Angelita vuelve a Triana, la historia de la anciana que logró sortear a la burocracia con la ayuda de sus amigos

Angelita, con Asun, en su vuelta a la residencia de Triana

Javier Ramajo

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A Angelita no le han puesto aún la tercera dosis de la vacuna contra la COVID-19 pero poco le importa. Este miércoles regresa a vivir a Triana. Han sido casi dos años de pelea burocrática para que, a sus 86 años, cambie el centro residencial para personas mayores Joaquín Rosillo de San Juan de Aznalfarache (Sevilla) por un lugar mucho más conocido para ella en su barrio de siempre. “Es una superviviente”, dice emocionada Asun que, junto a Rafael, han ido a recogerla. Su constancia y la de todo el equipo de la asociación Elige la Vida ha servido para que, finalmente, Angelita vuelva a Triana y pueda vivir los años que le resten más cerca de los suyos.

Son las 10.00 a las puertas de esta residencia del Aljarafe sevillano, concertada con la Junta de Andalucía y con la que el coronavirus se cebó a comienzos de la pandemia. Ruido de persianas subiendo, gente paseando a su perro y, simbólicamente, unos operarios pintando el paso de cebra por donde debiera salir Angelita. Tranquilidad absoluta en la Plaza Mariana Pineda. Las continuas llamadas de Rafael y Asun han surtido el efecto deseado, el mismo que perseguían las innumerables consultas desde Elige la Vida para ver cómo iba el expediente de Angelita. “Ahora podremos tenerla más cerca y ella vuelve a sus raíces. Su casa está en Triana pero la burocracia deshumaniza y los recuerdos no se bareman en los criterios de selección”, comentan Asun y Rafael antes de que Angelita, en silla de ruedas, atraviese por última vez la puerta antes de volver a la residencia Nuestra Señora de la Consolación.

“¿Qué pasa 'mi arma'?, le dice a Asun en inconfundible expresión antes de estrecharse en un fuerte abrazo. A Angelita se le ve muy contenta por volver a Triana aunque la edad, lógicamente, le pasa factura, según parece querer transmitir, acompañada de sus problemas de audición. Regresa a su barrio, a su residencia, más cerca de algunas pocas amigas y de la gente de Elige la Vida, la asociación que tanto le ayudó a ella y a su hijo antes de su muerte el pasado año. ”La acogida no ha podido ser más buena y Angelita está feliz“, comenta Asun tras llevarla a su residencia. La anciana, durante estos meses, ha trasladado a su gente que quería volver a Triana, que su deseo era regresar a su barrio.

Un viaje de ida y vuelta

Meses atrás queda su vida en San Juan, con las poquísimas visitas que permitían la COVID-19 y con los recuerdos de Triana, esos que Asun y Rafael dicen que no se bareman pero que generan, al tiempo, alegría y nostalgia. Juana, como se llamó en aquella información, pasó por la COVID-19 en la residencia de Triana, que superó como ha superado tantas cosas en su vida, de ahí el calificativo de quien bien la conoce y cuya historia empezó a terminar de torcerse en octubre de hace cinco años, mucho tiempo después de que su marido falleciera y de que ella y su hijo se vieran en situación de calle.

Angelita y su hijo pasaron en 2016 por una situación muy grave. Él tuvo una hipoglucemia debido a su diabetes y lo tuvieron que ingresar en la UCI en estado crítico. La anciana, ante aquella situación, se desmayó y tuvieron también que ingresarla. Cuando le dieron el alta, primero a ella y después a él, la asociación Elige la Vida y los servicios sociales de Triana estudiaron muy bien el caso y la Unidad de Trabajo Social (UTS) decidió ingresarla provisionalmente en una pequeña residencia cerca de su casa (en la calle Castilla) mientras se le tramitara su ingreso en Nuestra Señora de Consolación, al tiempo que seguían trabajando con el chico, que siguió en su vivienda habitual, siempre en Triana, tratándose de la enfermedad mental que tenía, con ayuda de los servicios sociales y de la asociación. Tras muchos trámites burocráticos se le pudo conseguir una plaza en la residencia con el programa de auxilio familiar del Ayuntamiento de Sevilla, puesto que los ingresos de la familia se reducían a la pensión no contributiva de Juana. En este centro de la Avenida de Coria, donde ya pasó tres años y al que ahora ha vuelto Angelita, tiene también plazas de convenio con la Junta de Andalucía.

Un informe a finales de julio del pasado año empezó a devolver las cosas al sitio que nunca debió mover la burocracia. Elige la Vida, dedicada al ámbito de las drogodependencias y la exclusión social en Triana y que forma parte de la federación andaluza Enlace, rogó a la Consejería de Igualdad que Angelita continuara en su plaza de la Avenida de Coria por su “arraigo” en el barrio y por la “red de apoyo que había conseguido y que tiene, y la atención y compañía que presenta, tanto por nuestra entidad como por parte de los Servicios Sociales de Triana”. “Cambiarla de residencia a otra zona que no sea la zona de Triana, su hogar, sería agravar su situación personal y de salud”, insistía el escrito de Elige la Vida del pasado 24 de julio. Cuando a la asociación se le dio cita presencial para presentar el escrito, al margen de las gestiones precedentes, a Angelita ya se la habían llevado.

Después hubo una negativa “verbal” por parte de la Junta al informe finalmente presentado, puesto que la administración había aprobado su traslado al mencionado centro de San Juan de Aznalfarache. Pero la pelea de las personas de Elige la Vida, y la connivencia de las direcciones de ambas residencias, han posibilitado que Angelita viva sus últimos años en su barrio de siempre, enTriana.

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