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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

La Policía detiene al agresor sexual de varias mujeres en el centro de Sevilla

Los tres exjugadores de la Arandina permanecerán en prisión provisional

Alejandro Ávila

Tres mujeres, tres denuncias y hasta tres años de cárcel. La Policía Nacional ha detenido a un joven de 23 años por un delito de abuso sexual, cometido en el casco histórico de Sevilla. La denuncia parte de la trabajadora de un supermercado que, cual Sherlock Holmes, ha reunido pruebas suficientes para que la agresión que sufrió mientras trabajaba no quede impune.

Según su relato a eldiario.es Andalucía, “aquel 13 de noviembre, estaba recargando las estanterías con la mercancía, pero no le quité ojo al tipo, porque estamos acostumbrados a observar a las personas que pensamos que nos pueden robar. Yo no le quitaba ojo, pero la realidad es que él tampoco me lo quitaba a mí. Estaba muy pegado a mi espacio vital y simulaba que estaba hablando por teléfono. En un momento dado, cogí mis guantes para reponer las estanterías, me agaché un poco y noté que me daba un 'puntazo' (un golpe con sus genitales en los glúteos). Di un bote, me giré y vi que ponía cara de tonto. Estuve a punto de darle una torta, porque sabía que no había sido casual”.

Cinco días después, la empleada de la tienda se lo volvió a cruzar en su establecimiento. “Se encontraba en la misma postura, paseándose con el móvil en la oreja. Blanco y en botella: revisé los vídeos del día 13 y comprobé que el 'puntazo' fue queriendo”. Así consta en su denuncia: al revisar las imágenes de las cámaras de seguridad, ven que el agresor simula hablar por teléfono, la mira y “justo en el momento de agacharse la compareciente, se ha colocado a su espalda y de manera intencionada le ha dado un golpe con sus genitales a los glúteos”.

No es la única víctima

Gracias a las grabaciones, la empleada comprueba con sorpresa que la agresión no sólo ha sido deliberada, sino que hay más víctimas. El tipo se rozó con al menos cuatro clientas que “ni se han percatado de lo ocurrido”: dos chicas extranjeras, una mujer que está comprando golosinas a granel y una cuarta a la que persigue por la tienda. La dependienta guarda en su memoria los rostros de las cuatro mujeres y comienza a investigar por el barrio quién puede ser el posible agresor. Sus pesquisas tienen éxito: consigue identificar al supuesto delincuente, la Policía Nacional lo detiene y le imputan un delito de abuso sexual, según fuentes de los propios cuerpos de seguridad.

Para dar mayor solidez a su denuncia, la empleada de la tienda trata de identificar durante más de dos meses a las clientas agredidas. Con éxito: dos de ellas se animan a ampliar la denuncia con su testimonio. La primera lo hace a finales de diciembre. Según consta en la denuncia de la joven que estaba comprando gominolas aquel 13 de noviembre, un tipo la golpeó en el culo con sus genitales. Aquella misma noche, se lo volvió a encontrar por la calle Feria, pero pensó que todo había sido fruto del azar. 

La última denuncia tuvo lugar la semana pasada. Se trata de la mujer a la que el supuesto agresor había acechado por toda la tienda. Según su testimonio a este diario, “se me aproximó una empleada del supermercado y me pidió disculpas: ”perdona que te moleste, pero creo que eres tú la persona a la que llevo un tiempo buscando. Me explicó que aquel día de noviembre, trabajando en el supermercado, un chaval se le había puesto detrás y que la había tocado dándole un 'puntazo'“.

Su relato es conciso: “Aquel día salí a correr y a la vuelta, fui al supermercado. Al salir, me paré a hablar por teléfono en la acera y noté que alguien pasaba por mi lado y se rozaba conmigo. Vi alejarse a un joven y pensé que había sido un roce innecesario, pero no quise pensar que había sido premeditado. Seguí caminando a mi casa y en un túnel, me paré a mirar la cartelera. Noté de nuevo la misma presión, en el culo. Y entonces vi al mismo chico que se había rozado conmigo en la acera unos minutos antes. Le dije que iba a llamar a la policía, pergeñó una excusa y se marchó. Al final, no hice nada, porque no sabía qué denunciar”.

“Naturalizamos delitos contra la libertad sexual”

Lo habitual es precisamente eso: que este tipo de delitos, penados por la Justicia con varios años de cárcel, no se denuncien. Celia Pulido es abogada y pertenece a la asociación Amuvi, que se encarga desde hace casi 25 años de luchar contra la violencia sexual y de género que sufren las mujeres. Como explica la letrada, no se suelen denunciar este tipo de delitos, porque “las mujeres estamos acostumbradas a que nos toquen el culo cuando nos subimos al metro o el autobús. Naturalizamos delitos contra la libertad sexual de las personas: nadie tiene que acercarse a ti ni tocarte tus zonas sexuales sin tu consentimiento. Es decir, minimizamos unos hechos que son claramente delictivos”.

Elena N. Dueñas, letrada de Zarza Abogadas, corrobora las palabras de Celia Pulido. “Las mujeres no denuncian porque, como hemos visto en el caso de la violación múltiple de Pamplona, se acaba cuestionando a la víctima, cosa que no ocurre con otros delitos. Esto se debe a lo naturalizada que está la violencia contra las mujeres, por la sociedad en general y por nosotras mismas. Cuesta reconocer como agresiones o abusos sexuales, conductas que no consisten en una violación. Es un error, ya que es un delito vinculado a la libertad sexual de la víctima y la intención libidinosa del agresor”. Una intención que resultaría clara según las grabaciones y los testimonios de las tres víctimas.

Para Dueñas, este tipo de denuncias son muy valiosas, ya que sin ellas no hay condena, y porque “el agresor sexual se ‘profesionaliza’ y sus agresiones van in crescendo. No llegan un día y violan, sino que van avanzando en su carrera delictiva, porque se sienten impunes. Este tipo de denuncias son muy importantes, para que sean conscientes de que sus acciones son punibles y no vuelvan a delinquir”.

No sólo la presión policial es importante, sino también la social. Desde hace un tiempo, los colectivos feministas de la zona sienten una gran preocupación ante los casos que les van llegando: un acosador por la calle Feria, un detenido por acoso en el barrio de El Tardón, una violación en las urgencias del Hospital Macarena o esta triple denuncia de abuso sexual. Desde el colectivo La Revo, le explican a este diario que su asociación, Mujeres Supervivientes y varios colectivos más han organizado una marcha para el día 16 de febrero. “Queremos informar al barrio de que estamos sufriendo agresiones sexuales y queremos que la gente esté alerta. Que si ven algo raro, no desvíen la mirada ni hagan oídos sordos”. Como, precisamente, no hizo la protagonista de esta noticia.

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