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Óscar Moret, agricultor: “Aun con las medidas adoptadas, en el campo seguirá faltando mano de obra”

Óscar Moret, en la tractorada que tuvo lugar en Zaragoza a principios de marzo.

Ana Sánchez Borroy

Zaragoza —

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Recoger la cereza, una de las primeras frutas en madurar cada verano, en estado de alarma complica las cosas. Los sindicatos agrarios estudian estos días el Real Decreto publicado esta semana para flexibilizar la contratación de temporeros con cierto escepticismo. Óscar Moret (Almudáfar, Huesca, 1974) es propietario de una explotación de cerezos y co-responsable de Fruta de UAGA Aragón.

¿Las medidas aprobadas esta semana por el gobierno permitirán salvar la campaña de fruta de este año?

Nosotros tenemos tres problemas de mano de obra, básicamente. El primero sería la contratación de la gente que trabaja habitualmente aquí, pero está fuera del país. Otro es la gente que está en el país, pero en otras comunidades autónomas. En tercer lugar, estarían los contratos en origen que solían hacerse desde otros países para unos meses. Desde luego, con el último decreto, los que están fuera del país y las contrataciones en origen siguen siendo imposibles. Para el resto, la movilidad también sigue limitada. ¿Qué trabajo estamos haciendo nosotros? A cada agricultor le estamos preguntando qué parte de su plantilla del año pasado está aquí, fuera de la comunidad o fuera del país. Con esos datos y con las bolsas de trabajo que hemos elaborado estos días, queremos saber exactamente cuánta gente de la que nos falta tenemos a disposición con el decreto de esta semana. Porque entendemos que una prioridad es mantener la seguridad sanitaria en las explotaciones y en los pueblos, pero también nos parece que otras prioridades serán hacer frente a coger las cosechas e intentar que las explotaciones, que ya están debilitadas por la crisis de precios, sobrevivan después de esta crisis. Al final, si conseguimos los dos primeros objetivos, pero las explotaciones se van al garete, este sector que ahora sí parece estratégico tampoco va a sobrevivir. El puzle es difícil de montar; cuando hagamos las cuentas, nos daremos cuenta probablemente de que nos sigue faltando mano de obra. Además, surgirá un problema más: ¿Cómo movemos la mano de obra disponible hasta los pueblos y, luego, de los pueblos a las explotaciones? La mayoría de los parados no estarán en mi pueblo, sino en Zaragoza o Lleida, ¿cómo desplazamos a esa gente a las explotaciones, en caso de que quieran venir? Una vez hecho ese trabajo, podremos valorar si el decreto de esta semana cubre o no nuestras necesidades. Creemos que no va a ser así y que tendremos que pedir otras medidas, como la regularización de más gente que esté en situación irregular, que muchos sí están localizados en el territorio… No sabemos cuál va a ser la solución.

También hay mucha polémica con los trabajadores afectados por ERTE...

Sí, entendemos que la gente en esa situación mantiene su puesto de trabajo, el ERTE es transitorio, con lo que determinados sectores el día 26 podrían volver a movilizarse o incluso a recuperar a sus trabajadores a sus puestos. Entonces, esa gente que podría paliar esta carencia de mano de obra durante cinco o seis días, tampoco nos serviría para nada después.

En su caso, por poner un ejemplo, ¿qué parte de su plantilla está en cada una de las tres situaciones que comentaba?

En el momento de máxima punta de faena, en mi explotación llegamos a estar diez personas y yo. Ahora mismo, estamos cuatro trabajadores y yo mismo. Lo que hacemos es que yo me voy a un sitio solo con el tractor, dos trabajadores se van en un coche, con la mascarilla y los guantes a una zona y los otros dos, a otra. Afortunadamente, tenemos mascarillas porque nosotros tenemos un chaval de Senegal que lleva mascarilla durante todo el año, desde hace cinco. Le tomábamos el pelo y lo llamábamos Michael Jackson; ahora vamos los cinco con la mascarilla, así que ahora bromeamos con que somos los Jackson Five... (risas) Pero, claro, no todo el mundo tiene mascarillas disponibles como nosotros (risas). Y, al salir de la finca, también nos reímos diciendo que parecemos la familia real, porque vamos cinco personas en tres coches. Todo esto, lógicamente, incrementa los costes. Y es un problema, porque no todo el mundo tiene coches. De los seis trabajadores que me faltan, uno está en Valencia, otro en Almería, uno en Francia y dos en África. Al final, creo que a todo el mundo le falta en torno a un 40% de la plantilla. ¿Dónde vamos a encontrar a esa gente? Creo que tendremos que optimizar mucho este año en puestos de trabajo. Lo que pasa es que la cereza, que es mi caso, requiere mucha mano de obra. Si llevas menos gente, la cereza va a madurar más.

