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Los vecinos ponen la primera piedra para la supervivencia del castillo de Montearagón

Antonio Turmo, presidente de la Asociación Amigos de Montearagón, durante una visita guiada.

Miguel Barluenga

Huesca —

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El impulso vecinal y la concienciación de las instituciones sostienen la supervivencia del castillo de Montearagón, que durante este 2020 libra su batalla más decisiva en siglos. Este Monumento Nacional, así calificado desde 1931, amenazaba ruina y en unos meses comenzarán las obras de rehabilitación en las que el Ministerio de Cultura invertirá 1,5 millones de euros. Vigila desde hace un milenio Huesca y su comarca a lomos de un cerro de la localidad de Quicena; el impulso del Ayuntamiento y la Asociación de Amigos del Castillo velan a su vez por su cuidado y han iniciado labores de limpieza y desbroce.

A la expectativa del retraso que conlleve la crisis del coronavirus, la campaña ya ha arrancado y comenzó a desplegarse el fin de semana del 7 y 8 de marzo con visitas guiadas y la implicación de todos los vecinos del pueblo. Los días 18 y 19 de abril está prevista otra convocatoria y el programa se completa por el momento con una romería, el Día de Monteraragón el 7 de junio y una competición atlética y en bicicleta en septiembre. Poco a poco, el monumento va recuperando la preeminencia de la que gozan construcciones similares y los oscenses dejan de vivir a sus espaldas a pesar de que puede otearse desde varios puntos de la capital.

Las obras ya inminentes se enfocarán a labores de consolidación del cerro sobre el que se asienta y en el antemuro que lo rodea, que en parte se ha echado a perder. No suponen una mejora integral de la propia estructura del castillo pero son “imprescindibles”, como explica la Asociación. Está previsto asimismo la retirada de buena parte de los escombros de obras que se llevaron a cabo en el siglo XIX y que se encuentran en el patio, delante del claustro. Esos cascotes empujan la muralla hacia afuera y obturan los canales de desagüe; la humedad empapa el subsuelo y provoca la inestabilidad de la construcción.

Hace casi un año, unos vándalos menores de edad realizaron pintadas en el castillo y fueron condenados a pagar 15.000 euros, el coste de unas tareas de limpieza para las que hubo que recurrir a técnicas costosas y complejas.

Bastión de la conquista de Huesca

Los trabajos de consolidación del terreno sobre el que se asienta la fortaleza están licitados por un valor de 1,5 millones de euros y un plazo de ejecución de 14 meses. El castillo de Montearagón, erigido por el rey Sancho Ramírez en el siglo XI para la conquista de Huesca, fue también abadía y acogió un retablo mayor que ahora se expone en el Museo Diocesano de Huesca y el sepulcro del rey Alfonso I el Batallador, que yace hoy en una de las capillas del claustro de la iglesia de San Pedro el Viejo.

El objetivo final de la intervención reside en garantizar la supervivencia del castillo y alterar lo menos posible su imagen romántica, mantener su estabilidad y frenar el proceso de degradación. Asimismo, los trabajos darán lustre a espacios de la fortaleza deteriorados y ocultos por los rellenos de escombros con los que, a lo largo de los años, se ha tratado de impedir su deterioro. A medio plazo, estas obras facilitarán las visitas al recinto, otro de los atractivos perdido e imposible durante todas estas décadas.

El Ayuntamiento de Quicena también reivindica la inclusión del castillo en la Ruta de los Panteones Reales promovida por el Gobierno de Aragón y junto a San Juan de la Peña, San Pedro el Viejo y Santa María de Sijena.

La inversión en los últimos 20 años ha sido muy escasa, pues solo se han realizado mejoras en el tejado y el suelo de la abadía del castillo. Para Antonio Turmo, presidente de la Asociación de Amigos del Castillo de Montearagón, “lo primero que hay que abordar son los problemas geológicos del cerro sobre el que se levanta la fortaleza, ya que los movimientos de tierras pueden afectar a sus ruinas. Después será el momento de pensar en la estructura del castillo”.

Turmo recalca que es “de justicia” que el Gobierno aragonés incluya este castillo en la Ruta de Panteones Reales. “Se encuentra en la misma situación que Sijena porque ambos fueron panteones, pero por dos circunstancias no alojan restos reales. En el caso de Montearagón fue una exhumación ordenada en el siglo XIX y en el de Sijena, una destrucción intencionada dentro del contexto de la Guerra Civil”, explica.

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