Una asignatura llamada 'Ciencia de Tronos'

Carlos Lobato posa en el trono de hierro preparado para la asignatura.

Fermín Cabanillas

Primero, la definición. La gamificación es una técnica de aprendizaje que traslada la mecánica de los juegos al ámbito educativo-profesional con el fin de conseguir mejores resultados, ya sea para absorber mejor algunos conocimientos, mejorar alguna habilidad, o bien recompensar acciones concretas, entre otros muchos objetivos. En ese ámbito, el profesor del IES Campiña de Arahal Carlos Lobato ha dado un paso más, y ha convertido Juego de Tronos en una asignatura. Así, con la complicidad de los alumnos, se han llevado todo el curso escolar estudiando cómo la ciencia puede explicar que los dragones de Daenerys Targaryen escupan fuego, que el fuego valyrio que terminó con el Gorrión Supremo (spóiler) sea verde, o qué contenía el veneno que ingirió Joffrey Baratheon (otro spóiler).

El resultado de todo un año de trabajo son ocho inmensos paneles con todo tipo de explicaciones científicas para dar luz a los misterios de la serie, los tres huevos de los que salieron los dragones de “la que no arde”, y un trono de hierro con materiales reciclados que ha sido la sensación en la feria de la ciencia de Sevilla, donde más de 2.000 personas han visto de cerca el impresionante trabajo de los alumnos de Lobato.

“Explicar la ciencia”

“Buscábamos explicar la ciencia que hay en Juego de Tronos, de hecho el proyecto se llama Ciencia de Tronos, de modo que hemos buscado en las entrañas de la biología que hay en la serie, por ejemplo en los dragones, esas criaturas fantásticas pero que están basada en la realidad”, explica, mientras muestra los detalles de un mural que detalla cómo esos impresionantes animales “están basados en criaturas de nuestro planeta, y de existir serían reptiles, del tipo de huevos con cáscara, con el vuelo basado en el vuelo de las aves, y las escamas son las mismas que presentan reptiles actuales como cocodrilos”. Es verdad que el fuego no lo lanza ninguna criatura del planeta, “pero pudiera ser tan sencillo como que se dé la combinación química con etanol y ácido sulfúrico. Las bacterias y levaduras viviendo en simbiosis dentro del dragón serían el caldo de cultivo perfecto para ello”.

En otro mural se ve la geografía de los Siete Reinos, con mapas tanto de la obra de George R.R. Martin como de Croacia, Irlanda del norte, Islandia o Sevilla, con explicaciones científicas de cómo podría estar en pie sin caerse el impresionante muro de hielo, o da paso a Juego de Lobos, explicando los alumnos la fórmula para, a partir de los canes que conocemos, crear los inmensos lobos que se ven en la pantalla. “Hasta hemos hecho una actualización del cuento de Caperucita, comparando el personaje de de Arya Stark con su loba”, y enseguida, paso a las espadas de la serie, fabricadas con un ficticio acero valiryo, “pero lo hemos comparado con el acero de Damasco y el toledano que darían lugar a distintos tipos”.

Los alumnos han encontrado en la ciencia explicación incluso a ese fuego verde que flota en busca de destruir los barcos que se le acercan, “que también tiene explicación científica, con una mezcla de nitrato, nafta. azufre y cal viva. La diferencia es el color, el verde pero en este mundo también tenemos elementos como boro, cobre o bario que pueden conseguir ese efecto”.

Reciclaje

Las lecturas de este trabajo son muchas, pero aunque se trata de que la ciencia explique algunos de los secretos de la serie, el cuidado del medio ambiente va aparejado con la asignatura, “porque aquí nada se tira, todo se aprovecha”, de modo que el Trono de Hierro se ha fabricado con una silla de plástico que forma parte del conjunto, al que se han añadido “espadas” que tienen la base, entre otras cosas, de los tubos de cartón donde llegaron los tubos de luz instalados recientemente en el centro, que fueron guardados celosamente a sabiendas de que algún día tendrían uso en manos de los alumnos.

Con todo, Lobato ha conseguido con este trabajo implantar una alternativa a los exámenes tradicionales, ya que participar activamente en trabajos como este suma en la nota de los chavales, de modo que, aunque se mantenga los exámenes con cierta normalidad, la nota final depende también de esta actividad práctica. “Se le ofrece a los alumnos participar, se les explica que pueden subir nota trabajando de forma activa, y si no quieren, esa parte de la asignatura no les puntúa”, explica. De todas formas, la mayoría de los alumnos de Carlos se apuntan a todo lo que él propone, a sabiendas de que no sólo les subirá la nota si son disciplinados, sino que participarán en un proyecto que formará parte de la historia de su centro. Ahora, llegan las vacaciones, y Lobato dice que prepara “otro tema que dará que hablar” en septiembre. Habrá que esperar para verlo.

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