Con ese 40% de plantilla, en Aragón, ¿de qué cifras estaríamos hablando?

Calculamos que en otras campañas hay unas 15.000 personas en el campo y que, por cada dos personas en el campo, hay una más en el almacén de recogida. Por tanto, hacen falta entre 22.000 y 25.000 personas. Por eso decía que no sé si hay tantas entre parados, menores no acompañados en edad de trabajar, personas afectadas por ERTE... También entiendo que una persona que esté en un ERTE y cobre un 70% de un salario alto no esté dispuesto a venir. Le decía a un amigo que no creo que vengan a recoger fruta muchos abogados e ingenieros informáticos, por mucho que estén de ERTE.

Más allá de los ERTE en trabajadores bien remunerados, ¿tenéis dudas de que incluso los parados se resistan a acudir a las explotaciones? 

Sí, y también por el problema de seguridad. En 2008, con la crisis económica, se lanzó también una bolsa de trabajo para parados en Lleida. Se pedían 10.000 personas y se acabaron apuntando 400 y eso que en ese momento no teníamos el problema de alerta sanitaria actual. Porque hay que tener en cuenta que, si estás en Zaragoza y vienes a mi explotación, tengo ya a cuatro personas viviendo en una casa. Si todos ahí están bien, no hay problema; pero si acuden cuatro personas más para convivir y vienen de cuatro sitios diferentes, es un puzle sanitario complicado.

¿Hay margen para subir algo los salarios para que haya más gente interesada?

Ahí tenemos otro problema. Tendríamos que pedir algo de implicación al sector comercial de la fruta de este país, teniendo en cuenta que esto es una situación de emergencia. Nosotros tenemos una responsabilidad, aceptamos que somos necesarios, al igual que los sanitarios; entiendo que la cadena de distribución de alimentos tiene que estar en funcionamiento. Pero, claro, vamos a incrementar los gastos de producción sólo con las condiciones impuestas por seguridad sanitaria... Probablemente, se acabarán incrementando los salarios, porque en el momento en el que a alguien le falten trabajadores, ofrecerá sueldos por encima de convenio. Si el sector comercial no entiende que el beneficio del 500% en los lineales debería repartirse este año entre todo el mundo, lamentablemente, el sector estratégico de la producción de alimentos corre el riesgo de desaparecer. Ya llevamos todo el invierno de manifestaciones. En algunas reuniones con instituciones se habla mucho de patriotismo, pero es que ese patriotismo tiene que ser compartido. Si el dueño de Mercadona gana un poco menos este año tampoco pasaría nada. Si se repartiese esto bien, los consumidores que están confinados también podrían disponer de precios algo más contenidos. Nuestra premisa siempre es coger la fruta del árbol, es algo ya emotivo, aunque perdamos dinero.

Más allá del incremento de costes que puede suponer cumplir con las medidas de seguridad sanitaria, ¿es posible cumplirlas en todas las explotaciones? 

El primer problema que teníamos hasta ahora eran las mascarillas. Esta semana parece que ya empiezan a circular algunas, aunque no sé si todas cumplen la legislación. Claro, también entendemos que, en este momento, los equipos de protección individual (EPI) tienen que ir en primer lugar a la sanidad, que son los que están al pie del cañón. Nosotros, en este momento, todavía nos podemos distribuir en diferentes zonas de la finca, pero en cuanto empecemos la recolección será mucho más complicado. Y aún más difícil, por no decir imposible, es llevar sólo dos personas en cada coche de cinco plazas y tres en los de nueves plazas. Con las máquinas que se utilizan para clasificar fruta, la gente trabaja a medio metro de distancia. Espero que, tal y como vaya avanzando esto, el problema sanitario vaya disminuyendo y todo se vaya regulando. Pero las cerezas de Mequinenza hay que recogerlas muy pronto. 

Hace poco más de un mes, los agricultores estabais en la calle preguntando a modo de protesta quién te dará de comer mañana, ¿cree que la pandemia ha servido para dejar aún más constancia de que el sector primario es esencial?

Creo que sí se han concienciado los consumidores, incluso nosotros nos hemos concienciado más de nuestra importancia. Y, en el debate sobre el modelo de la agricultura familiar o las superfincas, en este momento, quien está dando el callo en las explotaciones son los autónomos agrarios, las explotaciones familiares. Estamos aquí por una sencilla razón: porque vivimos aquí. No necesitamos que nos traigan 8.000 personas de otro sitio para hacer nuestro trabajo. No quiero decir que el otro sector tenga que desaparecer, pero la soberanía alimentaria la están aguantando las explotaciones familiares. Incluso en seguridad, tener hoy a 300 personas juntas en una explotación es mucho más difícil de gestionar que en las pequeñas o medias explotaciones.

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