de la institución del Defensor respecto al de los políticos), al que dotará de “sello” y “estilo propio”. Incorporar “la utopía como algo real” y trabajar en “qué puedo hacer yo con la crisis, porque ya sabemos lo que lo que ha hecho la crisis con nosotros”. Son las líneas de la primera carta de presentación de Maeztu, propuesto este mediodía por la Comisión de Gobierno Interior y Peticiones del Parlamento, que ha elevado su nombre al Pleno como nuevo Defensor del Pueblo Andaluz.

Ante los portavoces de los tres grupos parlamentarios con representación en la Cámara andaluza (PP, PSOE e IU), que la pasada semana elegía su figura por unanimidad como sustituto de José Chamizo, que ha venido a ocupar el cargo durante 17 años, ha repasado su trayectoria como “mediador en posiciones no partidarias desde la exclusión social”. Sin embargo, a su juicio, “lo fundamental son las políticas”, aspecto sobre el que ha insistido durante el trámite de idoneidad celebrado hoy en el Parlamento. Defiende estar “metido en el conflicto” y ser “independiente, no neutro”. Asegura que el “rostro humano del dolor” es su “gasolina” para afrontar el puesto. “Las zonas que machacan, enganchan”, ha afirmado.

“La confianza no se da gratis, espero no defraudarles”

“Lo importante es que la política haga su papel, no se subordine a la economía y haga una distribución de riqueza mejor”, señalando que, como Defensor, defenderá el Título I de la Constitución, que son los derechos fundamentales y las libertades públicas, y el Título I del Estatuto de Autonomía, que son los derechos sociales“. ”Trabajo muy bien en los sitios en los que hay autoridad moral“, dice, al tiempo que se autocalifica como ”jartible“, sin carné político y considerando que ”hay que convertir en propuesta la agresividad“ porque ”desde las carencias no se construye nada“.

El hasta ahora Comisionado para el Polígono Sur de Sevilla, que cumpliría diez años en el puesto este próximo verano, ha agradecido la “confianza” mostrada por los portavoces. “Me enfrento a problemas muy exigentes”, y “el compromiso y la responsabilidad van unidos”. “Los tiempos son delicados” y “cuando la gente tiene confianza, lo peor es defraudar”. “Como digas que sí y no lo hagas, estás muerto”, ha apuntado.

“La confianza no se da gratis, espero no defraudarles”; “nunca tiene precio, pero hay que ganársela”, y, “dentro de lo público, me la he tenido que ganar”. Ha mostrado su “sorpresa” ante su más que probable nombramiento y su “pánico interior”, mezcla de “sensación placentera” y de “responsabilidad”. Una institución “linda y difícil”, una “magistratura de la persuasión” y “fácilmente manipulable” porque se puede creer que es “el gurú de todas las cosas y no es así”, según la ha calificado.

El futuro Defensor ha destacado también la alta valoración de la figura “consolidada” que va a representar (“el listón está muy alto”), asegurando que va a establecer sus prioridades, de las que apenas ha dado hoy detalle, a sabiendas de que “la situación no es fácil”. “Las propuestas deben recoger la demanda de la sociedad” pero “tener límite no es ser débil”, ha señalado el candidato ‘in pectore’. “Ustedes son el cuerpo de un brazo largo que es la figura de Defensor del Pueblo”, ha dicho a los portavoces parlamentarios, argumentando que la institución es “una herramienta de los políticos”. “Hay que reivindicar el papel de la política y la subordinación a la economía”, insiste. “El poder siempre corrompe si no tiene control” y “este país necesita un repaso por la ética”, por lo que “el deber de colaboración es básico”.

La cuestión de los adjuntos

Acerca del nombramiento de los adjuntos, Maeztu no se ha movido ante los periodistas de lo que ha mantenido estos días desde que su nombre saltó como futuro Defensor de consenso. “El tema de los adjuntos está claro: el Defensor los nombra previa conformidad con la Comisión de Interior, ha afirmado, señalando que él presentará los nombres y defendiendo principalmente ”trabajar en equipo y con perfiles que puedan sumar“. Días atrás ejemplificó que ”si no hacemos un equipo, personalizamos tanto la Institución que al final o eres el guerrero del antifaz o no eres nadie“.

Los portavoces de los tres grupos han venido a coincidir en la alta valoración que ha conseguido la institución del Defensor del Pueblo Andaluz en los últimos años y en el conocimiento de la misma, experiencia, compromiso y cualidades que reúne Maeztu, principalmente en su posición de aliado con los sectores más desfavorecidos de la sociedad. “Lo fundamental es estar alejado no tanto de los partidos como del poder”, ha dicho José Antonio Castro (IULVA-CA). “Usted y los parlamentarios nos debemos a la soberanía popular”.

El Grupo Socialista, por parte de José Muñoz, ha valorado su “independencia y ecuanimidad” y ha defendido el “proceso limpio, transparente y con toda la sintonía de la normalidad democrática” a la hora del nombramiento contra “quienes vea un oscuro interés”, deseando “su triunfo como Defensor del Pueblo que será el triunfo de todos los andaluces”.

“A usted no le va a temblar la mano; cumpla con su deber con equidad y haga su papel”, y colabore con los políticos para solucionar las problemas de los ciudadanos, apostando por trabajar “juntos de la mano” en la efectividad de los poderes públicos para que los derechos sociales sean una realidad, ha señalado Rafael Salas por parte del Grupo Popular.

Sobre el nombramiento de adjuntos también se ha referido hoy el vicesecretario general del PSOE-A, Mario Jiménez, diciendo que a Maeztu “no se le pueden imponer” los adjuntos, sino que hay que hay que dialogar con él para buscar el mejor equipo para que ese órgano de extracción parlamentaria pueda funcionar de la mejor manera en un momento tan difícil como éste. Actualmente, ocupan cargos de adjunto Claudia Zafra (PSOE-A), Carlos del Barco (PP-A), Luis Pizarro (IULV-CA) y Paola Vivancos (PA).

El objetivo es que en el próximo Pleno del Parlamento, que se desarrollará los días 12 y 13 de junio, se produzca la elección de Maeztu y la reforma, por lectura única de la Ley que regula el Defensor del Pueblo Andaluz, para reducir de cuatro a tres los adjuntos, uno por grupo parlamentario.

Etiquetas
stats