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Tras los pasos del padre del andalucismo

Visitantes en la casa de Blas Infante, en Coria del Río.

Nacho S. Corbacho

Blas Infante estuvo ligado durante su vida a diferentes lugares de la comunidad andaluza. Este 28 de febrero, Día de Andalucía, nos sirve para seguir la pista del padre del andalucismo a través de la geografía regional. Un viaje que permitirá, de paso, conocer mejor una figura clave en la historia de Andalucía. ¡Súbete que nos vamos!

Casares. El origen

Este precioso pueblo malagueño que cuelga de una ladera vio nacer a Blas Infante en el año 1885. Su casa, ubicada en el número 51 de la calle Carrera, es hoy un punto de información turística, pero también un lugar de exposiciones con una pequeña sala donde se muestran algunos objetos relacionados el casareño. También de la vida en Casares a finales del siglo XIX, un entorno marcado por la pobreza y las dificultades del campo andaluz que empezaron a marcar desde muy pronto su pensamiento político.

Hoy el municipio mantiene la esencia de pueblo blanco andaluz, con casas blancas, estrechas callejuelas y macetas que colorean las fachadas. Merece la pena perderse por su urbanismo laberíntico y alcanzar el castillo y la ermita de la Encarnación, en la parte más alta y junto al centro cultural Blas Infante. Su valioso entorno natural es otro de sus atractivos, con numerosas rutas senderistas.

Manilva. Las vacaciones

Cerca de Casares y en la costa, Blas Infante frecuentó el municipio de Manilva, lugar al que acudía con frecuencia para disfrutar de sus playas. De hecho, uno de sus hermanos, Ignacio, adquirió una finca en la barriada de Sabinillas, donde la familia se reunía cada verano. Hoy queda poco de aquel pueblo pesquero debido al crecimiento urbanístico, pero la localidad sigue conservando alguna de las tradiciones marineras. Además, posee magníficas playas y un precioso castillo del siglo XVII.

Archidona. La pobreza

Blas Infante estudió en los Padres Escolapios de Archidona. Vivió allí apenas cuatro años, pero esta bonita localidad marcó la conciencia del joven en base al concepto de justicia social. La imagen que más le impactó fue la de la Puerta de la Guiropa, lugar en el que los religiosos repartían alimentos diariamente a los jornales más necesitados (guiropa es el nombre del plato de patatas y patatas que servían habitualmente). Hoy el edificio de aquel centro educativo alberga a otro, el instituto Luis Barahona de Soto, donde luce una placa que recuerda la ubicación de dicha puerta.

Muy cerca de allí se ubica la Plaza Ochavada, uno de los mayores atractivos turísticos de la localidad y donde se encuentran algunos restaurantes de gran interés. Destaca especialmente el denominado Arxiduna, de cuya cocina se encarga Rubén Antón, formado en la Escuela de Hostelería del Convento de Santo Domingo, que también es hotel.

A las afueras destaca la subida al castillo y a la ermita, con un entorno recientemente renovado. De hecho, Blas Infante descubrió el pasado andalusí de Andalucía durante su etapa en este municipio del norte de la provincia de Málaga.

Málaga. La vida urbana

La capital malagueña fue su primer contacto con la vida urbana, con la vida marinera y con una de las pocas ciudades industriales de la época en Andalucía. Allí realizó un año de Bachillerato en el colegio San Rafael, ubicado en calle Comedias, aunque la situación económica de su familia le obligó a realizar el siguiente por libre.

El entorno del centro educativo es hoy uno de los lugares más atractivos de la ciudad, con lugares como calle Larios o la Plaza de la Merced muy cerca. El paseo por la zona puede acabar en alguno de los museos que ofrece Málaga, como el Thyssen, el Picasso o el Pompidou, ya en el puerto.

Granada. Los estudios de Derecho

Blas Infante viajó a Granada para estudiar Derecho y se licenció en la universidad granadina, en la que también realizó estudios de Filosofía y Letras. Vivió dos años en la ciudad, de 1905 a 1907, tiempo en el que volvió a interesarse por el pasado árabe de Granada y de toda Andalucía. Una huella que parece hoy más viva que nunca como demuestran las visitas a La Alhambra, que se acercan a las tres millones de visitas anuales.

Cantillana. El pensamiento político

Ubicado en la vega sevillana, Blas Infante estuvo ligado durante más de una década al municipio de Cantillana. Tras aprobar las oposiciones a notario, allí tomó posesión de la notaría local, ubicada en la intersección de las calles Iglesia y Severo Ochoa, lugar hoy recordado por una placa conmemorativa. Muy cerca vivió también unos años con su esposa Angustias después de casarse.

Los años de residencia en este pueblo fueron muy importantes para el futuro de Infante, ya que en él desarrolló su pensamiento político, gracias generalmente al ambiente intelectual que frecuentó en la capital, Sevilla. En Cantillana, además, el padre del andalucismo conoció una vieja copla popular cuya melodía sirvió de base para el Himno de Andalucía que firmó posteriormente.

La Torre del Reloj, la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción o el Yacimiento Arqueológico de Naeva son algunos de los lugares más interesantes para visitar en este municipio.

