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El nuevo modelo de financiación universitaria se implantará de forma “paulatina” para evitar “cambios bruscos”

El consejero Rogelio Velasco, reunido este martes con los rectores andaluces

Javier Ramajo

Nueve meses después de anunciarlo y trece años después de cerrarse el último acuerdo para la financiación universitaria, la Junta de Andalucía presentó este martes a los rectores de las diez universidades públicas andaluzas una propuesta para el establecimiento de un nuevo modelo de financiación, cuyo espacio temporal de aplicación aún tiene que ser “acordado con los rectores”, reconoce la Consejería de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad.

La idea de la Junta de PP y Ciudadanos es implantar el nuevo modelo “de manera paulatina” a sabiendas del “efecto disruptivo” y de los “cambios bruscos a corto plazo” que podría generar si se adoptara directamente. Por eso se ha propuesto “un procedimiento explícito y transparente basado en un cambio progresivo” que la Junta define de una manera un tanto confusa: “una financiación con un importante componente incremental en el momento de aplicación hasta una en la que el modelo se aplique al total de la financiación”. El plazo del que ha hablado el consejero, Rogelio Velasco, es de entre cuatro y seis años, aunque no es definitivo, con el objetivo de que en el curso 2020/21 este modelo “esté ya implantado”, sin poder aportar ahora mismo cantidad alguna respecto a la nueva financiación.

El objetivo de la Consejería, en cualquier caso, es lograr “un marco estable” y un “amplio consenso”. El nuevo modelo, que debe ser “debatido a partir de hoy”, reconoce la Consejería, busca “proporcionar una guía para la asignación de recursos equitativa, garantizando la suficiencia financiera y proporcionando a las universidades la dotación adecuada para el desarrollo eficiente de su función social”. “Persigue la excelencia universitaria”, ambiciona la Junta.

Consolidación de las grandes

La propuesta de la Junta “consolida” a las grandes universidades (con mayor nivel de excelencia), “potencia” a las medianas para que alcancen esos estándares de excelencia y “protege” a las pequeñas para que se desarrollen en este mismo sentido, según el lenguaje usado por la Consejería. Según ha indicado el consejero, Rogelio Velasco, “el marco de financiación anterior estaba pensado principalmente para cubrir costes, con una financiación vinculada más a la cantidad que a la calidad. Ahora buscamos financiar el rendimiento, pero garantizando la suficiencia o costes básicos”. 

Velasco ha reconocido ante la prensa que los rectores “quieren más recursos” pero “son conscientes de que los criterios de reparto actualmente están desequilibrados” porque siguen “un patrón de parches que se han ido poniendo”. “Se trata de que los criterios se modifiquen y sean más racionales”, ha detallado, destacando que la producción de conocimiento que aportan las universidades “se incremente y se mejore” para que llegue a todos los ámbitos de la sociedad, “con independencia de la rama de conocimiento” y “tratando a todas por igual”.

“Esperaba la acogida que nos han brindado” los rectores, ha dicho el consejero. “Nos han felicitado muy sinceramente por el esfuerzo intelectual que se ha hecho. El modelo es muy robusto, muy bueno y tiene la virtualidad de que contempla distintos criterios de reparto”, ha presumido el consejero.

“Un buen punto de partida”

Por su parte, el rector de la Universidad de Jaén, Juan Gómez, en su condición de presidente de la Asociación de Universidades Públicas de Andalucía (AUPA), ha celebrado como “un punto importante de partida disponer ya de un primer borrador sobre las principales características del que va a ser el modelo de reparto y financiación de las universidades públicas de Andalucía”.

En declaraciones a los medios en el marco de esta reunión que los rectores esperaban “con enorme interés”, Gómez ha precisado que lo presentado por la Consejería es “una estructura que nos parece un buen punto de partida”, y se ha mostrado confiado en que “podamos tener un documento de referencia al menos para varios años”.

También cree que “en los próximos meses vamos a conseguir trabajar todos con la Consejería para conseguir lo mejor de este modelo”, en el que habrá que tener en cuenta que las diez universidades públicas andaluzas “son heterogéneas en dimensión, historia, en los contextos económicos y sociales en los que desarrolla su actividad”.

En esa línea, ha expresado la “mejor disposición” de “todas las universidades públicas andaluzas para trabajar conjuntamente para conseguir el mejor modelo” de financiación, que “no es más que un punto de soporte para lo que es la actividad universitaria, que es de lo más importante que tenemos en la Sociedad del conocimiento”.

Ha reconocido que “falta por matizar muchas cosas” respecto a la propuesta recibida, así como “definir los parámetros y una plurianualidad en la medida en que sea posible”, y ha apuntado que “todas las universidades estamos por la labor de mejorar nuestra capacidad de ser competitivos”, si bien “donde podemos encontrar algunas diferencias” es en “la forma como lo podemos conseguir”.

Tras apuntar que “los intereses particulares de cada universidad tienen que compatibilizarse con el sistema general andaluz”, Gómez se ha mostrado “convencido de que la profesionalidad y el buen trabajo de los rectores va a hacer que consigamos lo mejor en los próximos meses”.

Nuevo modelo, nuevo reparto

Así, según la información aportada por la Consejería, el reparto propuesto está basado en criterios objetivos y contrastables en función de los valores relativos de variables que resumen las necesidades y el rendimiento de las diferentes universidades. La estructura determina tres tipos de dotaciones: financiación de nivelación (que supondría entre el 5 y el 10% del total), financiación básica (entre el 85 y el 90%) y financiación estratégica (entre el 5 y el 10% restante).

Tanto la financiación básica como la estratégica se decidirán en proporción del indicador relativo de escala y rendimiento. Este indicador se obtiene como el promedio de valores relativos de tres dimensiones: el primero la carga docente, que se mide en términos de estudiante equivalente, que se obtendrá teniendo en cuenta unos criterios de ponderación. Los otros dos aspectos que se promedian son los fondos captados por investigación y transferencia y costes de personal.

En el caso de la financiación de nivelación, no sujeta a este indicador, la finalidad es cubrir parte de los costes fijos y compensar las economías asociadas a la dimensión, facilitando así la convergencia. Para ello, se contempla una dotación fija, que se reparte a todas por igual, y otra parte denominada “de convergencia”.

La Consejería ha querido prestar una especial atención a la financiación estratégica. Según ha explicado el consejero, “su reparto se determinará en función del indicador de escala y rendimiento, pero el destino lo podrán decidir las propias universidades en función de sus necesidades y en el ejercicio de su autonomía”. “El objetivo no es otro que seguir promoviendo actuaciones de excelencia, permitiendo a las universidades la generación de incentivos para mejorar sus indicadores de rendimiento”, ha apuntado.

El nuevo modelo de financiación no incluye, en cualquier caso, el presupuesto que la Junta de Andalucía destina a Universidades a través del Plan Andaluz de Investigación, Desarrollo e Innovación (PAIDI), así como el Plan Plurianual de Infraestructuras, cuya dotación es independiente. Tampoco se enmarca en este modelo la financiación de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA).

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