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Las fortunas de los ricos aragoneses se disparan en más de 7.000 millones durante la crisis

El número de declarantes del Impuesto de Patrimonio ha pasado de 5.524 a 12.741 en cinco años en la comunidad.

Eduardo Bayona

Zaragoza —

La crisis ha resultado rentable para los pocos miles de aragoneses que poseen las principales fortunas de la comunidad, que han visto cómo su riqueza aumentaba en más de 7.000 millones de euros entre 2011 y 2016, según indica la Estadística de los Declarantes del Impuesto de Patrimonio que acaba de hacer pública la Agencia Tributaria.

Las propiedades y fondos de todo tipo declaradas en este impuesto pasaron en esos años de 13.710,9 millones de euros a 21.009, un avance del 53,2 % que pulveriza el experimentado en ese mismo periodo por el PIB, que pasó de 33.917 a 34.368 millones (1,3 %), y también el de la renta media, que según la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística (INE) creció solo un 4,16 %, de 12.327 a 12.841 euros anuales.

Lo datos de Hacienda vienen a confirmar las contradictorias tendencias económicas que se han asentado en Aragón a partir de la crisis, con récords simultáneos de creación de riqueza y generación de pobreza y con una brecha social que continúa abriéndose de manera casi constante.

En ese lustro, los bienes declarados en el Impuesto de Patrimonio en Aragón pasaron de equivaler al 40 % del PIB autonómico a alcanzar un 61,12 %, un avance de veinte puntos con el que se acerca a los dos tercios del valor del volumen de negocio de la comunidad.

Más de un tercio del patrimonio queda exento

El Impuesto de Patrimonio, cuya presión fiscal se reduce en la práctica al 0,28 %, fue recuperado en 2011 después de tres años de suspensión en plena crisis y con una regulación que exime de tributar a los propietarios de bienes mobiliarios e inmobiliarios valorados en menos de 700.000 euros y que incluye exenciones de hasta 300.000 euros por la vivienda habitual.

Esta última partida alcanza los 1.273 millones de euros en Aragón, casi una cuarta parte del patrimonio inmobiliario declarado: 5.303,7 en inmuebles urbanos y 142,5 en fincas rústicas.

Estas exenciones, junto con otras como las que afectan a los 5.422 millones en acciones de grupos empresariales cuyos tenedores forman parte de los consejos de administración (son 2.263 personas, 727 más que en 2011), eximen de tributar por un montante de 7.856 millones (el 37,9 % de lo declarado), lo que reduce la base imponible a 13.153.

Tampoco es que la presión fiscal sea elevada para los bienes por valor de 13.153 millones de euros cuyos dueños tuvieron finalmente que pasar por caja, ya que la cuota final, es decir, la recaudación, se situó en 42.054.847 euros: un 0,3 % para la parte sujeta a tributar y un 0,2 % para el conjunto de los patrimonios; es decir, un euro de cada 333 o uno de cada 500.

La mitad, en participaciones empresariales

El grueso de las fortunas aragonesas, más de la mitad, se concentra en valores de empresas y participaciones, que suman 11.549 millones de euros, 2.767 de ellos en sicav. El dinero en efectivo en cuentas bancarias suma otros 2.306, a los que se añaden 204 en deuda pública y 133 en productos bancarios.

Otros 486 millones se encuentran en seguros y rentas y 459 más en derechos reales y otras opciones contractuales.

Uno de los principales focos de inversión de los ricos de la comunidad se ha concentrado en el ladrillo, apartado en el que el patrimonio declarado ha pasado en cinco años de 2.095 millones de euros a 4.030, al que se suman los 1.273 exentos. Eso hace un total de 5.303 que equivale a la cuarta parte de la riqueza que acumulan.

Resulta llamativo que solo inmuebles valorados en 413,7 millones de euros, apenas el 7,5 % de las propiedades inmobiliarias declaradas, estén dedicados a actividades económicas (314 de ellos exentos de tributar). No obstante, la cifra supone un avance de 170 (70 %) en relación con el ejercicio de 2011.

Por último, los llamados “bienes suntuarios” han pasado de sumar valores por 15,2 millones a hacerlo por 26,5. El grueso de estos últimos (23,4) tienen forma de joyas, pieles o vehículos de lujo tras estar cerca de duplicarse este tipo de inversiones en cinco años. La compra de joyas y antigüedades es mucho menor y ha crecido menos: suman 3,04 millones de euros, apenas 700.000 euros más que en 2011.

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