Sevilla. El Ateneo

La vida de Blas Infante se desarrolló de manera crucial en el Ateneo de Sevilla. Allí atendió a discursos nacionalistas, frecuentó a intelectuales y conoció a personas que le marcarían de por vida. Además, en 1915 publicaría allí el libro Ideal Andaluz, cuestión que ya había abordado en una conferencia el año anterior. En 1916 preside el Centro Andaluz de Sevilla. Y a su vuelta a la capital hispalense, en los años 30, fue elegido Presidente de Honor de la Junta Regional de Andalucía prevista para septiembre de 1936, aunque la Guerra Civil lo impidió.

Hoy Blas Infante es socio de honor a título póstumo del Ateneo de Sevilla, que sigue recordando su figura y que sigue desarrollando una intensa actividad cultural. Hoy está ubicado en un bonito edificio del número 7 de la calle Orfila, en el centro de la capital andaluza, aunque cuando el padre de la patria andaluza pronunció su discurso se ubica en el número 7 de la calle Tetuán, cuya fachada lo recuerda con una placa.

Ronda. Las bases del andalucismo

La ciudad del Tajo no acogió ninguna residencia del andalucista, pero sí un momento de gran importancia en su vida política. Blas Infante promovió la celebración de la Asamblea de Ronda en el año 1918, momento en el que la organización asume la Constitución Federal de Antequera de 1883. La cita sirvió para poner las bases del andalucismo y algunos de sus símbolos, como la bandera blanca y verde y el escudo de Hércules triunfador. Un año más tarde se redactaría el Manifiesto de Córdoba, en el que reivindica a Andalucía como nación.

Aunque la huella de Infante en este municipio malagueño sea menor, el lugar merece una visita para recorrer su precioso casco histórico y disfrutar de monumentos como el Tajo de Ronda, un puente que une la ciudad vieja y la nueva a más de cien metros de altura sobre el río Guadalevín. Las antiguas murallas moriscas y los preciosos baños árabes conviven con iglesias como la parroquia de Santa María la Mayor, de carácter muy singular debido a que fue construida durante varios siglos y en base a distintos estilos arquitectónicos. Su gran oferta gastronómica (con las imprescindibles Yemas del Tajo) se complementa con la veintena de bodegas que elaboran vinos en la comarca.

Isla Cristina. El mar

En esta ciudad de la costa onubense Blas Infante conoció a fondo el trabajo marinero, tan parecido y tan diferente al del agricultor. Tras un primer contacto en 1922, Blas Infante permutó su plaza en la notaría de Cantillana por la de Isla Cristina, a la que se fue a vivir un año después, alejándose de la dictadura de Primo de Rivera.

Allí tuvo a sus dos primeras hijas, Luisa y María de los Ángeles, y desarrolló una intensa vida cultural que le llevaron a participar en diversas publicaciones como La Higuerita e incluso a participar en la fundación del Ateneo de Isla Cristina. El municipio también le sirvió de base para realizar tres de sus viajes más importantes: a Portugal, Galicia y Marruecos, en este caso para visitar la tumba del rey andalusí Al Mutamid.

Aunque fueron años más centrados en la familia y la lectura, la relativa cercanía a Sevilla le permitía mantener el contacto con las ideas y el ambiente de la capital mientras su vida se desarrollaba en este bonito rincón atlántico de playas infinitas que hoy atraen a miles de turistas cada verano.

Doce kilómetros de arenas doradas son el mayor atractivo de una localidad en la que destacan su gastronomía ligada al mar y la belleza de sus paisajes marcados por la salinas. Además, la antigua casa de Blas Infante, localizada junto a la Plaza de San Francisco en el número 7 de la calle Diego Pérez Pascual y con una bonita fachada de ladrillo, es hoy un museo municipal en el que conocer un poco más a fondo la vida del andalucista, especialmente sus años en esta localidad.

Coria del Río. Su casa

Acabada la dictadura de Primo de Rivera, Blas Infante decide acabar su exilio personal y se desplaza a vivir a Coria del Río, permutando de nuevo su plaza en la notaría. Allí decidió diseñar y levantar su propia casa en 1931, donde viviría hasta 1936, año en el que fue detenido. La denominó Dar al-farah, que significa la Casa de la Alegría y la ubicó cerca del río Guadalquivir y de los límites municipales con Puebla del Río. De hecho, numerosos jornaleros de esta localidad se acercaban para conversar o pedir consejo al andalucista.

Fue su único hogar en propiedad en toda su vida. Lo construyó de una manera muy personal, mezclando estilos y elementos de varias épocas históricas y una gran inspiración en Al Andalus, generando un lugar único. De hecho, su apariencia hizo que los vecinos de Coria lo denominaran 'el castillo de Don Blas'. Hoy la vivienda, declarada Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía , se puede visitar.

Se trata de una gran oportunidad para las estancias originales - restauradas recientemente- y, de paso, redescubrir la figura de Blas Infante y los fundamentos de su pensamiento. La casa forma parte del recinto del Museo de la Autonomía Andaluza, que a través de 11 estancias “que invitan a recorrer el proceso histórico que llevó al pueblo andaluz a la consecución de su autogobierno”, tal y como explica su página web. Un perfecto punto y final para recorrer la Andalucía más personal de Blas Infante.

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