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Horarios racionales contra el síndrome postvacacional

Septiembre es el mes de la vuelta a la rutina

Ana Rodríguez / Ana Rodríguez

Zaragoza —

Septiembre, la vuelta al trabajo y a las tareas cotidianas trae consigo algo de apatía, de tristeza, de falta de concentración, de nerviosismo e incluso dificultades para dormir. Son los síntomas del síndrome postvacacional asociado al cambio de hábitos. Según los psicólogos, estos síntomas no duran más de 15 días aunque en algunos casos la vuelta al trabajo puede acarrear ansiedad, dolor de cabeza, malestar o insomnio que se prolongan en el tiempo.

“Y esto lo sufren las personas, que son lo más importante, pero también lo padece la economía, ya que afecta a los ratios de productividad de las empresas”. Así se expresa José Luis Casero, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles.

Ocurre en todos los sectores, aunque muy pocos lo tienen en cuenta. “Los deportistas, por ejemplo, al volver de sus vacaciones de verano tienen que pasar una pretemporada antes de reanudar su actividad normal. Y eso que se trata de personas que están en forma y que, en principio, no dejan de hacer deporte en vacaciones”, comenta. “En esta línea, los que trabajamos en otros ámbitos también tendríamos que hacer una pretemporada que rompa ese síndrome postvacacional y retomar nuestro trabajo en mejores condiciones”, asegura.

Esa pretemporada comienza ya durante las vacaciones. “Por eso es conveniente adelantar la vuelta a casa con tiempo para adaptarse a la nueva realidad y así disponer de un periodo de tránsito antes de empezar a trabajar”, aconseja José Luis Casero. En esos días es importante comenzar a levantarse pronto y retomar las tareas de forma gradual.

Una vez incorporados al trabajo, para el presidente es fundamental cumplir los horarios. “La puntualidad es básica, porque si somos escrupulosos con nuestra hora de llegada nos resultará más fácil serlo también con la de salida. De este modo no estiraremos la jornada más allá de lo necesario”.

Otro consejo pasa por aprovechar el tiempo y evitar las distracciones en la oficina. “Ocho horas dan para mucho y deberían ser más que suficientes para cumplir nuestras tareas y no acumularlas”. Según Casero, “todo esto nos permite cumplir con nuestro horario de trabajo, terminar a una hora adecuada, conciliar la vida familiar y laboral y, sobre todo, tener más tiempo de descanso”.

Las empresas también pueden facilitar esta transición del descanso a la actividad productiva adoptando unos horarios más racionales. De hecho, muchos centros de trabajo que adoptan el horario de verano lo prologan también durante el mes de septiembre. “A la larga es una medida estructural, porque hay que trabajar la conciliación de la vida laboral y personal durante todo el año”. La conciliación, dice, significa productividad ya que el trabajador está más fresco, más feliz, y rinde más“.

No se trata de trabajar menos ni de reducir los horarios sino de concentrarlos, como hacen en otros países europeos. Según datos de la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe), España es el segundo país de la UE que más horas trabaja, por detrás de Grecia, y sin embargo es el décimo en productividad. “Lo que demuestra que alargar la jornada laboral no mejora los resultados empresariales”, apunta su presidente. 

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