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La ruta del río Chillar: un sendero de agua

Río Chillar.

Miriam Lorenzo

Calzado que pueda mojarse, ropa de baño y protección solar si la ruta se realiza en verano, la época más recomendada. Son las únicas exigencias de una caminata apta para practicarla en familia que discurre por el Parque Natural de las Sierras de Tejada, Almijara y Alhama, en la provincia de Málaga. Ocho kilómetros que serpentean por el cauce del río Chillar y con el agua por encima de los tobillos prácticamente durante todo el recorrido.

En este verano adelantado que se instaló en Andalucía hace ya unas semanas, la ruta del río Chillar se presenta como uno de los planes de fin de semana más apetecibles. Combina senderismo y baño, algo en principio no muy habitual.

Para iniciar la caminata hay que desplazarse hasta Nerja, en Málaga, y adentrarse en el Parque Natural de las Sierras de Tejada, Almijara y Alhama. La mejor manera de guiarse para iniciar la ruta es buscar el Polideportivo Municipal, por encima sale la calle Picasso que nos conduce a un carril que baja hasta el cauce del río. Una vez aparcado el coche comienza el camino. Al principio discurre entre piedras y por un sendero que marca el propio cauce del río aunque a estas alturas prácticamente no lleva agua. Habrá que caminar todavía un buen trecho para encontrar las primeras cascadas y pozas.

Una pequeña estación hidroeléctrica es la puerta de entrada a todo un disfrute paisajístico. A partir de este momento el agua será el elemento predominante, en algunas ocasiones lo llevaremos a la altura del tobillo y en otras nos llegará hasta las rodillas. Por eso, para realizar esta ruta es recomendable calzado deportivo que pueda mojarse, ropa cómoda y de baño, gorra y protección solar. También es necesario ir provisto de agua mineral y comida suficiente porque no encontraremos ninguna fuente ni chiringuito para hacer acopio de alimentos.

Nada más comenzar el recorrido a pie por el río encontramos la primera cascada, cuya intensidad dependerá de lo que haya llovido ese invierno, y la primera poza, conocida como El Vado de los Patos. Es la ocasión perfecta para tomar el primer baño. A partir de este momento las pozas de agua cristalina se suceden durante todo el camino. Ésta es una ruta para disfrutar, para descansar, para deleitarse con el paisaje de frondosos árboles. Por eso una caminata de ocho kilómetros puede convertirse en la actividad de todo un día.

Los Cahorros del Río

A mitad de camino se encuentra uno de los principales atractivos de la ruta: los famosos Cahorros del río Chillar, una sucesión de gargantas en las que el río se estrecha hasta permitir tocar las paredes con solo extender los brazos. Unas paredes de roca de origen kárstico con cerca de veinte metros de altura de gran belleza. El río discurre encajonado entre esas rocas y conduce al senderista hasta nuevas pozas y piscinas naturales de agua totalmente transparente. Es en esta zona de la ruta donde el agua alcanza más nivel pero esas balsas nunca superan el metro de profundidad durante el verano.

A partir de aquí el camino se hace más difícil porque el terreno es más abrupto, las rocas más grandes y el ascenso más pronunciado. Es quizá la parte menos transitada sobre todo por las familias pero merece la pena por su valor paisajístico y porque es la zona más cercana al nacimiento del río. El cauce se vuelve algo más salvaje, extensos pinares jalonan el río y tras dos kilómetros de caminata llegamos a la presa. Si llegamos hasta aquí habremos recorrido nueve kilómetros, fin de la excursión. Lo recomendable ahora es realizar la vuelta por el mismo camino.

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