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Las dos muertes de José Martín: la primera víctima mortal del coronavirus en Huelva se registró el sábado y se anunció el lunes

Inmaculada Martín Morgado abraza a su padre, José Martín, y a su madre.

Daniel Cela

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José Martín Mendoza, un vecino de Punta Umbría de 79 años, casado y con cinco hijos, es la primera víctima mortal de coronavirus en Huelva, la provincia de Andalucía que contabiliza menos contagios. Pero José falleció la noche del sábado en el hospital Juan Ramón Jiménez, fue enterrado el domingo por la mañana, y hasta este lunes no ha entrado en las estadísticas oficiales que difunden diariamente el Ministerio de Sanidad y la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía.

Según sus familiares, José no tenía problemas respiratorios ni cardíacos previos, que son el tipo de afecciones más asociadas a los pacientes que ingresan por coronavirus. Era diabético, pero no necesitaba inyectarse insulina. “Tenía casi 80 años, pero aparentaba 60”, dice su yerno, Pedro Caro. José caminaba dos horas todos los días, montaba en bicicleta, cargaba con las bolsas de todos los recados que le pedía su mujer. “Fue marinero y tenía el aguante bruto de un marinero, en el sentido bueno de la palabra”, recuerda Caro. El sábado 14 de marzo, el día que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, declara el estado de alarma en el país, José empieza a tener fiebre. Los dos días siguientes, su mujer y su hija Inmaculada le ven empeorar, le escuchan decir “incoherencias, como si a ratos se le fuera la cabeza”.

Acuden al centro de salud de Punta Umbría, y de ahí derivan a José al hospital Juan Ramón Jiménez, donde ingresa el jueves 19 de marzo. Ese día, la Consejería de Salud contabiliza 23 contagios en Huelva (de los 1.008 en Andalucía) y 15 ingresos hospitalarios. El viernes, a las 14.00 horas, José se somete al test para detectar si está contagiado por coronavirus. A las 15.30 horas, el médico llama a su familia para confirmarle que ha dado positivo. Su familia no volverá a verle. “A partir de ahí, toda la comunicación con él y los médicos es por teléfono”. El sábado 21 de marzo, por la mañana, los médicos vuelven a llamar con buenas noticias: a José le ha bajado la fiebre y el pronóstico es favorable, no hay que alarmarse. “En las cinco horas siguientes todo da un vuelco, nos vuelven a llamar para decirnos que ha empeorado muy rápido, que nos preparemos para lo peor”. José muere el sábado noche. Al día siguiente, la Junta contabiliza 47 fallecidos en Andalucía, ninguno en Huelva.

La familia de José queda conmocionada, “entre la tristeza, la rabia y la impotencia”. No hay velatorio. El entierro es a las 12.20 horas del domingo 22 de marzo. Sólo autorizan acompañar al féretro a cuatro familiares. A la entrada del tanatorio de Punta Umbría, junto a una rotonda, vigila una patrulla de la Guardia Civil; dentro, en la puerta, hay cuatro agentes de la Policía Local. Desde allí, se dirigen al cementerio. “No hay nadie y se escucha todo”. Pedro Caro ve cómo cuatro operarios municipales, protegidos de pies a cabeza, “desinfectan con litros de lejía el nicho” donde van a depositar los restos de su suegro. “Lo vemos desde una distancia de 15 metros, porque no nos dejan acercarnos ni podemos hacerle una oración a pie de tumba porque tienen que enterrarlo muy rápido. Nos llega el fuerte olor. Cierran el nicho y lo vuelven a rociar todo de lejía. He visto cómo entierran a mi suegro en lejía y eso te destroza el alma”, dice Pedro, que jura que la muerte del padre de su mujer “no va a caer en saco roto”.

Acciones legales

Caro es abogado, tiene despacho en Lepe. Cuando pase el luto, está decidido a unirse a otros afectados por el coronavirus y emprender acciones legales “contra quien haga falta”. “Entre el 30 e enero [cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara la emergencia internacional por el brote de coronavirus de Wuhan (China)] y el día que muere mi suegro, en Huelva se permiten acontecimientos deportivos, musicales, manifestaciones en la calle y mítines políticos. Le he jurado a mi suegra que esto no va a quedar así, que su muerte no será en vano”, explica, furioso.

