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Religión y feminismo: “Las religiones no han sabido aprovechar a las mujeres”

Cartel de la mesa de debate sobre Religiones y Feminismo.

Carmen Reina

“Las religiones no han sabido aprovechar a las mujeres. Han

perdido muchísimo“. Es la conclusión a la que llega la profesora de Derecho

Eclesiástico del Estado en la Universidad de Córdoba, Amelia Sanchís, a la hora

de analizar el papel de las mujeres en las distintas religiones y las

cortapisas que éstas le han impuesto al género femenino para un desarrollo en

igualdad con los hombres.

Esta profesora, participante en la mesa de debate “Religiones

y Feminismo: ¿compatibles?“ organizada en Córdoba por la Asociación de Mujeres Marianne,

es clara a la hora de abordar el desplazamiento sufrido por las mujeres en las

jerarquías de las religiones y tacha de “absurdo” el que eso haya ocurrido: que

las distintas confesiones no hayan aprovechado el potencial de ellas.

Ahora que están recientes las palabras del Papa Francisco en las que señalaba que “el geniofemenino” debe estar donde “se toman las decisiones en la Iglesia”,

el geniofemenino“ debe estar donde ”se toman las decisiones en la Iglesia

esta estudiosa del Derecho y las religiones explica: “Ha sido bochornoso cómo

las teólogas feministas han tenido que dar un toque de atención“ al Vaticano

sobre todo el trabajo de revisionismo que ellas han hecho para la Iglesia. Y

pone de ejemplo a Ivone Gebara, monja teóloga feminista de Brasil, quien recientemente

preguntaba se en un artículo: “¿Cómo puede el Papa Francisco simplemente ignorar

la fuerza del movimiento feminista y su expresión en la teología católica

feminista?“. Lo hizo en referencia a la respuesta del Papa sobre la posible ordenación de

mujeres en la Iglesia católica, ante lo que dijo que ese tema estaba cerrado. “O

sea, dijo no“, sintetiza esta teóloga.

Para esta profesora de Derecho Eclesiástico del Estado, todo

ese esfuerzo y trabajo de las mujeres dentro de la religión ha sido

desaprovechado por las jerarquías de cada confesión. No se ha valorado. Y

señala que no sólo ha pasado en el catolicismo sino que apunta también al

ámbito musulmán. “La primavera árabe fue posible porque las mujeres estaban

allí“, indica sobre el poder de las mujeres, de más del 50% de la población,

para que un hecho social cuajara como lo hizo aquél. “Las mujeres blogueras que

contaron lo que estaba ocurriendo entonces venían del feminismo surgido en los

años 60. Son las musulmanas revisionistas“, explica.

Y de vuelta al catolicismo más cercano a nuestra sociedad, señala

un ejemplo para poner sobre la mesa el trabajo de hecho que llevan a cabo las

mujeres en la Iglesia y que, sin embargo, en la teoría jerárquica, les queda

prohibido. “Galicia es la comunidad que tiene el mayor número de mujeres que

están haciendo más tareas propias de curas porque no hay curas suficientes“. ”Es

absurdo“, vuelve a insistir y deja clara una cuestión desde su visión de la

igualdad entre hombres y mujeres: “Se pierden más los varones jerarcas que las

mujeres porque ellas son más autónomas. Lo han aprendido por necesidad y es así“,

señala.

Junto a ello, esta experta no quiere dejar atrás “las

reivindicaciones desde la religión de las mujeres desde un plano de igualdad en su labor por la

defensa de los más oprimidos“. Y señala, en este sentido, el trabajo llevado a

cabo sobre todo en América Latina y más recientemente en Asia por mujeres

defensoras de la Teología de la Liberación y la Pobreza.

“Todo eso se lo han perdido las religiones”, resume Sanchís,

en referencia al trabajo que ellas han realizado durante años dentro de

las distintas religiones, siempre a la sombra de los hombres.

Religiones dominadas por el patriarcado

Esa sombra se expresa en el patriarcado que ha regido desde

sus inicios a las religiones. “El feminismo es compatible con quienes quieran

deconstruir el patriarcado y acabar con el machismo“, añade esta profesora que

explica cómo “las mujeres han estado discriminadas por las religiones y el Estado”.

Un Estado cuyo papel también es objeto de debate en

este foro sobre ´Religiones y Feminismo´. “No podemos admitir un

fundamentalismo que asuma que una religión es una verdad tan absoluta y perfecta

como para gobernar el mundo y la sociedad“. Son palabras de María José Moruno,

vocal de la Comisión Permanente del Consejo Andaluz de Participación de las

Mujeres e interviniente también en el debate, quien defiende la separación del Estado y la religión.

“La libertad de religión está limitada por los Derechos

Humanos“, recuerda para explicar que las políticas de Estado no debieran dar

cabida a la desigualdad manifiesta entre hombres y mujeres, algo que contraviene

los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en la que ambos géneros tienen los mismos derechos.

Y, sin embargo, las religiones asumen “una política

patriarcal, basada en la distinción de géneros“ en la que también se imbrica lo

que esta profesora llama “la lógica de la subordinación” que impera en

cualquier religión y que explica así: desde que la religión se crea por un Ser

Supremo, el resto son subordinados. Y si la representación en la tierra de ese

ser supremo son hombres, las mujeres bajan aún otro escalón en esa

subordinación.

A juicio de Moruno, la religión “no deja de ser un sistema

de poder“ y, en concreto, ”un sistema de poder basado en el patriarcado,

controlado por aparatos que no incluyen a las mujeres en su jerarquía. Ni

quieren oír hablar de eso“. Y añade: ”Si ahora el Papa Francisco ha dicho que las

mujeres tienen que entrar en la jerarquía de la Iglesia, pues hasta dentro de

cuatro siglos no cambiará nada“, ironiza sobre la progresión del papel de la

mujer en la Iglesia católica.

“Las religiones son obstáculos para la igualdad”

Una visión sobre la desigualdad de género en las religiones

compartida también por un hombre, Casimiro Barbado, profesor de Educación

Secundaria y miembro de Córdoba Laica, que participa en este debate para

analizar cómo desde la escuela se admite el pensamiento de las religiones pese

a ese desequilibrio de igualdad entre hombres y mujeres.

“Las religiones son obstáculos para la igualdad”, tiene

claro este profesor y añade que, además, “el Estado contribuye al mantenimiento

de esta anacrónica situación al no separar la educación de la religión“ como

algo propio sólo del ámbito privado. A su juicio, lo más preocupante es que,

así, en la escuela “se transmiten unos contravalores a la infancia y a la

juventud“, valores religiosos que por su génesis son distantes de la igualdad

de género. “La religión tiene que estar fuera de la escuela” porque, en su

opinión, “atenta contra el derecho de los menores a la formación de su

conciencia en libertad“.

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