¿Qué hay detrás del cinematográfico “si no puede pagarse un abogado, se le asignará uno de oficio”?

Elisa y Alberto, en el servicio de letrados de guardia de los juzgados de Sevilla

Javier Ramajo / Daniel Andana

Cada vez son más. Cada uno tiene su razón (una ayuda económica, un reencuentro con viejos compañeros, una salida a la rutina diaria,...) pero los dos letrados del turno de oficio de Sevilla que protagonizan esta información también aluden a la “vocación” y la “labor social” que supone ser el abogado de oficio para aquellas personas que no pueden costearse la defensa en los tribunales de justicia. Como en las películas americanas, pero en la realidad del día a día. “Para mucha gente somos como el teléfono de la esperanza”, aseguran.

08.00 horas. Llegan los abogados al servicio de guardia de los juzgados de Sevilla, que empieza a vivir los primeros movimientos de la jornada a la espera de que llegue la primera conducción desde la sede de la Policía Nacional en Blas Infante. “Antes se decía que los abogados de oficio eran aquellos que empezaban en la profesión o aquello que no encuentran otra cosa, pero eso ha cambiado mucho”.

Explicando sus tareas tratan de alejar la idea preconcebida de ser “los apestados del sistema judicial” que ha rodeado a los abogados de oficio. Ahora existen servicios de guardia específicos (turnos de oficio de menores, violencia de género y extranjería) pero las llamadas guardias ''de juzgados' y 'de policía' son las más cotidianas. El turno acabará con la medianoche, aunque es posible recibir una llamada de madrugada para atender un caso. “Normalmente existe una lista de espera donde se apuntan las solicitudes y se van cogiendo según el compañero que se vaya quedando libre”. Una maratón de casos, cada uno con sus particularidades.

El servicio de guardia de juzgados obliga a los abogados a estar de un lado a otro. Paran poco en la sala que tienen habilitada en el edificio de los juzgados. Son cuatro abogados para 20 juzgados de instrucción. Casi nada. Tras los primeros movimientos del día, y unas dos horas de espera que aprovechan para abordar los asuntos 'privados' de sus respectivos despachos, llegan las primeras llamadas y la sala se queda vacía.

“Sé lo mismo que vosotros”

10:20 horas. Llega la primera llamada para Alberto desde el Juzgado de Instrucción 9. El abogado acude para asesorar a su cliente, un joven acusado de conducir ebrio un coche “prestado”. “Ahora voy a hablar con el investigado sin saber nada del caso; sé lo mismo que vosotros”, confiesa Alberto. El abogado le aconseja cancelar su hoja de antecedentes penales, bastante nutrida al parecer, para poder celebrar juicio rápido y llegar a un acuerdo con el fiscal. Se trata de un caso rutinario y común. Alberto acude a su declaración ante el juez y llevará su caso ya durante todo el procedimiento, a no ser que el investigado elija a un abogado de pago, una cuestión bastante infrecuente.

“El asesoramiento es muy importante. El abogado de oficio puede tener problemas por no ponerse en contacto con el solicitante. Es necesario hasta enviar correo postal para dejar constancia”, asegura entre los numerosos trámites burocráticos a cumplir por los letrados del turno de oficio. “Hay que justificarlo todo”.

“Hoy es un día tranquilo”, dice Alberto, que lleva haciendo guardas de oficio desde hace dos años. Decidió entrar para ayudarse a pagar las cuotas de colegiado pero habla de la “implicación” con los casos que le van llegando. “Ahora tengo 'vivos' unos 15 ó 20 asuntos”, dice de memoria.

Los letrados de los Turnos de Oficio y Asistencia del Colegio de Abogados de Sevilla tienen que cumplir una serie de condiciones de acceso, entre otras estar colegiado y haber estado varios años como ejerciente para poder presentar una instancia ante el Decanato. Desde 2004 se pide, además, haber cursado un máster. Cada vez son más abogados de oficio y cubren unas tres o cuatro guardias al año. No se trata de jóvenes que acaban de llegar a la abogacía, sino que también hay veteranos y completos expertos. Paz Almeida, perteneciente a la junta de gobierno del Colegio, también está de guardia. Y otra cara conocida en la sala de espera, la de Fernando Mellet, exdirector de Mercasevilla y por quién pregunta su abogado, José Manuel Carrión, abriendo la puerta en su búsqueda.

condiciones de acceso

“Económicamente, las guardias no merecen la pena”

A las 11:30 vuelve una letrada del turno de oficio, Elisa, que estaba esperando en el juzgado de guardia de detenidos para poder hablar con el cliente que le había tocado en suerte, en esta ocasión un hombre acusado de violencia contra la autoridad, que se encuentra encerrado. “Hay un calabozo donde coges hasta chinches”, cuenta la jurista, que reclama “una buena inversión en los juzgados” tras estar casi una hora esperando a que le ofrecieran algún dato.

Los abogados también tienen reivindicaciones. Ambos comentan las dificultades para ejercer su profesión entre las guardias, con problemas como el transporte (no cuentan con acceso prioritario para ir en vehículo a las distintas instancias policiales y juzgados) o el hecho de que en las cuotas no se incluye gastos en material fungible o combustible. “Económicamente, las guardias no merecen la pena. Es una cuestión vocacional, una labor social”, señala Elisa. “En 2012 bajó un 10% la cuota, y hasta hoy”, lamentan.

“Estar apuntado al turno de oficio no da ni mucho menos para vivir. A mí me ayuda a salir de la rutina del bufete”, asegura Alberto. “Aquí puede tocarte desde algo sencillo hasta un delito por el que se piden 15 años de prisión. Te encuentras de todo pero normalmente son procedimientos estándar”, cuenta. Por norma general, las personas a las que defienden respetan la profesión del oficiante, un trabajo desconocido y poco valorado por algunas personas, pero que cada año tratan miles de caso que no podrían ser defendidos de otra forma, apuntan los letrados.

También hay tiempo para la denuncia. “En Sevilla, hay un par de despachos de abogados que, a las puertas de los juzgados, a las cinco de la tarde, asaltan a posibles clientes, a la caza. Como en las puertas de urgencias de los hospitales de EEUU, pero aquí mismo”. “Las circunstancias de cada persona son un mundo”. “¿Alguien ha pedido un abogado de oficio?”, grita un funcionario judicial en el juzgado de guardia de denuncias. Para aquellos ciudadanos que así lo necesitan, pueden presentar aquí su solicitud de Asistencia Jurídica Gratuita.

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