Más casos reales que registrados

La muerte de José Martín Mendoza, registrada como víctima del coronavirus 48 horas después de producirse, no es un caso aislado. Los distritos sanitarios andaluces y el personal de algunos hospitales están empezando a discrepar públicamente de las cifras que aporta diariamente el Gobierno y la Junta. El Ejecutivo de Juan Manuel Moreno, con mucha cautela, se congratula de que el nivel de contagio en esta comunidad esté muy por debajo del resto. El domingo, en un discurso televisado, aseguró que “ya se ve luz al final del túnel”, pero a la vez reclamó al presidente Pedro Sánchez que extremase las medidas de seguridad: el aislamiento de Madrid y el cese total de la producción del país, salvo servicios mínimos.

El último reporte del Gobierno hecho público este lunes contabiliza 1.961 infectados en Andalucía, un 13,6% más que el domingo; 77 ingresados en la unidad de cuidados intensivos (un 40% más); 58 fallecidos (un 23,4% más); y 50 curados (un 31,5% más). Entre las 11 nuevas víctimas mortales está, ahora sí, la de José. La evolución de la crisis sanitaria en Andalucía es irregular desde que empezó la cuarentena, hace ocho días. El repunte más alto de contagios fue del 29% y el más bajo es el que se ha registrado este lunes, un 13,6% más que el día anterior. Un dato positivo: ya van tres días consecutivos disminuyendo contagios (pero aumentando víctimas mortales).

La incidencia de la epidemia en Andalucía está muy por detrás de Madrid, que registra ya 10.575 infectados y 1.263 muertos; o que Cataluña, con 5.925 contagios y 245 fallecidos. Pero también queda lejos de otras comunidades con mucha menor población pero donde la incidencia es porcentualmente muy superior a la de Andalucía, caso de Euskadi (2.421 contagios), Castilla La Mancha (2.078 casos) y Castilla y León (2.055 positivos). Es sólo una foto fija. La Junta ha celebrado los datos y lo atribuye, en parte, al “alto grado de responsabilidad social” de los andaluces, que se están tomando muy en serio el confinamiento. Los centros de salud de Sevilla están prácticamente vacíos, después de que la Consejería de Salud haya suspendido todas las consultas, diagnósticos e intervenciones no urgentes. “Aquí no tenemos esas imágenes de colapso que se ven en los hospitales de Madrid”, dice un médico de atención primaria de un centro de salud en el barrio de Macarena.

Pero otra variable a tener en cuenta es el número de pruebas por coronavirus que se hacen en Andalucía, un dato que la Consejería de Salud no proporciona. En los próximos días el Gobierno agilizará los test rápidos y previsiblemente el número de infectados se va a disparar en las estadísticas oficiales. El Servicio Andaluz de Salud (SAS) sí reconoce el “desfase” que hay entre “el número real de contagios y el número declarado”. El distrito sanitario Huelva-Costa y Condado-Campiña ha informado de que “solo hay un contagio confirmado con el test, pero hay muchos contagios más que no necesitan hacerse el test y que están aislados en casa para evitar contagiar”.

Al expandirse el virus y decretarse el estado de pandemia, la Consejería de Salud trasladó a los centros sanitarios que “los médicos no necesitan el test para confirmar el caso, y los pacientes tampoco lo necesitan para tomar medidas. Todos estamos en cuarentena en nuestras casas, y los que presenten síntomas respiratorios agudos moderados pasan a estar aislados. No hay ninguna diferencia y el resultado del test por tanto da igual: si es positivo te quedas en casa y si es negativo también. No hace falta hacerlo”, explican en una comunicación interna.

El protocolo para el personal sanitario es diferente porque, al ser población de riesgo y estar más expuestos, se le hace el test si tienen síntomas. “Si dan negativo, pueden seguir trabajando si su estado general se lo permite, y si dan positivo tienen que quedarse aislados en casa”.

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