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PSOE y PP intercambian el papel de azote y aliado del Gobierno en la antesala de las elecciones andaluzas

El presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, reunió al comité ejecutivo el viernes.

Daniel Cela

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En el programa MasterChef, de Televisión Española, cada concursante se afana en cocinar su mejor tarta, pero a mitad de trabajo los presentadores tocan un silbato y les obligan a intercambiar sus platos y terminar el postre que empezaron sus compañeros. A unos el cambio les beneficia más que a otros, depende de cuán avanzada llevaban su tarta. La repentina llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa ha cambiado súbitamente el paisaje político andaluz, provocando, además, un sorprendente intercambio de papeles entre la presidenta andaluza (PSOE) y el líder de la oposición (PP), a menos de medio año para las elecciones andaluzas.

La última sesión de control al Gobierno de Susana Díaz, que coincidió con la toma de posesión de los ministros, anticipó lo que va a ser la dinámica parlamentaria en lo que resta de legislatura, con una innegable carga de cinismo en el aire: ahora es el líder del PP andaluz, Juan Manuel Moreno, quien exige a Díaz que presente a Sánchez la larga lista de cuentas pendientes del Estado con Andalucía. Y es una lista muy larga, porque la presidenta andaluza se ha pasado los últimos tres años sumando deudas pendientes de todas las carteras del Gobierno central. Sólo en financiación, la factura andaluza a Rajoy supera los 8.000 millones de euros (sin contar la deuda por el déficit de inversiones comprometidas en el Estatuto, que nunca llegó a ejecutarse). Por ahora, a Juanma Moreno se le ve más contento con su nueva tarta que a Susana Díaz.

El PP andaluz y Ciudadanos, los dos perdedores de la moción de censura a Rajoy, van a adueñarse ahora del duro discurso de Susana Díaz contra el Gobierno central y devolvérselo cual boomerang. Un relato reivindicativo, exigente y con cierta dosis de victimismo, que ha monopolizado todas las intervenciones de la presidenta en el Parlamento. Los populares lo consideran una “vieja estrategia de confrontación” y ahora con un presidente socialista en Moncloa, van a invertir las tornas. “Su amigo Pedro Sánchez le ha roto el discurso de la confrontación. Sin gestión en su gabinete y sin ese Gobierno en Madrid que era el causante de todos los males de Andalucía, ¿cuál va a ser su excusa ahora?”, le espetó Moreno a Díaz.

El primer recado es lograr una fecha para el Consejo de Política Fiscal y Financiera, antes de verano, para debatir la reforma del modelo de financiación autonómica, como venía Díaz machacando desde hace meses. El segundo es más complicado: convencer a un Gobierno en minoría que inyecte 16.000 millones de euros a las comunidades, y que 4.000 millones vengan a Andalucía. El PP se adhirió a este acuerdo -sellado de antemano por PSOE, Podemos e IU- cuando el remitente era Mariano Rajoy, y ahora lo va a convertir en su principal caballo de batalla contra Díaz y Sánchez.

“Contradicciones y paradojas”

El jueves pasado, durante la sesión de control, al líder de la oposición a la Junta de Andalucía se le notaba mucho más cómodo en su nuevo rol, con más oxígeno dialéctico. Moreno no ha tardado ni 24 horas en explotar las “contradicciones” de la presidenta andaluza, “la paradoja de que esos Presupuestos Generales que calificó de atropello y castigo a Andalucía, serán gestionados ahora por la que ayer era su consejera de Hacienda [María Jesús Montero]”. A Moreno las ideas le fluyen con facilidad porque la coyuntura política es ciertamente paradójica: en Moncloa se sienta el gran adversario que derrotó a Díaz en la batalla por el control del PSOE, una escena que nadie termina de digerir del todo, y que parece haber generado más entusiasmo en Podemos e IU (incluso en el PP andaluz) que entre algunos socialistas. “¿Cómo no va a alegrarse el PSOE andaluz de que haya un presidente del Gobierno socialista?”, se preguntaba el lunes el secretario de Organización, Juan Cornejo.

En Moncloa, además, se sientan tres ministros andaluces que no han sido elegidos ni propuestos por el PSOE andaluz. Uno de ellos también fue rival de Susana Díaz en las primarias andaluzas de 2013: el ministro de Agricultura, Luis Planas, cuya formación sobre la política agraria europea ha quedado ensombrecida por este fugaz episodio orgánico. Los socialistas andaluces han asistido a los nombramientos de ministros como público, no como protagonistas, y no están acostumbrados a eso. Es la federación más numerosa -45.000 militantes- pero ya no es la más potente ni influyente.

El miércoles por la tarde, Díaz y su gobierno y sus 47 diputados arrastraban los dedos por sus móviles para conocer los nombres de las ministras por Twitter, igual que hacían los parlamentarios de PP, Podemos, Cs e IU. “Mis compañeros del PSOE, Pedro, la ministra de Hacienda, Luis Planas también, sí... para mí es una garantía que Planas y Montero estén en Agricultura y Hacienda. Lo que manda Andalucía a Madrid es bueno para Andalucía”, replicaba Susana Díaz a los comentarios sarcásticos del líder popular. “Sí, se le nota que desprende alegría por todos los poros del cuerpo de ver a Sánchez en la Moncloa, hija”, ironiza Moreno.

Las ministras, en la campaña electoral andaluza

Díaz y su equipo están ya apuntalando el mensaje de que el Gobierno de Pedro Sánchez y los tres ministros andaluces colocan a Andalucía en una situación privilegiada, a pesar de la fragilidad política que tiene el PSOE en el Congreso -84 diputados-, a pesar de que hasta ayer se aplaudía el éxito imprevisto de la moción de censura, pero se pedía entre líneas la convocatoria inmediata de elecciones generales para lograr “la misma estabilidad que hay en Andalucía”.

