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Teruel y el desafío de hacer cine en 48 horas

Entrega de premios del Rally Cinematográfico Desafío Buñuel de Teruel

Elisa Alegre Saura

Teruel —

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Con 48 horas como plazo para rodar y montar un cortometraje, una lluvia inoportuna, la indisposición de un actor o un pequeño olvido de producción pueden convertirse en un drama. El reto que propone el Rally Cinematográfico Desafío Buñuel de Teruel para los jóvenes cineastas es único en España, y en la segunda edición se ha consolidado como un festival distinto que saca el proceso de creación del cine a la calle en una carrera de fondo con escenarios y elementos turolenses, amor y jamón, que se exportarán ahora al mundo.

La organización había seleccionado los guiones meses antes y los equipos habían tenido tiempo para preparar todo lo posible el cortometraje que tenían que rodar y montar en dos días. Así que la planificación, en este caso, lo es todo, porque la cuenta atrás comenzó con un festivo pistoletazo de salida en el centro de la ciudad, como si de un Gran Premio se tratara.

Equipados con distintos colores y con sus actores y actrices principales como emblema, los equipos se presentaron y comenzaron 48 horas en las que algunos tendrían que improvisar ante una inesperada riada en uno de sus escenarios, otros adaptarse a indisposiciones de actores de última hora o el vértigo de tener que rodar algunas escenas solo una vez por descuidos de producción.

Ninguna incidencia que no se pudiera resolver, explicaba Esteban Pimpi López Juderías, el director del festival, en la gala final en la que se dio a conocer que el ganador era Sobre Ruedas, un corto de Rubén Pascual. En él cuenta la historia de Francisca, interpretada por Verónica Forqué, que es una anciana acostumbrada a hacer todo lo que ha querido en su vida, y de Silvia, una adolescente que quiere ser actriz y no le dejan.

Ambas actrices son las caras principales junto a Mariano Venancio de este corto rodado, entre otros lugares, en la plaza del Torico. Allí el equipo convivía con los transeúntes que paseaban por la calle y los niños jugando alrededor de la fuente, trabajando ante la expectación de los vecinos que desde las sillas de las terrazas callaban cuando les pedían silencio, justo antes de gritar acción y oir el sonido de la claqueta.

En Teruel, estos días se ha hecho cine en las calles y en las casas y comercios, que han cedido los vecinos de manera desinteresada, mientras que otros se han convertido en actores por unos días para nutrir de figurantes a todas las obras.

El festival demuestra que esta provincia es tierra de cine, la que vio nacer al genial cineasta Luis Buñuel, en cuyo honor se organiza la cita que homenajea también a la ciudad y exporta su imagen. Y es que los responsables de los cortos rodados durante el festival pueden moverlos después por otros festivales donde se proyectarán y optarán a premios. Es el caso del corto ganador del año pasado, Amove, que ha viajado por China, Latinoamérica o Canadá, como recuerda López Juderías.

El origen

La idea del festival surgió a imagen del que se realiza en Guanajuato (México), que fue el país invitado en la pasada edición, al igual que este año ha sido Turquía. Cuenta con el patrocinio principal del Gobierno de Aragón, que vio en esta cita una manera de apoyar la creatividad y el talento que hay en el cine, según explicaba la consejera de Cultura aragonesa, Mayte Pérez.

La tierra de acogida de Buñuel al otro lado del océano también quiso repetir en esta edición, y por ello han competido dos equipos internacionales y cuatro nacionales: Amor constante más allá de la muerte, de Miki Barrera; Justo a tiempo, de Íñigo Floristán; Llamantes, de Manuel Rodarte de Alba (México); Por amor al jamón, de Jessica Díaz; la cinta ganadora, Sobre ruedas, de Rubén Pascual Tardío, y The Possible Impossibilities de Zeynep Arisoy y Halit Eke (Turquía).

Los trabajos han contado con actores y actrices profesionales como Verónica Forqué, Mariano Venancio, Beatriz Rico, Eloi Yebra, Santiago Alverú y Andrea Dueso, así como decenas de figurantes de la ciudad. La actriz Ruth Gabriel, que el año pasado participó actuando en uno de los cortos, ha sido en esta ocasión la presidenta del jurado.

El ganador ha conseguido un premio de 5.000 euros y una cámara profesional, y el festival también ha reconocido el trabajo de otros cortos por su dirección, fotografía, o montaje, entre otros. Unos premios que sobre todo reconocen talento, sometido a examen en 48 horas.

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