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“Se está llevando a la izquierda al suicidio”

Néstor Cenizo

¿Por qué se va y por qué ahora?

Porque es cuando me han faltado muchas razones que me había dado cada día para mantenerme. Son 40 años de militancia y entré en un partido que no reconozco ahora mismo. Se decía “el partido” y todo el mundo sabía qué era: se había dejado la piel contra Franco y había sido decisivo para la democracia en este país. Desde hace seis años, fundamentalmente con la nueva dirección y el fenómeno de Podemos y el entreguismo de la actual dirección, se ha acentuado una línea de marginalidad política que va al galope hacia el radicalismo más hueco y la ausencia de una responsabilidad como partido que aspira a gobernar, apoyando causas absolutamente disparatadas como la sedición en Cataluña, calificando como represión franquista la actuación del Estado de Derecho para restablecer la legalidad...

Usted habla de insultos en la red que provienen de gente que no le conoce de nada...

Con lo de Cataluña dije lo más elemental: “El cumplimiento de las leyes no es algo a lo que se pueda optar”. Eso provocó el calificativo de fascista de personas que no conozco y no sé de su grado de equilibrio mental, pero refleja un ambiente. Se está llevando a la izquierda al suicidio, alejándola a pasos agigantados de un proyecto de izquierdas, donde hablar de España no sea un pecado. Hay que hablar de la mejor España, porque esa será la causa del progreso y de los trabajadores, que siempre ha defendido el PCE. Sentimentalmente me he dado muchas razones para seguir, pero los últimos acontecimientos han supuesto que haya llegado el “momento procesal oportuno”. No se puede estar en un sitio donde no se comparte la mayor parte de las cosas que se hacen.

¿Esperaba una defensa de su partido?

Yo esperaba sentido común. Algo elemental: que se censure ese estilo. El problema no es que alguien puntualmente suelte una burrada, que está a la orden del día. El problema es que se genere una crispación política hablando de “represión franquista”, del “régimen podrido del 78”, hasta el punto de que algunos, por decir lo obvio, entiendan que tienen derecho de calificar de fascista a alguien que lleva 40 años en el PCE. Los niveles de brutalidad política son reflejo de quien lo hace, pero también tienen un caldo de cultivo.

Lo que se ha hecho ha sido restablecer la legalidad constitucional. Si yo fuera presidente del Gobierno hubiera hecho exactamente lo mismo, y Rajoy y yo estamos a años luz. Pero tengo muy claro que una persona mínimamente responsable no podía actuar de otra manera que no sea restablecer la legalidad: de la manera más proporcional, más razonable y evitando daños colaterales. La legalidad no se negocia, se cambia. Pero por los procedimientos establecidos. Garzón y compañía no han entendido que cuando se ningunea la ley viene la selva, y en la selva gana el más fuerte, que es el que tiene el poder. Ningunear la ley es dar pábulo a los verdaderos fascistas.

¿Cuándo comienza el distanciamiento?

Esto arranca desde que Sánchez Gordillo y sus partidarios entran en un supermercado. Al margen de que ellos digan que tiene efectos simbólicos, en un estado de derecho la seguridad jurídica es esencial. Y por muy simbólico que sea, eso no se puede hacer, porque llega un momento en que la seguridad jurídica se va por la alcantarilla. Algunos me dijeron de todo y la dirección de IU no dijo ni mu. A partir de ahí se sucede un proceso en el que Alberto Garzón llega a ser coordinador general y se permite hablar del terrorismo con una frivolidad que provoca rechazo, y hablar de golpe de Estado… ¿Usted sabe lo que es un golpe de Estado? No se puede frivolizar con temas tan esenciales. Es una falta de rigor que lleva a la temeridad más absoluta.

¿Cómo ve el futuro de IU? Dice usted que está siendo absorbida por Podemos. ¿Cree que aún puede evitarlo?

No creo que se vaya a dar una absorción desde el punto de vista jurídico. Es que va a ser fáctico. Es que ya no se habla de IU. Verifique el debate político: ya ni se dice Unidos Podemos. Y llegará un momento en que las siglas se diluyan, y al diluirse los dirigentes de IU van a entender que tienen que ir en la lista de Podemos. Se está produciendo una disolución de hecho, que mantiene una ficción que es terrible.

¿Le ha llamado Alberto Garzón?

Quiero ser prudente: tengo un montón de llamadas en el teléfono y muchos números no los reconozco. Esta mañana y esta tarde he estado con actividades académicas, así que mentiría si dijera que sí o que no. Pero sí le puedo decir que llevo ya cinco años sin tener la ocasión de hablar. Pero no es un problema de incompatibilidad personal, yo no funciono con esos esquemas. Elevo la cuestión a un rango político: el problema es que a Garzón se le está dejando hacer. A Alberto se le puede reprochar la imprudencia y la ignorancia en muchos temas, pero hay una dirección de IU que le podría haber reconducido. No creo que sea justo cargar las tintas.

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