Una parte del sanchismo andaluz en Ferraz está ya promocionando el relato contrario: que los tres ministros andaluces -Carmen Calvo, Montero y Planas- van a aprovechar esta plataforma electoral para consolidarse como candidatos alternativos a Susana Díaz en Andalucía, en caso de que no salga bien parada de las próximas elecciones. De momento, esta lectura provoca en los aludidos un ataque de risa. Las encuestas de intención de voto consolidaban al PSOE andaluz como primera fuerza antes de la llegada de Sánchez a Moncloa, y ahora prevén ampliar aún más la distancia con sus rivales. En el PP y en Cs también lo creen así.

Aunque haya contradicciones en el relato político de Díaz, dada su reconocida animadversión por Sánchez, todos creen que el Ejecutivo andaluz ha mejorado su situación políticamente. Se está beneficiando indirectamente -y sin necesidad de pedir ni esperar nada- del éxito mediático de Sánchez y sus ministras. Algún dirigente ya incluso verbaliza algo que antes nadie habría pensado: “No nos iría mal ahora que las generales coincidieran con las andaluzas”. Éste no es un escenario previsible, aunque ahora todos sí ven a Sánchez escudando a Díaz en la campaña de las autonómicas. “Mientras dure el suflé, el presidente y las ministras son un potente refuerzo electoral para las andaluzas”, dice un miembro de la Junta.

Vienen los ministros cesantes del PP

Puede que la salida del PP del Gobierno le acarree nuevas tensiones orgánicas a Moreno, ahora que vuelven de Madrid, desocupados, media docena de rivales internos que, de una manera u otra, aspiran a ser más en el PP andaluz. “Preocúpese usted del AVE que le viene ahora de vuelta de Madrid”, le advirtió Susana Díaz a su contrincante. En efecto, el tren de vuelta a Sevilla trae consigo tensiones internas para el PP andaluz, movimientos de fichas en todas las provincias, que empezarán a notarse una vez se despeje quiénes competirán por sustituir a Rajoy al frente del partido [el lunes se convocará la fecha del congreso extraordinario].

Moreno Bonilla mantiene buena relación con dos de los posibles candidatos -la ex vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y el presidente del PP de Galicia, Alberto Núñez Feijoo-, pero estos días se ha cuidado mucho de no evidenciar ningún gesto público de apoyo hacia uno u otro. Se juega mucho, porque en cuanto los aspirantes den un paso al frente, habrá un zigzagueo rápido en las filas y las familias enfrentadas del PP andaluz tomarán posiciones estratégicas. La duda aquí de la dirección regional pendula entre Santamaría o Feijoo. La tercera en liza para sustituir a Rajoy puede ser la ex ministra de Defensa y secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, que en las últimas batallas internas ha ido de la mano de Juan Ignacio Zoido, y que tiene en frente al controlador de la agrupación andaluza, Javier Arenas. Cospedal, dicen en el partido, tiene la habilidad de reagrupar frente a sí distintas corrientes del PP andaluz, sevillano y malagueño que, en el día a día, no se demuestran mucha simpatía.

¿Quién viaja en ese AVE de salida del Gobierno?: El ex secretario de Estado de Interior y ex alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto, que fue el favorito de Cospedal para liderar a los populares andaluces; el ex ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, que ha dado señales claras de seguir maniobrando en el PP de Sevilla; el ex secretario de Estado de Hacienda, José Enrique Fernández de Moya, uno de los muñidores de la crisis del PP de Jaén, que se saldó con una espantada de cargos públicos y militantes del partido hacia Ciudadanos (aunque el ex número dos de Montoro está ahora inmerso en un proceso judicial y de salida de la política); la ex ministra de Empleo, Fátima Báñez, que ya fue tentada para relevar a Moreno en el timón de mando del PP andaluz, y el todavía delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz.

De todos ellos, Sanz es el que mantiene su posición orgánica intacta, porque sus contactos en Madrid le permitieron compatibilizar un puesto institucional con la presidencia del PP de Cádiz. Algunos auguran que maniobrará para volver a ocupar un sillón en el Senado, para tener una posición con vistas preferentes al futuro inmediato del partido, aunque tendría que sustituir a Toni Martín, vicesecretario de Organización del PP-A, que apenas lleva medio año en la Cámara Alta.

El viernes, Moreno convocó un comité ejecutivo extraordinario y designó a Martín coordinador de campaña para las elecciones municipales, y encargó a Elías Bendodo, presidente de la Diputación de Málaga, pilotar la campaña de las andaluzas. A la reunión asistieron casi todos los cargos cesantes del Gobierno de Rajoy, con dos ausencias notables: los ex ministros andaluces que nunca han computado como cuota andaluza: Cristóbal Montoro, ex de Hacienda, y Alfonso Dastis, ex de Exteriores. Junto al líder del PP andaluz se sentó el hombre que no ha dejado de controlar los hilos del partido desde que se marchó a Madrid, y del que ahora todos esperan una presencia mayor por estas latitudes: Javier Arenas.

Juanma Moreno ya es el candidato popular a las elecciones andaluzas, llegará como cartel electoral a los comicios, pero tanto ex dirigente desocupado y con aspiraciones augura un difícil pulso en la confección de las candidaturas electorales. “Querrán entrar los que después de las elecciones aspiren a suceder al presidente, como siempre ha pasado”, dice un veterano del PP andaluz.

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