Guías turísticos, el aislamiento más largo: los primeros en padecer la crisis del coronavirus y los últimos en superarla

El casco histórico siempre ha sido un atractivo para los turistas en Sevilla

Javier Ramajo

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Los guías de turismo no podían imaginar una primavera tan terrible desde el punto de vista laboral. La pandemia de coronavirus les afecta especialmente, según denuncia Isabel Puerto, miembro de la Asociación Provincial de Informadores Turísticos de Sevilla (APIT Sevilla) y delegada de la Confederación de Guías Oficiales de Turismo de España (CEFAPIT), que representa a unas 20.000 personas en todo el país. Una primavera que no llega que podría alargarse más de lo deseado en un sector tan necesitado de un movimiento geográfico ahora imposible, si bien el colectivo ha conseguido algunos avances en los últimos días.

La cancelación en las últimas semanas de numerosos tours turísticos procedentes de diferentes países les ha llevado, como a tantos otros, a quedarse sin trabajo. El sector del turismo se ha visto duramente golpeado por la crisis sanitaria, más aún en una ciudad como Sevilla que vive tanto de las visitas. Las perspectivas no le son muy halagÜeñas al sector dada la incertidumbre de la situación, tanto en España como en el resto del mundo. Pero a estos guías, pese a la intención de las administraciones de paliar la mala situación, no se les reconoce el cese de la actividad, no pueden acogerse a las ayudas pero siguen pagando su cuota de autónomos.

Es decir, empezaron antes la crisis porque empezaron a dejar de venir turistas de China o Italia, que antes que en España ya tomaban medidas, y previsiblemente serán de los últimos en recuperarse, puesto que el turismo internacional tardará en volver a la tan esperada normalidad.

Ellos empezaron la crisis antes, porque en enero la crisis ya se inició en otros países, dejaron de venir turistas asiáticos, ellos dependen del turismo internacional, las reservas se empezaron a cancelar dos meses antes del decreto de alarma y serán los últimos en recuperarse, porque cuando se levante el confinamiento, el turismo internacional será el último volver. “Somos una actividad de ocio y de cultura, y eso es lo último que se va a recuperar”, señala Isabel Puerto, quien comenta que acaba de contactar con una agencia de viajes que, le aseguran, da el año por perdido.

Sin prestaciones

Sin trabajo, sin ayuda, sin paro. Isabel Puerto explica a este periódico que el decreto del estado de alarma del 14 de marzo en España provocó el cierre de museos y monumentos y la limitación a la movilidad de las personas, solamente de forma individual y por motivos de primera necesidad. “Nuestra actividad, de facto, está suspendida automáticamente”, recuerda, ya que su labor se desarrolla precisamente en esos lugares.

Como trabajadores autónomos, tienen derecho a la prestación extraordinaria, pero se puede solicitar en base a uno de dos motivos, o bien por cese de actividad o bien por reducción en el mes de marzo del 75% de tus ingresos con respecto al promedio del semestre anterior. “Como hemos cesado directamente nuestra actividad directamente, así lo pedimos, pero la mayor parte de las mutuas la deniegan porque dicen que nuestro código en la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE) no está contemplado en la lista de actividades esenciales tras el estado de alarma”, explica, “aunque en ese listado no venga ese tipo de códigos, que son estadísticos y los tiene la Seguridad Social”.

Puerto añade en todo caso que se ha conseguido “revertir la situación” en cuanto a las mutuas, ya que la mayoría de ellas están dando marcha atrás y les están reconociendo la prestación por cese de actividad, aunque queda alguna todavía reticente. La Secretaría de Estado de Turismo, principalmente, ha sido la intermediaria más importante para atender las reivindicaciones del colectivo, aceptadas por las mutuas para subsanar la situación y reconociendo el cese de actividad, en algún caso aunque sea de modo temporal hasta corroborar más documentación, según añade Isabel Puerto, que también alude a la Consejería de Turismo para ayudar a nivel autonómico.

Por otro lado, al no estar en el grupo que tienen las actividades suspendidas, se podría solicitar la prestación por cuestiones económicas. En ese punto, Isabel Puerto expone un caso concreto. “Si en los 13 días de marzo he podido trabajar con varios grupos de turistas pero vengo de una temporada baja de casi cuatro meses de paro o casi paro, ¿cómo hago para que lo que haya obtenido en marzo sea un 75% inferior a lo que he obtenido en los seis meses anteriores si he estado prácticamente cuatro de ellos en paro y tengo un promedio muy bajo?”, lamenta al no poder tener acceso a la prestación por esta vía.

Puerto denuncia esta “situación absoluta de indefensión” ya que, además, abonan “religiosamente” su cuota de autónomos en todos esos meses de temporada baja. Pese a ello, restaría la vía de la prestación por desempleo. “Si llevas muchos años cotizando no por el mínimo sino por un tramo superior para que tener una pensión con la que sobrevivir. Si te das de baja y vas al parto, cuando te des de alta de nuevo no te dejan meterte en el mismo tramo sino por el mínimo de cotización”, explica.

“¿Qué hacemos cuando se acabe el estado de alarma?”

Ante esta situación qué queda, “aguantar el tirón como pueda”, lamenta. “¿Y cuando se acabe el estado de alarma qué hacemos?”, se pregunta ante el incierto futuro del turismo español y extranjero. “La gente no tendrá un duro, porque todo está está afectando mucho, y eso si no tiene miedo a moverse, y además a ver cuándo se acaban las medidas”.

Aunque se están dando algunas reservas “optimistas” para septiembre y octubre, “lo más seguro es que se tengan que posponer”. Además, según relata, “detrás de España vienen más países, por ejemplo de Francia, Alemania o Gran Bretaña, que aquí recibimos muchísimo”. Una compañera de Isabel Puerto ha transmitido así, a través de lengua de signos, la situación que vive el sector:

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