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Visitar con los sentidos los 365 gestos de la Giralda

Fundación Amalio.

Sonsoles Valenzuela

¿Te imaginas ver la Giralda de Sevilla sumergida, escondida, en llamas o volando? ¿Listo para conocer un museo a través del tacto, el olfato, el oído y la vista (a ciegas)? Con esta propuesta (y a precios más que económicos) llegan dos actividades para este verano: Ver sin la mirada, los domingos a las 13:00 y la Visita Nocturna a los 365 Gestos de la Giralda de Sevilla, todos los viernes de julio a las 21:30. Ambas están organizadas por la Casa-Museo pintor Amalio, en la Plaza de Doña Elvira nº 7, en Sevilla. Dos rutas para conocer la vida y obra del polifacético artista andaluz Amalio García del Moral (1922-1995), que ha sido comparado con el poeta Federico García Lorca por su dignificación –uno a la pintura y otro a la palabra- de los gitanos. También de las gentes y sociedad andaluza de su tiempo, y de una protagonista muy presente en su obra: la Giralda de Sevilla.

La Visita Nocturna a los 365 Gestos de la Giralda de Sevilla es un recorrido guiado por el museo para ver las exposiciones, con el aliciente encanto de la noche. Pasaporte Andalucía participó en la de Ver sin la mirada porque despertó nuestros sentidos. Así es la experiencia por el interior del museo y del artista que le da nombre.

Visitando con los sentidos los 365 Gestos de la Giralda de Sevilla

Visitando con los sentidos los 365 Gestos de la Giralda de Sevilla Antes de vendarles los ojos para comenzar el recorrido -que dura una hora y se hace en grupos reducidos de 15 personas- Juan Diego Castaño, Gestor Cultural e Investigador de las obras de Amalio, explica a los participantes una curiosidad. “Amalio le ha puesto esta casa a la Giralda para hacerla suya”. Son las palabras que están grabadas en una cerámica a las puertas del museo, a petición del artista. Una tierna declaración de la personalidad y trayectoria de este pintor de origen granadino y expansión vital sevillana. Definido como “artista andaluz total” porque trabajó en su producción con diversas artes (pintura, escultura, poesía, grabado) y estilos (expresionismo, realismo simbólico, impresionismo, cubismo, barroco). En la combinación de éstos nace la serie Los 365 Gestos de la Giralda de Sevilla, de la que veremos unas cuarenta obras de las 365 existentes.

Como si estuviera viva, el artista pintó y esculpió la torre desde todos los estilos, formas y situaciones imaginables. Impacta verla en llamas. Asombra verla sumergida. Emociona verla volando. Confunde verla cubista. Divierte buscarla en otros cuadros donde el motivo principal es aparentemente uno (por ejemplo, el retrato de una gitana o de unos campesinos) y ahí está en una esquina, en el fondo, detrás de una tela o como elemento decorativo en una mesa. Ahí está, casi siempre está, y es una maravilla para la inteligencia y curiosidad del visitante. “¡Qué genio era Amalio!”, dicen algunos. Otros ríen porque acaban de descubrirla, otra vez, en otro cuadro.

Durante el recorrido por las tres plantas y siete salas del museo, el visitante revive con sus sentidos el afán de experimentación con el Amalio trabajó en sus talentos. Un tramo a ciegas para tocar las diversas texturas y materiales con los que jugaba en sus cuadros. Una pausa para oler aromas como el de la piel de naranja (y todos pensamos en la flor de azahar y la primavera sevillana). Una voz de fondo recitando versos sobre Andalucía, entre ellos los de Lorca. Y, como toque final, ya en la azotea del museo donde las vistas son imperio, un sentido del gusto expandido con el sabor de un vino típico de la tierra.

En cada sala hay una ventana, y en cada ventana unas vistas a su amante la Giralda. A estas alturas del recorrido no sorprende conocer que en su origen este espacio fuera el estudio desde donde Amalio admiraba la torre en sus luces y sombras, en el pasar de las estaciones y horas. Aunque su lugar favorito era la calle Placentines.

La esencia de las mujeres y hombres de la Andalucía del siglo XX

La esencia de las mujeres y hombres de la Andalucía del siglo XXOtra de las chispas inspiradoras del pintor fue la que da nombre a la serie de cuadros Hombres y Mujeres de la Andalucía del Siglo XX. Gitanos, campesinos, proletarios y poetas fueron retratados por Amalio. En ellos “captaba el alma de las personas, reflejaba su esencia y el contexto de la Andalucía profunda en la que muchos vivían y callaban”, expone Juan Diego.

Vuelca tu pena antigua en tus cantares,

alegra a los demás con tus pesares

y aventa con el cante tu amargura.

Tu angustia se hace ritmo en tu garganta,

a gritos la miseria se la espanta

y tu voz se estremece en nuestra hondura.

Versos de Hombres del sur, poema de Amalio García del Moral.

Para poner en evidencia la situación social injusta que afrontaban estos andaluces, utilizaba el recurso del realismo simbólico. Lo verás en el cuadro de una gitana con una calavera de fondo, para representar que había sido obligada a casarse con un hombre al que no amaba. En el cuadro de Los Inmigrantes, entristecidos por su forzada marcha a otras tierras. O en el de Los Andaluces de carga, campesinos con cabeza de animales muertos, tratados tal que así por quienes creían ser sus dueños. El de una gitana. cortada en pedazos porque fue tratada como una mujer objeto, no deja indiferente. También retratos de escritores con los que Amalio se codeó en su faceta de poeta, publicando cinco poemarios. Y el retrato Mis hijas, Medalla de Plata en el salón Les Arts en Bruselas en 1964.

Destaca su habilidad retratando la vejez. Se observa en la serie de la gitana Esperanza Montoya Suárez. Una mujer a la que le habían asesinado a su marido y para vivir y mantener a sus diez o más hijos, vendía lotería y posaba para Amalio por 1.000 pesetas. En uno de los cuadros Esperanza espera, valga la redundancia, a que el “Andalucía Libre” ondee de verdad.

La mujer del alma azul, María José García del Moral

La mujer del alma azul, María José García del MoralUna de las salas es azul como el alma y la obra de la pintora María José García del Moral, hija de Amalio. Al entrar en la sala el color aborbe los sentidos y se necesitan unos segundos para acostumbrarse. Pasados éstos se observa la esencia de cada cuadro: las ciudades soñadas por la artista, que nos trasladan a culturas y reinos lejanos, o el que está junto a la ventana, dedicado por María José a su padre. Y en el que, efectivamente, aparece pintada la Giralda.

El museo como un espacio vivo y de encuentro, también para niños

El museo como un espacio vivo y de encuentro, también para niños“Trabajamos para que el museo no sea un cementerio de obras de arte, sino un espacio cercano a la sociedad”, afirma Juan Diego. En coherencia, además de las visitas ofrecen un amplio abanico de actividades, , como talleres y recitales de poesía. Están dirigidas a todos los públicos, incluidos los niños a los que acogen con especial cariño: “Muchas veces parece que no tienen cabida en los museos, que estorban. Se les pide que no hagan ruido, que no toquen, ni sientan ni hagan nada. Aquí fomentamos un espacio de encuentro y comunicación para todos”. Los sábados a las 13:00 hay para los niños un taller de pintura experimental.

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