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Un museo del campo andaluz en un restaurante sevillano

José Manuel González posa ante algunos de sus elementos de labranza.

Fermín Cabanillas

Dedicación y paciencia, mucha paciencia, es la que ha tenido José Manuel González, un hostelero de la localidad sevillana de Paradas, que ha convertido su restaurante de la calle Albéniz de la localidad en un museo que rinde homenaje a más de un siglo de trabajo en el campo.

González enseña a todo el que muestra interés cada uno de los detalles que tiene entre las paredes de Los Galgos, aunque verlos todos es tarea casi imposible. Son más de 200 elementos que el visitante descubre desde que se entra por la puerta de este restaurante hasta que recorre los más de 30 metros de fondo de local.

Los Galgos es una sencillo e interesante recurso etnográfico, la conocida como ciencia del pueblo, que se dedica al estudio sistemático de personas y culturas. Entrar en este establecimiento es un espectáculo: Azadones, arados, rejas, vertederas, cribos, sembradoras, rastras o mazos se muestran al visitante allí donde fije su mirada.

El cartel de la entrada es toda una declaración de intenciones: “Éste es nuestro particular homenaje a las raíces de nuestra gente, a todos esos hombres y mueres que no entendían de horarios, de miedos, de falta de sueño, de estrés, de móviles, de mensajes, pero sin embargo eran maestros del esfuerzo, del carácter, del buen hacer, del trabajo, para que ahora a nosotros, sus hijos, nietos y bisnietos no les faltara de nada”.

“Las horas del sol interminables, las caminatas al cortijo, las cinturas fuertes, las manos vastas, las caras arrugadas, las pieles morenas, los suelos de un futuro para sus hijos, su alegría de verlos crecer... A esos que se reconocen van estas líneas y dedicamos la decoración de nuestras paredes, porque no hay mejor muro que el que sabe cuales son sus cimientos”, cita el mismo pergamino.

José Manuel González, que sirve contundente comida tradicional y suculentas carnes, lo tiene claro: “Es la mejor forma de homenajear a la gente que nos ha dado lo que tenemos, y, de paso, de conseguir que los más jóvenes conozcan elementos que muchos o no han visto nunca o los han visto y no les han prestado atención por no estar relacionados con su día a día”.

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